En 1995 Lima no era una capital considerada para grandes conciertos, ni para grandes artistas. Ese año, sin embargo, hubo dos shows que pasarán a la historia musical de nuestra ciudad, por la importancia de sus intérpretes. El primero fue el concierto de Phil Collins en el Estadio Nacional; el segundo fue el del incomparable Luciano Pavarotti en el Jockey Club del Perú. La visita del tenor italiano más famoso de todos los tiempos representó un hito para la lírica nacional. Nunca antes habíamos recibido a una figura tan relevante, en la cima de su fama mundial.

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