En el mundo del cine, la magia de las historias se despliega a través de imágenes, sonidos y emociones, capturando la atención de audiencias en todo el mundo. Sin embargo, detrás de cada película hay una compleja red de decisiones financieras, creativas y logísticas que determinan su destino final. En el caso del Perú, esta complejidad se hace evidente en la paradoja de ser un escenario recurrente de relatos cinematográficos, pero no un destino prioritario para la filmación.
La reciente producción de Marvel, “Madame Web”, ofrece un ejemplo ilustrativo de esta situación. Aunque la trama de la película se desarrolla en tierras peruanas, la falta de incentivos fiscales ha llevado a que la mayor parte de la filmación se realice en un set construido para emular la selva amazónica, en lugar de aprovechar los escenarios naturales que el Perú ofrece.
Este fenómeno, según Bruno Canale, productor ejecutivo de APU Producciones, encuentra su raíz en cuestiones presupuestarias. “Cuando el cine extranjero invierte en el Perú, sus presupuestos se ven limitados ante el enorme gasto que significaría realizar sus películas en territorio nacional por la falta de incentivos fiscales o tributarios favorables”, explica.
El caso de “Paddington in Peru”, otra producción que optó por filmar en Colombia en lugar de su escenario original, resalta la competencia que enfrenta el Perú frente a países vecinos que han implementado políticas de incentivos fiscales exitosas. La falta de desarrollo de la industria cinematográfica peruana y el desconocimiento de su potencial por parte de la comunidad internacional son factores que agravan esta situación.
Sin embargo, hay esperanza en el horizonte. Expertos sugieren que seguir el ejemplo de países como Colombia, Uruguay y República Dominicana, que han implementado políticas de incentivos fiscales para la industria del cine, podría ser el impulso que necesita el Perú para convertirse en un destino atractivo para las producciones internacionales.
Un estudio realizado por la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico destaca el impacto económico positivo que la inversión en producción audiovisual puede tener en el país. Por cada 10 millones de dólares invertidos en este sector, se generan miles de empleos y se incrementan los ingresos en diversos sectores de la economía.
El cine, más allá de ser un medio de entretenimiento, es una herramienta poderosa para la promoción cultural, el turismo y el desarrollo económico. “El cine ha demostrado cómo puede beneficiar al país, particularmente cuando alguna película se desarrolla en ciudades como el Cusco, por lo que estos incentivos fiscales tributarios serían una buena forma de continuar apoyando al desarrollo del país”, menciona Canale.
La paradoja del cine peruano como escenario de relatos sin ser un destino principal de filmación es un desafío que requiere atención y acción por parte de las autoridades y la comunidad cinematográfica. Solo a través de políticas y medidas concretas que fomenten la inversión y la producción cinematográfica en el país, el Perú podrá aprovechar todo su potencial como un actor relevante en el escenario global del cine.
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