En puesto número tres de la taquilla norteamericana se encuentra "Mother!" con 7,5 millones de dólares. (Foto: Difusión)
En puesto número tres de la taquilla norteamericana se encuentra "Mother!" con 7,5 millones de dólares. (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

Aunque irregular y a veces errático, el cine de se ha hecho más interesante. Ya sea como realismo o como cuento alegórico, sus personajes atormentados, corroídos por la obsesión y la culpa, sufren experiencias terroríficas, a veces cercanas a un autoimpuesto martirio corporal y psíquico. Así logran una redención que puede tomar varias formas: la trascendencia mítica de “La fuente de la vida”, la gloria recuperada de “El luchador”, la perfección artística de “El cisne negro”.

“¡Madre!” es un curioso relato dividido en dos partes bien diferenciadas. La primera es más convencional, pero también más sutil. Allí, un afamado escritor (Javier Bardem) vive con su joven pareja (Jennifer Lawrence) en una casa de campo. Mientras ella siente los signos de un embarazo, toca la puerta un hombre bastante mayor (Ed Harris) que dice ser un admirador del novelista. Muy pronto este personaje logrará instalarse en la casa del laureado autor, junto con su mujer (Michelle Pfeiffer) y sus hijos ya adultos.

Gracias a una fotografía usual en Aronofsky, de tonos lavados y descoloridos, con la textura realista de las mejores películas de Lars Von Trier (“Contra viento y marea”, 1996; “Dogville”, 2003), las atmósferas de la casa se hacen opresivas. Con una idea tomada de “El bebe de Rosemary” (1968), de Roman Polanski, Lawrence es una nueva Mia Farrow que intuye el mal instalado en su hogar. La familia liderada por Ed Harris parece raptar la mente del escritor. En medio de este peligroso encierro, muy pronto nos encontramos ante un tour de force interpretativo de Lawrence, especialmente frágil y desesperada, uno de los puntos fuertes del filme.

Mientras estos personajes misteriosos toman la casa, se delinean las ideas base: el escritor es pareja de la protagonista, pero también un padre. Rey y señor de un mundo en el que la joven gestante debe tener un rol secundario y pasivo, siempre a disposición de las órdenes del hombre. La adulación hacia el novelista por parte del personaje que interpreta Harris también es síntoma de una egolatría que convertirá la estancia de campo en algo muy diferente a ese idílico paraíso del inicio.

Con evocaciones a algunas de las películas favoritas de Aronofsky, entre ellas “Repulsión” (1965), otro psicodrama de terror de Polanski, viene la segunda parte. Esta es surreal y delirante, pero también algo obvia. La invasión del hogar deja de ser una quimera por resolver y se convierte en la entrada de un gentío decidido a hacer trizas todo lo que ve. En un punto incierto, el realismo cede paso al horror. El mundo de afuera toma el poder en el mundo de adentro, en la forma de violentas muchedumbres que pelean entre sí, mientras la heroína trata de proteger al niño que lleva en su vientre.

Alucinación o pesadilla, en este tramo final la idea del autosacrificio, que hemos visto en otras cintas del director, llega a un punto límite. Lawrence sufre una masacre que resulta grotesca y de un morbo subrayado. El poder alegórico o simbólico de los objetos se vuelve machacón –desde la propia casa hasta la herida de sangre en el piso o la piedra de cristal que atesora el escritor–. Aronofsky termina así una película personal, como todas las suyas, aunque desperdiciada. Su voluntad de transgredir el relato convencional lo fuerza a eliminar el misterio y la sugerencia, en función de una retórica que impide una profundización mayor. En ese sentido, “¡Madre!”, pese a las posibilidades de interpretación alegórica que abre, termina siendo esquemática, repetitiva y, sobre todo, excesivamente efectista.Título original: “Mother!”.

Género: drama, horror.País: Estados Unidos, 2017.
Director: Darren Aronofsky.
Actores: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer.
Calificación: 2 estrellas de 5.

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