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¿Ya hay un libro sobre el papa León XIV? No, hay tres. Le gustaba celebrar Halloween y más revelaciones contadas por los autores
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León XIV no lleva ni tres meses de papado, pero ya tiene varios libros escritos y publicados sobre su vida. La celeridad responde, por supuesto, a intereses comerciales de las editoriales que olfatearon el legítimo interés de los peruanos por conocer la vida de este hombre que nació en Estados Unidos, vivió por décadas en diferentes regiones de nuestro país, sacó su DNI, y de un momento a otro se convirtió en el sucesor de Francisco, mandando saludos a Chiclayo desde el balcón de la Basílica de San Pedro.

A propósito de los mencionados lanzamiento, conversamos con tres autores que acaban de publicar sendos libros sobre ese enigma llamado Robert Prevost, el papa peruano del Perú. A cada uno de ellos les hicimos las mismas tres preguntas, para contrastar sus respectivas aproximaciones y procesos de escritura.
1. ¿Cuán desafiante ha sido escribir y publicar un libro sobre este personaje en tan poco tiempo?
2. ¿Cuál es el enfoque particular del libro, y qué revelaciones particularidades destacarías?
3. Sobre la discusión sobre si Prevost es peruano o no, ¿cuál es tu parecer?
Renzo Gómez Vega, autor de “El papa peruano” (Planeta)

1. El 8 de mayo, un minuto después de que Robert Prevost se convirtiera en León XIV, yo recibí dos mensajes en WhatsApp. Uno era del subdirector de “El País América”, Javier Lafuente, que me preguntó: “¿dónde queda Chiclayo y qué tan lejos está de Lima? Necesito una nota de su relación con el Perú en menos de una hora”. El otro mensaje era de Víctor Ruiz Velazco, editor de Planeta: “¿Ya estás escribiendo la biografía del papa? Te doy un mes”. El proyecto nació con esa presión que los periodistas conocemos bien y que nos acorta la vida. Pero también con la misma autoexigencia de que una publicación debe tener hallazgos y sobre todo no aburrir. Han sido semanas intensas donde todo debía suceder a la par: reportear, leer y escribir que, como sabemos, es lo más tortuoso. Y, además, en el medio, la vida: fallecieron un par de tíos y el padre del editor, me reencontré con uno de mis hermanos mayores luego de 18 años y, por si fuera poco, me enteré de que sería padre. Yo escribí “El papa peruano” mientras mi novia creaba vida.
2. Es un esfuerzo por humanizar a un personaje universal que roza lo divino. Un intento por descifrar al consejero espiritual del planeta, con el ímpetu de seguir sus huellas en una ruta que ahora se ha convertido en turística. En dos viajes por la costa norte, recogiendo diversos testimonios, descubrí al misionero que iba a los lugares más alejados a bordo de su camioneta, sin chofer y sin escolta. Al formador espiritual que cambiaba bujías y llantas con las mismas manos con las que repartía la hostia. Al agustino que marchaba con sus seminaristas, denunciando los crímenes en contra de los derechos humanos en los años noventa con carteles que citaban una frase Pablo VI: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”. El libro también cuenta otras dimensiones inesperadas de Prevost: celebraba Halloween y en Chiclayo lo hacía con música criolla de fondo. Prevost concebía este sincretismo no como una fiesta pagana, sino como un asunto cultural para acercarse a los fieles y conectar con los más jóvenes. Prevost tiene un gran sentido del humor. Quizá no sea tan campechano como Francisco, pero es muy cercano a su manera. Por cierto, al leer el libro se enterarán también que Robert Prevost debería tener otro apellido. Su abuelo paterno cambió de identidad por un escándalo y asumió ese apellido para pasar desapercibido.
3. Ciertamente se nacionalizó porque era un requisito para ser obispo de la diócesis de Chiclayo, pero al mismo tiempo lo hizo por la gratitud hacia un país donde vivió casi un tercio de su vida. En el Perú terminó de forjarse como misionero y fue párroco por única vez. Se enfrentó a una realidad cruda que no necesariamente está en los libros de teología. Un camino que parecía ya trazado cuando su tía política, la esposa del hermano de su padre, le regaló un chullo a inicios de los sesenta cuando tenía cinco años. Y un dato no menor: el padre de León XIV nació un 28 de julio. Más que exacerbar el chauvinismo, lo que intento en “El papa peruano” es contar en detalle pasajes donde León XIV reforzó su peruanidad.
Dato: “El papa peruano” se presentará en la FIL 2025 este lunes 28 de julio, a las 7 p.m., en el auditorio Izquierdo Ríos.
Iván Herrera Orsi, autor de “Es la historia de un León” (Academia Antártica)

