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Entre Édgar Vivar (Ciudad de México, 1948) y el Perú hay una complicidad absoluta. La primera vez que hizo circo y concedió su primera entrevista formal fuera de México fue en nuestro país. Perú también fue el primer lugar de Sudamérica donde se exhibió “El Chavo del 8″. Además, la despedida de su personaje Ñoño se realizó en Perú, y también será el escenario de la última gira artística del actor. “Con ‘El Mago de Oz’ en el circo de La Chola Chabuca me retiro definitivamente”, señala, subrayando así la especial conexión y gratitud que siente por el público peruano.
“Esta es mi vigésima visita, ya soy bien cholo (ríe). He venido muchas veces por trabajo y también por placer, y siempre animo a mis amigos a que vengan. Lo que trasciende de Perú es su comida y sus zonas arqueológicas; hay muchas cosas que vale la pena conocer en este hermoso país. Pisac, en el Cusco, es el pueblito que más me encanta”, comenta la renombrada figura mexicana.
El responsable de personajes entrañables como el Señor Barriga y Ñoño en la exitosa serie humorística creada por Roberto Gómez Bolaños llegó al Perú para interpretar al Mago en “Oz”, el espectáculo central del circo de la Chola Chabuca, en Plaza Norte, que abrirá sus puertas a partir del 21 de julio.
“Estaba un poco renuente a trabajar porque ya estoy en la etapa de seleccionar cuidadosamente lo que quiero hacer, y las giras de trabajo son muy agotadoras y demandantes. Sin embargo, tratándose de ‘El Mago de Oz’, no pude resistirme. Tengo un sentimiento muy especial hacia esta obra porque el mensaje que transmite el mago, mi personaje, es muy poderoso y bonito: habla de tres cualidades de la naturaleza humana”, destaca.
-¿Tiene algún recuerdo especialmente memorable de sus visitas a Perú?
En mi anterior visita, después de la función, una señora se acercó con sus hijos. Una de sus hijas, me dijo: “¿Me permite darle un beso en nombre de mi papá?”. Le pregunté por qué no vino, y me respondió que había fallecido hace una semana, pero que se fue contento viendo “El Chavo del 8″, su programa favorito (llora). Esto muestra cuán importante fue este programa para muchos.
_¿Para usted qué representa?
La gema, el pináculo de una carrera muy hermosa. Es un compromiso con la gente y con mi trabajo, además de un eterno agradecimiento por haber sido parte de un grupo hermoso de personas, algunas de las cuales ya no están. Significa ser merecedor de ese cariño y retribuirlo a través de mi actuación.
_¿Le costó tomar la decisión de dejar de ejercer la medicina para embarcarse de lleno en una carrera artística?
Creo que fue la decisión más importante de mi vida. Durante dos años estuve ejerciendo ambas profesiones y era muy demandante. El programa estaba en su mejor momento y salíamos de gira constantemente. No me arrepiento, no me equivoqué.
_¿Qué sintió al recibir la noticia de que, después de 25 años, “El Chavo del 8″ llegaba a su fin?
Sentí desconcierto al enterarme por el diario. Llamé a Roberto por teléfono para obtener más detalles, y él me explicó las razones. La última razón que me dio fue especialmente contundente: necesitábamos vacaciones. Fue una etapa de trabajo muy intensa; grabábamos durante quince días y luego salíamos de gira los siguientes quince. Recorrimos sin descanso todos los países de América y Sudamérica, excepto Brasil y algunas ciudades de Estados Unidos. No me arrepiento, aunque sé que le robé tiempo a mi familia.
_¿Y al terminar el programa, se tomó el descanso que tanto necesitaba?
Sí, pero cuando quise volver a trabajar, Televisa ya no me admitió. Continuaron con las repeticiones de los programas y yo quería hacer algo diferente. Me dijeron que estaba demasiado asociado a mis personajes, que no podía hacer otra cosa más que el Señor Barriga, Ñoño y El Botija. Me sentí un poco frustrado, así que me fui a Europa, donde hice cine. Luego me trasladé a Argentina durante tres años, donde produje teatro, series y telenovelas.
