Hace tan solo un año, la pandemia representaba el apocalipsis para la música electrónica a nivel mundial. Incluso durante la reactivación económica, fueron muy pocos los proyectos que incluyeron a este género al considerarlo más un ocio que cultura. Sin embargo, la quinta edición del Road To Ultra celebrada el pasado 8 de octubre en Lima, demostró que solo se trató de una pausa. Con pirotecnia, lanzallamas, megatrones, y una inmersión lumínica y visual impresionante, el festival logró el sold out congregando a más de 22.000 almas.
Manos en el aire
El evento inició hace más de hora y media, pero siendo las 8 P.M. la cola para el ingreso aún es extensa. En el recinto el público es diverso, algunos con accesorios de luces led, otros con piedras decorativas en el rostro, envueltos en escarcha, con disfraces (dinosaurios, pokemones), y mucho más. Todos ellos saltan a la vez al ritmo de los loops.
En el escenario, Kayfex y Tomas Young, los dos únicos peruanos invitados al evento, ya lograron energizar al público que ahora estalla de algarabía con el mix de Nicky Romero, “Satisfaction”, originalmente mezclado por Benny Benassi. La arquitectura del escenario está hecha para que el asistente se sumerja en la experiencia, para que sienta cada beat en todo el cuerpo.
El DJ continúa haciendo vibrar a los asistentes con temas tan esperados como Summer Sadness de Lana del Rey o “Runaway” de Harmony, pero es “I Could Be The One”, su colaboración con el desaparecido Avicii, la que desata la emoción colectiva. La emotividad alcanza puntos más altos cuando la imagen del fallecido productor sueco aparece en las pantallas, que segundos después se esfuma mientras la música llega a su fin.
El corazón del show
Pero no hizo falta esperar demasiado para que el indo-estadounidense KSHMR (Niles Hollowell-Dhar) inicie su espectáculo. “Qué bacán, Perú. ¿Cómo estamos?”, saluda mientras suena su icónica mezcla “Neverland”. El compositor rápidamente anima al público, que se revitaliza inmediata e incontrolablemente.
La música se apacigua y el artista confiesa que acaba de cumplir los 34 años: “Ayer fue mi cumpleaños, pero hice algo pequeño porque quería celebrarlo hoy con ustedes a lo grande”. El público grita alegre y le responde cantando en coro “Feliz Cumpleaños”; Hollowell-Dhar agradece el gesto y continúa con su original mix Omnislash.
De pronto, suena la mayor sorpresa de todo el concierto: Los paneles proyectan la flameante bandera del Perú y el Ultra se transforma por unos momentos en el Huaralino, mientras desde las bocinas suena “Cariñito” de Los Hijos del Sol. La sorpresa se refleja en todas las caras, pero no pasa mucho tiempo para que se arme la fiesta y los pies se muevan naturalmente ante la cumbia nacional. No fue el único homenaje peruano, durante todo su repertorio también sonó “Contigo Perú” de Arturo “Zambo” Cavero, “La Anaconda” de “Los Hijos de Lamas” e incluso “El Cóndor Pasa” de Leo Rojas.
“Quiero agradecer al Perú, porque fue uno de los primeros países en apoyar mi carrera”, mencionó entre canción y canción, robándose de esta forma el cariño de todos los presentes y demostrando porqué es reconocido por su aprecio a las herencias culturales de todo el mundo.
Un público que no se agota
Pasadas las 11 P.M., la arena se convierte en una discoteca de grandes dimensiones. Los energizantes y el alcohol escasean por la alta demanda. Ahora es el turno de Nick van de Wall ‘Afrojack’, el holandés ganador de un Grammy y reconocido por su estilo musical único que se ha convertido en números éxitos de radio.
“¡Buenas noches, Perú!”, grita e inicia inmediatamente con su clásico remix “Lasers” y “The Birds”. El emocionado público se nota un poco cansado, algunos ya solo muestran efusividad con una mano en el aire. Pero solo hacía falta que sonara “Titanium”, de David Guetta, para que la adrenalina de los presentes suba otra vez.
La fiesta sigue con éxitos mixtos de pop, reguetón o rap, como “Blinding Lights” de The Weeknd, Pepas de Durty y su colaboración con Snoop Dog, “Dynamite”. “Put your hands up [¡Arriba las manos!]”, gritaba incesantemente. Las manos obedecieron.
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En el trecho final, el fenómeno cultural y productor francés William Étienne, alias DJ Snake, sale a escena. “¡¿Están preparados para la fiesta de esta noche?!”, dice mientras el volumen incrementa a niveles sórdidos, y por primera vez en todo el show, el hardstyle cobra vida. “Esta es mi primera vez en Perú, ¡si estás listo para la fiesta pon tus manos en el cielo ahora mismo!”, alienta mientras suena su mezcla de “Wooble” de Crankdat & Tisoki. A estas alturas, todos alrededor tienen el celular en la mano y gritan hasta quedarse sin aliento.
Sigue con sus éxitos de radio “Turn Down for What”, “Disco Maghreb”, “Lean On” y “Taki Taki”. “Lima, Perú, muchas gracias. Los amo, espero verlos pronto”, pronuncia antes de finalizar su show con su ultimo gran hit “Let Me Love You”, en colaboración de Justin Bieber. Y mientras la música disminuye progresivamente, DJ Snake toma una bandera peruana de entre el público y la ondea lentamente hasta desaparecer de escena, cerrando así la noche donde la música electrónica despertó en el Perú.
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