1. Ha sido poco más de un mes de trabajo intenso, de fines de semana, noches y madrugadas muy arduas. He tenido apoyo en la investigación, con tres asistentes que me han ayudado a hacer entrevistas, además de las que yo mismo he hecho: uno recorriendo Lambayeque, otro en Chulucanas, y otro aquí en Lima. Y también encontré útil la inteligencia artificial (IA) para encontrar fuentes. La posibilidad que tiene Gemini de crear informes me dio la oportunidad de ubicar fuentes que no tenía mapeadas. Me he apoyado mucho en investigación hemerográfica, así que la IA me aceleró el trabajo de investigación. Ha sido intenso, pero la verdad es que lo he disfrutado porque me gusta mucho el trabajo de periodismo narrativo.
2. El libro busca construir un retrato humano de Prevost, acompañándolo desde el inicio. Cada capítulo tiene que ver con una etapa de su vida (el monaguillo, el estudiante, el misionero, etc.), sigue una secuencia cronológica. Pero a pesar de ese orden, cada capítulo tiene a la vez una estructura interna que no es cronológica, sino que va una y otra vez entre el pasado y el presente. He jugado mucho con el tiempo para presentar a las personas que lo han conocido, sus reacciones, testimonios particulares, y más. Y lo que he podido encontrar es a un tipo brillante, pero con los pies en la tierra. Las personas que lo han conocido sienten una genuina admiración por sus capacidades intelectuales, pero sin darse aires. Es alguien que vive su fe con una dimensión humana, muy cercana a las personas. Un hombre que cuando se estresa sale a manejar, porque le encantan los carros. Y que también disfrutaba cocinando para las personas de su comunidad.
3. Ciertamente Prevost es peruano en tanto que se ha nacionalizado peruano. Es verdad que esta decisión procede de la exigencia planteada por el concordato ante la Santa Sede. pero en realidad expresa muy bien la relación que Prevost aceptó establecer con el Perú, pues se siente muy identificado con el Perú. Más que una cuestión documental, del DNI, es una cuestión de afectos y del corazón. Algo interesante es que, en el momento en que se estaba gestionando su naturalización, tuvo que recurrir a la “vara”, porque el trámite se estaba demorando en Migraciones. Acudió al exministro José Luis Pérez Guadalupe para que acelere el proceso. Una cosa muy peruana: recurrir a los contactos para navegar por la burocracia. Entonces Prevost es alguien que conoce el Perú y que ama al Perú. Cosa curiosa: su padre nació un 28 de julio.
Dato: “Es la historia de un León” se presentará en la FIL 2025 este jueves 31 de julio, a las 4 p.m., en el auditorio José María Arguedas.
Carlos Oré Arroyo, autor de “León XIV. El chiclayano de Chicago” (Primera Persona)

1. Aunque el pontificado de León XIV apenas lleva unos meses, la cantidad de información que ha circulado desde su inicio ha sido descomunal, tanto como la que se ha inventado en algunos casos. Hizo falta mucha cautela porque, como dice el título de uno de los capítulos, “todos en el norte conocen al papa” o creen conocerlo. Los más cercanos han llegado a tomarse algunas licencias al declarar incluso sobre su hinchaje. En una entrevista para el libro, el cardenal Pedro Barreto advirtió que habría quienes buscarían interpretar las palabras y acciones del papa a su conveniencia y eso ha sido más que evidente en el plano político, social y hasta deportivo. El poco tiempo, sin duda, ha sido una complicación, pero me ha dejado con material suficiente para otro libro que espero se complemente con lo que veremos durante el resto de su pontificado.
2. El libro camina entre la biografía y el ensayo para comprender la personalidad de Robert Prevost así como la institución que ahora tiene a su cargo. Me llamó la atención dar con la “Crónica moralizada de la Orden de San Agustín en el Perú”, un texto de 1638 que habla de Fray Diego Ortiz, el primer mártir católico del virreinato. La narración de la vida del agustino no dista mucho de cómo la prensa peruana ha descrito a Prevost, dotando de solemnidad cada pasaje de su vida y aprovechando cualquier oportunidad para vincularlo con la comida: si al hablar del papa se mencionó un seco de cabrito o un frito chiclayano, a Ortiz se le comparó con la palta y el durazno, frutos del nuevo mundo que cautivaron a los europeos. León XIV, felizmente, no ha dejado de hablar de la sinodalidad, por ello en el libro ofrece un espacio a los “desplazados”: los miembros de la comunidad LGBT, los que defienden el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y quienes buscan una muerte digna, grupos que luego de décadas y siglos empiezan a ver cómo se construye un puente con la Iglesia católica.
3. Perú es el país a donde un joven Prevost llegó como misionero, aquí se terminó de formar como religioso y, sin pensarlo, el norte lo preparó para ser prior general de los agustinos y luego papa. De sus 69 años, 40 ha estado vinculado a nuestro país. Ha sido testigo del centralismo, ha visto de cerca nuestros episodios más traumáticos e incluso ha levantado la voz cuando la clase política nos demostraba que podía caer un poco más bajo. ¿Cuántos peruanos con DNI han hecho muchos menos que Robert Prevost por este país? Millones. Su caso nos hace recordar que ser peruano va mucho más allá de llevar una escarapela en el pecho y desafinar cada vez que suena “Contigo Perú”.
Dato: “León XIV. El chiclayano de Chicago” se presentará en la FIL 2025 este lunes 28 de julio, a las 7 p.m., en el auditorio Clorinda Matto de Turner.