_¿Recuerda su última conversación con Roberto?
Lo fui a ver a su casa en Cancún. Estaba en la parte de arriba, lo acababan de bañar. Desde allí me gritó: “¡Hola, Édgar Allan Poe!. Te veo bien”. Le respondí: “Yo también te veo bien Roberto Gómez bolectrónico”. “!Eres un mentiroso!”, me dijo (ríe). Él sabía que estaba mal. Eso fue en febrero del 2014 y él falleció el 28 de noviembre. Pensaba visitarle el 30 de ese mes. Ya tenía mi pasaje comprado.
_¿Sigue grabando la serie “Vecinos” en México?
Por ahora no. A finales de noviembre vamos a grabar la siguiente entrega. También me habían propuesto que hiciera aquí una película, pero por lo pronto vamos a estar en la temporada de circo.
_En marzo pasado, durante el rodaje de un episodio de la serie “Vecinos”, sufrió una caída, se golpeó la cabeza y le tuvieron que poner siete puntos. ¿Cómo se encuentra actualmente de salud?
Tengo problemas de movilidad, pero trato de mantenerme lúcido y con la mente abierta. Siempre hago votos para no perder esa capacidad de asombro, de descubrir y cultivar la inteligencia para entender y ser una mejor persona. Es algo muy lindo y eso es lo que me motiva a seguir haciendo circo. Sin embargo, me retiro definitivamente con “El Mago de Oz”, una obra magnífica con un gran mensaje. Me quedo con lo que dice mi personaje, Oz, al final de la obra: “Un corazón no es más grande por la capacidad que tiene para amar, sino por cuántos aman a ese corazón”.
_Y usted es amado por muchos. ¿Qué lo lleva a retirarse y alejarse de su público?
Tengo que someterme a una delicada intervención, y eso va a demandar por lo menos seis meses de reposo forzado. Como dijo Chespirito aquella vez que se acabó “El Chavo del 8″: “Necesitamos vacaciones”. Tienen que enderezarme una vértebra cervical. Tengo un esguince, me van a rectificar toda la columna vertebral.
_Hace algunos años, la obesidad mórbida también lo llevó a tener serios problemas de salud. Estuvo cuatro veces en terapia intensiva.
Fue terrible; llegué a pesar 169 kilos con una estatura de 1.68 m.. Sufrí dos infartos pulmonares, el primero ocurrió aquí, en Cusco, y el segundo en mi casa, en México. Ahora vivo con un solo pulmón, además de tener un filtro en la vena cava. Tuve que tomar medidas drásticas sino ya no estuviera aquí.
_¿Cómo fue su proceso para superar la enfermedad?
El primer paso que di fue visitar al médico colombiano que había operado a Maradona. Él me aconsejó perder 10 kilos antes de considerar la cirugía, pero decidí no operarme, pensando que si podía perder 10, también podía perder 20. Fue un acto de soberbia. Maradona me aconsejó que no me operara porque él había vuelto a engordar. Finalmente, opté por la cirugía con un médico mexicano con un récord impresionante en bypass gástricos. Llegué al hospital en silla de ruedas tras sufrir dos infartos. Varios años después, sigo aquí, gracias a esa decisión.
_Irónicamente, esos kilos de más que pusieron en riesgo su vida, fueron determinantes para su elección como el Señor Barriga.
No fue así. En una ocasión conversé con Roberto y me dijo el halago más hermoso que alguien pudo haber dicho sobre mí: “Te tengo aquí por buen actor, no por tu peso. Gordos hay muchos”. Esta carrera me ha dado grandes satisfacciones, y hago votos por tener esa lucidez para retirarme a tiempo. Me gusta mucho mi trabajo, no podría estar en casa sin hacer nada. No haré giras, pero veré hacer otras cosas.
_¿Cuál sería su despedida soñada?
En el escenario, como ocurrió con el dramaturgo francés Molière. Murió haciendo su obra “El enfermo imaginario”. No tengo prisa, pero estoy listo.