Desde hace más de veinte años la comunidad de Huaycán, ubicada en el distrito de Ate, aspira a ser una jurisdicción municipal independiente. Como un nuevo intento para concretar este deseo, en enero del 2017 la Comisión Permanente del Congreso aprobó el dictamen que declara de interés nacional la creación del distrito de Huaycán, pero hasta el momento no se ha logrado formalizarla.
La Secretaría de Demarcación y Organización Territorial, adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), inició hace siete meses la elaboración del expediente técnico, pero un grupo de vecinos del sector Horacio Zeballos pidió una consulta popular para seguir adelante con el proyecto. “Nos dijeron que (la consulta popular) podría realizarse en noviembre de este año. Yo creo que, en general, seguir dividiendo el territorio nacional es complicado; sin embargo, en el caso de Huaycán, es necesario porque tiene más población que algunos distritos del país y la gran necesidad de mejorar la calidad de vida de sus habitantes”, precisa Úrsula Letona, congresista de Fuerza Popular y autora del proyecto legislativo.
Según la parlamentaria, “la distritalización de Huaycán no demandará un gasto adicional”, pues su presupuesto se sostendrá con lo que tributan sus pobladores a Ate y las transferencias del Estado.
Situaciones como esta llevan a la discusión sobre la creación de distritos o la integración de los ya existentes en la capital [43 distritos que dependen administrativamente de sus comunas y de la Municipalidad de Lima] para mejorar la gestión municipal. En una reciente encuesta de El Comercio-Ipsos, solo el 29% de limeños consideró que integrar los distritos es lo más conveniente para el desarrollo de la capital. El 50% señaló que mantener el número actual de distritos es lo mejor. Un 17% cree que se deben crear más distritos.
El urbanista Angus Laurie, en una columna publicada en este Diario, señaló que algunas consecuencias de la fragmentación municipal en Lima son la desigualdad entre distritos del presupuesto por habitante.
“Por ejemplo, San Isidro tiene un presupuesto anual por habitante 27 veces mayor que el de San Juan de Lurigancho. El resultado es una división entre algunos pocos distritos que tienen un estándar de vida parecido al del Primer Mundo, mientras que otros están en vías de desarrollo”, indicó.
—Problemas limítrofes—
La distribución territorial de Lima difiere de la división política de otras capitales latinoamericanas, incluso la mayoría de los límites territoriales de la capital no están definidos.
A inicios de este mes, el Instituto Metropolitano de Planificación (IMP) –entidad encargada de conducir el proceso de demarcación en la ciudad– indicó a este Diario que solo tres distritos (Breña, Jesús María y Los Olivos) tienen límites definidos, mientras que el resto de comunas reporta límites parciales, descripciones antitécnicas para la configuración actual de su territorio o incluso sus leyes de creación no abordan algún tipo de demarcación territorial.
El IMP señaló que 23 colindancias (de las 127 colindancias limítrofes que tiene Lima) son altamente conflictivas y otras 24 registran algún tipo de conflictividad, como la que existe entre Independencia y San Martín de Porres.