Si hay un autor entre los nuestros que ha dibujado con escalofriante precisión a los llamados ‘expulsados del festín de la vida’, ese es Ribeyro. Especialista en vestir en negro sobre blanco a perdedores de toda laya, serán zambos y cholos quienes merezcan la especial atención de su pluma: “De color modesto” y “La piel de un indio no cuesta caro” —que integran el volumen “Las botellas y los hombres”, 1964— y “Alienación” —”La palabra del mudo” (1974)— son, sin lugar a dudas, lo más representativo de esta especie de trilogía racista con la que nuestro geniecillo dominical radiografía, inclemente lucidez mediante, uno de los flancos más vulnerables de nuestra vida en sociedad.
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Creando la historia de Roberto López, por ejemplo. “A pesar de ser zambo, quería parecerse menos a un zaguero de Alianza Lima y cada vez más a un gringo de Filadelfia. (…) Toda su tarea consistió en deslopizarce, dezambarse y americanizarse antes de que le caiga el huaico y lo convirtiera, digamos, en un portero de banco o chofer de colectivo. (Terminó siendo) un ser hecho de retazos, que no era ni zambo ni gringo, el resultado de un cruce contra natura, algo que su vehemencia hizo derivar de sueño rosado a pesadilla infernal” (“Alienación”, París, 1954).
CUESTIÓN DE PIEL
“Lo primero que me atrajo de Ribeyro fueron sus personajes. Eran personas tristes e incluso a veces patéticas. Fue la honestidad de aquellos que me llamó dentro de sus mundos. Lo que hace que sus cuentos sean tan excepcionales son sus finales irónicos, deprimentes y memorables. Reales. Ribeyro fue un genio de la literatura y fue un orgullo tener el privilegio de adaptarlos al cine”, dice Alex Fischman (Lima, 1997), realizador que tomó la historia del zambo López rechazado por la rubia Queca para filmar su segundo corto cuya visibilidad acaba de ser liberada en Vimeo.
Ambientada en un barrio marginal de Lima —concretamente en una loza deportiva del cerro San Genaro de Chorrillos—, la acción inicia cuando un joven mestizo se acerca a la chica blanca y bonita del barrio solicitándole una cita. Ella lo mira de pies a cabeza y le descerraja: ‘Yo no salgo con cholos’. Son cinco palabras cuyo poder de demolición puede ser letal. Mucho más que el ‘yo no juego con zambos’, como aparece en el cuento original. En todo caso, el efecto es el mismo: el hombre entra en un ritmo frenético por suprimir todo lo que lo hace peruano para convertirse en un rubio americano: teñido de pelo, iluminación cutánea, impostación del habla, etc.
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Y el final también, cuando el sueño rosado termina cual pesadilla infernal. “A mí también me pasó. Crecí en un hogar privilegiado y fui a un colegio que me enseñó mejor inglés que español. Veía televisión americana, escuchaba rock en inglés en lugar de cumbia y en mis vacaciones viajaba al extranjero. Pero cuando me gradué del colegio y me fui a estudiar cine en los Estados Unidos me di cuenta que, a pesar de mi tez blanca y mi nivel de inglés, podía ser víctima de prejuicios como peruano. Yo no era americano, ni nunca lo sería. Noté que durante toda mi vida había estado avergonzado estúpidamente de mi cultura y de la ciudad donde crecí, pero estos orígenes me definían”, explica el director.
QUÉ TAL RAZA
Protagonizado por Aníbal Lozano, Macla Yamada y Daniel Cano, “Alienación” se empieza a grabar en enero del 2019 y ya alcanzó a ser exhibido en festivales como Rhode Island International Film Festival de EE.UU. y Aesthetica Short Film Festival de York, Inglaterra. Antes había quedado como semifinalista en el Festival Internacional de Buenos Aires y en Los Angeles Diversity Film Festival, donde se llevó el premio de diversidad en las artes. “Es impresionante cómo Julio Ramón Ribeyro escribió este cuento hace 50 años y que el tema siga desafortunadamente tan vigente”, subraya el director que cuando tenía solo 17 años dirigió el cortometraje “La vieja quinta” basado en otro cuento de su insigne escritor fetiche.
Con más de 100 mil reproducciones en línea, fue el acicate para que Fischman continúe sus estudios de cine en Boston y en Nueva York, donde siguió escribiendo y dirigiendo cortometrajes y documentales tipo “Hiccups” y “The Seizure”. “Como peruanos tenemos que estar orgullosos de nuestra cultura, de nuestra diversidad y de nuestra historia. Decidí adaptar ‘Alienación’ porque visualmente necesitamos recordar esta lección”, remata el joven realizador mientras trabaja en la posproducción de su último corto como estudiante, “Ovejas y lobos”, y afina la pluma guionizando su primer largometraje.
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