Ángel Navarro

Miki González se siente inquieto. Ya no por haber superado el cáncer dos veces, o por su agitada vida nocturna como DJ de raves de música electrónica, sino por su reciente diagnóstico de TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad). A esto se suma un gusto irrefrenable por las tazas de café cargado, que lo mantienen en un estado mental extremo que lo ayuda a enfocarse. Con un Buda a sus espaldas y la computadora como herramienta, González encuentra su centro.

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