"Nuestra industria del libro vive su momento más bajo en 50 años"
"Nuestra industria del libro vive su momento más bajo en 50 años"
Enrique Planas

El flamante líder del gremio librero local llega a esta entrevista en bicicleta. Sin embargo, su traje y su corbata no muestran una arruga. Elegido el pasado 21 de noviembre presidente de la Cámara Peruana del Libro (CPL) para el período 2018-2019, José Carlos Alvariño deberá sortear el tráfico legislativo y los malos manejos congresales para ver aprobada en su gestión la nueva ley del libro que su institución viene trabajando con el Ministerio de Cultura. La experiencia de haber dirigido las últimas ediciones de la Feria Internacional del Libro de Lima le preparan el físico para el camino empinado que se viene.

En un restaurante miraflorino, coloca su mochila al lado de la silla y pide agua para refrescarse. “Dedicamos mucho tiempo a la gestión en la cámara, porque sentimos que fallan las políticas culturales desde el Estado”, afirma. “Tenemos mil problemas para que el sector editorial se desarrolle y estamos presionando en los frentes necesarios. Eso absorbe mucho tiempo” afirma el editor.

— ¿Uno de los temas que más atención le demandará será impulsar una nueva ley del libro?
Sí. Fue un pleito grande conseguir la ley cuyos beneficios vencen el próximo año. Era una ley muy amplia, que incluía un plan nacional del libro y la lectura que se dejó de lado y que se debería retomar. Ahora hay actores como el Ministerio de Cultura, que no había cuando se aprobó en el gobierno de Toledo. Pero en el Perú carecemos de planes, y hacemos las cosas improvisando. Y de esa ley nos quedamos solo en la exoneración tributaria. Y eso es solo una pata de la mesa del desarrollo del sector editorial. Lo que estamos peleando en una nueva ley es la inafectación.

— ¿Cuál es la diferencia entre inafectación y exoneración?
La exoneración es temporal. Solo puede haber exoneraciones por 3 años. El período de exoneraciones que planteaba la ley venció el 2014 y postulamos una renovación por tres años más. Pero no se puede prorrogar más. La inafectación nos evitaría volver a pelear.

— ¿Hay otras industrias locales que disfrutan de ese marco legal?
No. Lo único que tenemos como referencia son los marcos legales de la mayoría de países de América Latina y en Europa que cuentan con una industria editorial potente.

— ¿Cuál es el argumento para explicar la urgencia de una ley del libro a quienes no gustan de los beneficios tributarios?
El editorial tiene que ser considerado como un sector estratégico para el país. Es importante que esta industria se fortalezca porque es una manera de fortalecer la identidad de los peruanos. La verdad, la industria vive el nivel más bajo desde los años sesenta. Entonces había más librerías y los tirajes podían ser mucho más altos. No había piratería. Hoy, un tercio de los libros que circulan en el país son piratas. Actualmente tenemos una red que no alcanza las 120 librerías formales a nivel nacional, ¡para un país de 30 millones de habitantes! Y no hablemos de las bibliotecas públicas, una labor que el Estado no cumple. La Biblioteca Nacional no gasta un sol en adquisiciones. La red de bibliotecas públicas es una cosa misteriosa. La nueva ley del libro que buscamos es una ley de fomento. Contempla una partida para la Biblioteca Nacional para que pueda comprar libros, además de incentivos para los autores. Es una ley que resuelve todos los cabos sueltos que dejó la anterior.

— En la Feria del Libro Ricardo Palma, el tema de la ley marcó el debate. ¿Participaron los representantes políticos o convocó solo a los convencidos?
(Sonríe) Dime cuáles son los representantes políticos de la cultura. No los conozco…

— La Comisión de Cultura del Congreso, digamos...
A ellos les llegará el proyecto, pero no hay un acercamiento. Veo que el ministro Del Solar los invita, pero no he visto ninguna preocupación hacia el sector por parte de ellos. No quiero sonar resentido, (la pasada Comisión de Cultura nos apoyó para renovar la exoneración), pero realmente no hay voces políticas que promuevan la cultura más allá del ministerio.

— ¿Cómo se dará entonces el proceso para aprobación de una nueva ley?
Ya el proyecto de ley está redactado. Espero que a fin de año, el Ministerio de Cultura lo presente al Consejo de Ministros. El primer escollo será el MEF. Seguramente allí se tijeretearán algunas cosas. Y de allí lo pasarán al Congreso.

— ¿Hay tiempo para aprobar una nueva ley antes de que venza el periodo de exoneraciones?
Estamos ajustados. El proyecto tiene que entrar en la primera legislatura, porque la actual ley vence en octubre del 2018. El Ministerio de Cultura siempre está abierto hacia nosotros, hay una buena relación y las conversaciones para el diseño de la ley se han desarrollado a lo largo de un año. Toca temas tributarios, de fomento, de fondos. Es una ley que tiene una visión de largo plazo para el sector.

— ¿En el peor de los casos, que pasará después de octubre del próximo año si no contamos con un nuevo marco legal para el libro?
Imagínate. Ahora los libros no tienen IGV y contamos con exoneraciones arancelarias. Sin ello, la importación estaría castigada severamente. Muchas empresas cerrarían. Los libros tenían que aumentar 20% su precio como mínimo. Pero hay una ventana estrecha de oportunidad y tenemos que aprovecharla.

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