¿Hasta dónde llegarías para encontrar respuestas? Para Maeve, la protagonista de Todos los lugares que mantuvimos en secreto, la respuesta es a más de 8,000 kilómetros de casa, en Finlandia. La séptima novela de la escritora extremeña Inma Rubiales narra la historia de una joven que, al igual que todos en algún momento, se siente perdida, sin un lugar en el mundo. Sin embargo, decide salir a buscar aquello que le falta, reconectarse con su pasado y dejar que el destino tome el mando.
“Esta novela sigue la línea de Hasta que nos quedemos sin estrellas, la novela que marcó un antes y un después en mi trayectoria como escritora, pues pasé de escribir juvenil a enfocarme más en el género young adult. En Todos los lugares que mantuvimos en secreto, además del romance, hablo mucho sobre la importancia de vivir el momento, la naturalidad de sentirse perdido y el constante pensamiento en la vida y la muerte”, inició Inma Rubiales, la autora del libro, quien pronto se presentará en la Feria Internacional del Libro 2024.
Esta novela transporta al lector al pueblo de Sarkola, en Finlandia, un lugar recóndito y frío donde la protagonista vivió cuando era muy pequeña, antes de perder a su madre. Maeve, sin estar segura de lo que la impulsó a llegar hasta allí, toca la puerta del pueblo con miles de preguntas, sin saber que la bondad y la calidez de quienes la vieron crecer la ayudarán a encontrar las respuestas que buscó durante tanto tiempo.
- ¿Por qué enviar a la protagonista desde Miami hasta Sarkola? ¿De dónde surge la idea de llevarla a un lugar tan alejado?
Mi intención siempre fue que la protagonista cambiara completamente su vida. Estaba segura de que quería que fuera a un lugar completamente lejano y opuesto. Escogí Miami porque las temperaturas son bastante altas, pero el problema surgió cuando no lograba decidir qué pueblo o ciudad sería su destino. No obstante, tenía muy claro que quería ambientar la novela en un pueblo pequeño con bosques, lagos, un muelle, cafés y demás.
No pensé ni en Alaska ni en Canadá porque quería salirme de lo común y sentía que ya estaban muy utilizados. Siempre estaba dándole vueltas a eso. Buscaba y buscaba en internet imágenes de distintos pueblos en Europa, pero ninguno me convencía.
Lo de específicamente escoger Finlandia fue algo que se dio un poco de casualidad. Un día, salí con mis amigas y le conté a una de ellas que estaba escribiendo una novela, pero que aún no sabía dónde ambientarla. Ahí fue cuando ella me contó que había ido a Finlandia y que le había encantado. Lo primero que pensé fue: “¿Finlandia? Pero si ahí no hay nada. Solo sabía que hacía frío y que tenían la casa de Papá Noel por ahí.”
Sin embargo, esa noche llegué a casa y, por curiosidad, entré a Google Maps, cogí el muñequito y lo solté en un punto aleatorio de Finlandia para ver cómo era. El muñeco cayó en Sarkola, un pueblo de 300 habitantes que tenía bosque, lago, casitas de madera y todo lo que yo había estado buscando. Inmediatamente supe que mi novela se desarrollaría ahí. Pensé: “No tengo ni idea de Finlandia, pero tendré que saber”, y así fue.
- ¿Y llegaste a visitar Finlandia después? ¿cómo fue la experiencia?
Sí, claro. Después de terminar la novela, fui con la editorial a celebrar el lanzamiento y hacer algunas actividades de prensa. La verdad, tenía mucho miedo de llegar y descubrir que todo lo que había escrito era mentira y tener que editar el libro, pero fue todo lo contrario. Me sentí como una niña pequeña. Quería que me tomaran fotos en cada rincón que pisábamos. Incluso seguí los pasos de la protagonista y me bañé en agua helada. Me sentí parte de la novela.
- En relación a la protagonista y los demás personajes, ¿qué es lo que consideras que diferencia a esta novela de tus demás obras?
En esta novela, como mencioné antes, aunque el factor romance está presente y juega un rol muy importante, no es el único tema que se trata. En Todos los lugares que mantuvimos en secreto busco hablar sobre la vida y la muerte, y aprovechar el momento. En todo momento, la protagonista se repite múltiples preguntas en su cabeza: ¿Qué pasaría si muriera en tres minutos? ¿Realmente habría tenido la vida que quería tener? ¿Realmente estaría donde quiero estar?
- ¿Hubo alguna inspiración especial al momento de crear este personaje?
Ahora mismo yo tengo 22 años y estoy en ese momento de la vida en el que estoy a punto de terminar mi carrera. Junto con mis amigos, estamos un poco sin saber muy bien a dónde vamos, qué queremos hacer con nuestra vida, dónde queremos vivir en el futuro. Es esa etapa de incertidumbre la que te hace pensar en la muerte. Llega un instante en el que empiezas a notar que la vida es efímera y que no quieres desperdiciarla haciendo cosas que no te gusten. La idea nace a raíz de eso. Maeve tiene casi la misma edad que yo, entonces somos algo parecidas.
- Para tener solo 22 años, ya has publicado varias obras. ¿Cómo fue adentrarte en este mundo desde tan joven?
Publiqué mi primera novela a los 17 años, pero la verdad es que he estado metida en el mundo de la literatura durante toda mi vida. Cuando era muy pequeñita, a los dos o tres años, empecé a obsesionarme con las palabras difíciles. Imagínate a una niña diciendo “¡me siento espléndida!” o “¡esto es apabullante!”. Me encantaba llenarme la boca con esas palabrejas.
