El cine narra con las imágenes, pero también con la música. El viaje de Sistu (Víctor Acurio) en “Willaq Pirqa: el cine de mi pueblo”, película peruana grabada en quechua que ya cumple seis semanas en cartelera, no sería lo que es sin las melodías que la acompañan y complementan al guion, que solo llega hasta donde la palabra y las acciones se lo permiten. No se trata solo de poner una pista sonora bajo el diálogo, sino que esas notas digan algo.
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En entrevista con El Comercio Karin Zielinski, compositora de la cinta y una de las personas con mayor experiencia en este campo en Perú con más de 30 musicalizaciones entre ficciones, documentales y publicidad, nos habla de dos leit motifs (temas) presentes en la música de la cinta que, conforme avanza la historia, se revelan y complementan con la trama.
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“Hay dos motivos que durante la película empiezan a mezclarse. Sistu va descubriendo el cine y la música se va descubriendo de alguna manera. Esta melodía representa lo que él es, un niño que pertenece a este espacio del Perú muy particular, y que está olvidado de alguna manera”, cuenta Zielinski. Ella se refiere a la primera canción de la película que, si bien empieza con tristeza, se transforma en algo luminoso, como su protagonista.
“Luego viene el motivo cuando él descubre el cine, que es como una escalera: estoy descubriendo algo, estoy yendo hacia algo que me está haciendo avanzar, cambiar. O sea, estoy aprendiendo algo nuevo. Y al final estas dos melodías van como entremezcándose”, dice la compositora, y se expande sobre un punto clave de la película: cuando el pueblo no se siente cautivado por el cine y es Sistu quien empieza a contarles las historias, cuando se convierte en el verdadero “Willaq Pirqa”.
“Cuando viene toda esta parte que es como una secuencia, en la que él empieza a contarle al pueblo las historias y tiene toda esta interacción con Mamá Simona (Hermelinda Luján), estas dos melodías van empezando a construir [algo]. Y se mezclan con el ‘Coca Quintucha’, que está atribuido más a Mamá Simona. Hay esta analogía entre lo que es leer la hoja de coca y la ‘pared que habla’, por decirlo de alguna manera. Y para el director era muy importante que yo utilizara el ‘Coca Quintucha’. Y a mí me parecía perfecto”, añadió Zielinski.
Para la banda sonora de la película, Zielinski cuenta que recurrió a músicos peruanos expertos en instrumentos de viento, cuerda y percusión. Pero también usó el violín andino que, complementado por un violín occidental, habla de la fusión de dos culturas: la del cine que llega de fuera y de la comunidad, que tiene sus propias historias. Allí está el trabajo de los músicos que dieron sonido a las composiciones: Rubén Concha (quenas, zampoñas, bombo legüero, charango y guitarra), Andrés Chimango Lares (violín andino) y María Elena Pacheco (violín).
Compositora y músicos ambientan, pero también conmueven. Son en parte responsables de que la gente salga del cine llorando con esta película que habla sobre el cine, pero sobre todo de las historias que nos unen. “Creo que es una película que conecta mucho con el público de alguna manera, por más que no seas, específicamente, de un pueblo así o no seas del ande, creo que igual te identificas con Sistu”, dijo la compositora.
-Puedes escuchar la música de “Willaq Pirqa” en Spotify y YouTube (canal de Zielinski).
-Hasta el último fin de semana, la película reunió a más de 42.000 personas en los cines. Hay funciones llenas.