Ella Krebs en el taller de la escuela de Bellas Artes, en 1951, el año en que egresa con el primer puesto de su promoción. (FOTO: Archivo familiar)
Ella Krebs en el taller de la escuela de Bellas Artes, en 1951, el año en que egresa con el primer puesto de su promoción. (FOTO: Archivo familiar)
Enrique Planas

En añejos cartapacios, su madre guardaba una notable colección de recortes periodísticos. Allí se encuentran los sueltos de prensa que reportan desde su primera exposición, en 1951, en la galería del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, hasta los textos de recordados críticos como Juan Acha, que le animaban a profundizar en los caminos de la abstracción escultórica. Con esta detallada fuente de información, Fieta Jarque organiza la muestra “La Mano de Ella”, reuniendo en la sala de la Galería del C.C. Inca Garcilaso obras de distintas etapas. No busca un hilo cronológico: más bien propone una lectura de relaciones pictóricas, confrontando distintas etapas, con el propósito de ver el trabajo de Ella Julia Paula Krebs Gargurevich con la distancia que supone una obra completa. “Mi madre ya no pinta. No puede ver muy bien. Digamos que su obra está cerrada”, señala.

Para Jarque, ser curadora del trabajo de su madre, resulta un privilegio, un placer, a la vez que una obligación. “El hecho de haber vivido con ella en el mundo del arte me permite aproximarme con mayor facilidad a su trabajo”, explica. Así, la curadora pone en contexto la colección familiar, aportando documentación reveladora. Se exponen críticas de época, algunas de ellas especialmente machistas para con una joven que abrazaba la abstracción: “Tiene cualidades masculinas aunque no por ello pierde su feminidad”, señala alguno. Es la época cuando José Sabogal había dejado la dirección de Bellas Artes y era reemplazado por Ricardo Grau, quien acababa de volver de Europa. “Entonces la escuela se europeizó y se despolitizó. Si bien tanto Grau como y Ugarte Eléspuru se habían distanciado de la abstracción, a mi mamá sí le interesó”, explica Jarque. Es por ello que la joven Ella Krebs, primera de su promoción, sigue con atenta la primera exposición de Fernando de Szyszlo y decidió seguir esa misma dirección. “En 1961, mi madre recibió el Premio Nacional Ignacio Merino de Fomento a las Artes por tres cuadros abstractos (titulados Tiempo, Diálogo, Concierto). Dos de ellos están expuestos en la muestra y el tercero forma parte de la colección permanente del Mali”, señala.

"Retrato de Hilda", pintado por Krebs en 1954. La abstracción ya asoma bajo la línea del dibujo. (Foto: Archivo familiar)
"Retrato de Hilda", pintado por Krebs en 1954. La abstracción ya asoma bajo la línea del dibujo. (Foto: Archivo familiar)

Ella Krebs descubrió en la abstracción un cauce que condujo toda su obra, pero con diferentes afluentes. Por ejemplo, en diálogo con el crítico Juan Acha y del grupo Arte Nuevo, a fines de la década del 60, ella aparca su trabajo abstracto para tentar el arte cinético. “En 1968, Ella expone cuadros de esta corriente así como de Op Art, siguiendo la estela de los venezolanos Carlos Cruz Díez y Jesús Soto. Recuerdo que mi mamá tenía en su taller un rollo de malla metálica. Y descubrió que mirando a través de las diferentes capas del material, se producían una serie de vibraciones visuales. Y pensó jugar con eso”, recuerda la curadora. Si bien Juan Acha escribió una celebratoria crítica sobre la muestra presentada en la Galería Fundación para las Artes, esta no fue muy entendida por el público y pasó inadvertida al tristemente coincidir con el golpe de Estado del general Velasco.

"Allpa Kallpa", escultura textil realizada en tecnica mixta. Realizada en 1976, pertenece a la colección del MALI (Foto: Archivo familiar)
"Allpa Kallpa", escultura textil realizada en tecnica mixta. Realizada en 1976, pertenece a la colección del MALI (Foto: Archivo familiar)

La siguiente etapa de la artista está definida por los tejidos. Ya en la década del setenta, su producción se concentra en lo que Ella Krebs denomina “fibroesculturas”, piezas escultóricas de grandes dimensiones hechas de diversos materiales textiles: hilos, sogas, lana virgen, fibras naturales, acercándose a las tradiciones ancestrales del textil en el Perú. En 1975 expuso sus tapices en Fórum, galería que representó su obra hasta su última muestra individual, trenta y cinco años más tarde. Poco después viajó a México, donde expone en la Galería Kin, especializada en tapices contemporáneos. “Allí fue donde explosionó su creatividad. En México hizo la mayoría de sus grandes fibroesculturas”, explica Jarque.

realizada en 1976, "Qeswachaka", escultura tejida inspirada en el milenario puente andino. Expuesta originalmente en Buenos Aires, actualmente la obra está desaparecida.  (Foto: Archivo familiar)
realizada en 1976, "Qeswachaka", escultura tejida inspirada en el milenario puente andino. Expuesta originalmente en Buenos Aires, actualmente la obra está desaparecida. (Foto: Archivo familiar)

Tres años después regresó al Perú, para dedicarse de lleno a la abstracción pictórica. “Mi madre soñaba los cuadros antes de pintarlos. Soñaba con colores. Se levantaba e iba directo al lienzo. En realidad, esa era una manera de pensar. Ella pertenece a una generación de artistas a los que les costaba mucho expresar ideas sobre su trabajo”, explica la curadora. En efecto, Ella Krebs es una de las últimas sobrevivientes de una notable generación en la que destacan Alfredo Ruiz Rosas, Alberto Dávila, Ángel Chávez, Víctor Humareda, Armando Villegas o Alberto Guzmán. No formó parte de grupos: alejada del ruido, trabajaba en su taller construido en la azotea de su casa, guiada por sus sueños de colores.

De su etapa Op Art y arte cinético: "Vibración cromática 6". Técnica mixta. Realizada en 1967 (Foto: Archivo familiar)
De su etapa Op Art y arte cinético: "Vibración cromática 6". Técnica mixta. Realizada en 1967 (Foto: Archivo familiar)

Hablar de la obra de Ella Krebs supone fatigar también una pregunta muchas veces formulada: ¿Por qué en el Perú hubo tan poco interés en las propuestas vinculadas a la abstracción geométrica o el arte cinético? Para Fieta Jarque, la respuesta es categórica: El sueño de la modernidad nunca llegó a hacerse realidad en el Perú. “Hubo intentos fructíferos, con los de la agrupación Espacio a partir de la arquitectura. Por supuesto, desde las otras artes se trató de remover la conciencia conservadora post colonial de la vida cultural peruana. Pero la modernidad no cuajó, más allá de pequeños avances”, lamenta.

“En cambio, en las grandes capitales latinoamericanas, el mercado y el cosmopolitismo favorecieron esas tendencias. Eran ciudades donde había museos, un sistema de galerías y un mercado de coleccionistas. Aquí todo ha sido muy pequeño y sigue siéndolo. Es un milagro que exista una escena plástica potente”, afirma Jarque.


Más información

Lugar: Galería del Centro Cultural Inca Garcilaso. Jr. Ucayali 391, Lima.

Temporada: Hasta el 6 de julio de 2023.

Horario: De martes a viernes, de 10 am a 8 pm; sábados, domingos y feriados, de 10 am a 6 pm.

Ingreso: libre.

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