Cuando cumplí ocho años, empecé a saltarme las clases de música para escribir. Mis padres me inscribieron en el conservatorio para que tocara el violín y a mí no me gustaba para nada. Por eso, cuando mi mamá me dejaba en la puerta, fingía que entraba a clases, pero realmente me iba en secreto a la biblioteca a leer. Después de terminar todos los títulos de las estanterías, empecé a escribir mi propio libro en el cuaderno de pentagramas que no utilizaba, pues nunca me dediqué al violín. Cuando lo terminé, me levanté, cogí el cuaderno, lo puse encima de la mesa de la bibliotecaria y le dije: “me gustaría que pusiera esto aquí para que todos puedan leerlo”. Siempre tuve esa inquietud por escribir.
- ¿Y siempre supiste que querías dedicarte a ser escritora?
En ese momento ya tenía claro que quería escribir. Incluso, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, yo ya empezaba a decir que quería ser escritora. Sin embargo, siempre lo tuve como un sueño lejano, algo que iba a compaginar con mi futuro trabajo. Nunca pensé que sería una de esas personas afortunadas que pueden dedicarse completamente a este rubro. Sabía que era mi sueño, pero no estaba segura de si iba a ser capaz de conseguirlo. Hoy en día estoy cumpliendo todos los sueños tenía y más. He tenido la suerte de que la vida me lo ha permitido.
- La suerte y muchísimo esfuerzo, sobre todo porque has estado publicando prácticamente una novela por año, ¿cómo logras publicar con tanta frecuencia?
Tengo muchísimas ideas, mi cabeza está funcionando todo el rato. Entre libro y libro, sí es cierto que sueño con tomarme un período de descanso de algunos meses. Yo le llamo ‘período de luto’ porque me despido de la historia anterior y sus personajes. Después de ese momento, cierro completamente esa carpeta y abro la del título nuevo.
Siempre estoy creando. Cuando estoy en los trenes o en los aviones durante la gira de firmas, siempre llevo mi cuaderno rojo, al que llamo ‘cuaderno del caos’. Si no es rojo, no vale, ya lo he comprobado. Ahí voy apuntando ideas y las cosas que me van ocurriendo. Igualmente, creo que el truco también está en ser muy constante y disciplinada. Yo escribo a toda hora porque disfruto de lo que hago.
El tema de las firmas de libros y las presentaciones es maravilloso, pero la parte más bonita para mí es sentarme sola en mi habitación, prender la música y ponerme frente al ordenador para empezar a escribir. Es lo que más me gusta y por eso lo sigo haciendo.
- En cuanto a los personajes, ¿cómo es el proceso para crear a alguien como Maeve?
La verdad, vas a pensar que soy un poco rara, pero los personajes salen solos. Sé que es una respuesta un poco extraña, pero es así. Lo que sí es cierto es que, cuando empiezo a escribir una novela, siempre busco tener claro un rasgo muy potente de cada personaje. Por ejemplo, en el caso de Maeve, la palabra era ‘perdida’, mientras que la definición de Connor era ‘bueno’.
Hay una metáfora que se utiliza en un libro sobre escritura llamado Pájaro a pájaro. En esta obra, Anne Lamott dice que cuando uno escribe es como si estuviera siguiendo un dictado. Ella explica que hay un niño hablando en voz alta en nuestro subconsciente y el escritor va escuchando esa voz, la cual vendría a ser como nuestra imaginación. El autor realmente solo mueve los dedos sobre el teclado, porque todo el proceso de creación sucede desde dentro.
Me gusta ver a mis personajes como ese niño. Siento que llega un momento en el que la que escribe ya no es Inma Rubiales, sino Maeve, que ha cogido el mando y me está hablando. Yo solo muevo los dedos para contar lo que ella quiere que comparta.
- Finalmente, ¿qué es lo que consideras que va a obtener el lector al conocer a personajes como Maeve y Connor?
Creo que es una novela en la que el lector va a encontrar personajes con los que se puede sentir identificado. Siento que eso es lo que más me destacan las lectoras cuando nos reunimos en las firmas de libros. Es una de las cosas que más cuido en todas mis novelas, pues considero sumamente importante ofrecerle referentes al público. Por ejemplo, a mí me hubiera encantado leer a una protagonista como Maeve cuando tenía 15 años, que se siente perdida, o a alguien como Connor que se entrega tanto a los demás.
De alguna manera, cuando te sientes como ellos y abres el libro, observas cómo ese miedo o pensamiento que tenías está reflejado en un personaje, y te sientes un poco menos solo. Te permite pensar: “oye, no soy un bicho raro, esto le pasa a más personas” y entiendes que si él lo ha superado, ¿por qué tú no podrías hacerlo?
Eso es lo que más me dicen las chicas, que se sienten identificadas con mis personajes, y es algo que también me pasa con mis propias historias. Eso es lo que me permite conectar con mis lectores. Escribo desde la sinceridad, con cosas muy mundanas que nos pueden pasar a todos y con mucho amor de por medio.
La conversación se llevará a cabo el domingo 28 de julio a las 5:00 pm en la sala Blanca Varela de la FIL Lima, donde los asistentes podrán sumergirse en esta cautivadora historia de amor, reencuentro y autodescubrimiento.