A pesar de los años, cuando parece que todo lo que hizo en vida Julio Ramón Ribeyro está grabado, dicho o representado, aparece un nuevo documento o recopilación inédita que pone al “mudo” nuevamente en vigencia. Y es que la genialidad del literato peruano, cuyos cuentos son su carta de presentación, parece inagotable incluso treinta años después de su fallecimiento.
Dentro de las facetas menos exploradas de Ribeyro se encuentra su etapa como dramaturgo, dejando un legado de múltiples obras de teatro como la de más larga duración “Santiago el pajarero” (1958), “El sótano” (1959), “Fin de semana” (1961) y la “más importante” para el escritor -descrito así en su carta del 5 de mayo de 1979-, “Los Caracoles”, escrita en 1964 mientras residía en Francia.
Entre los cientos de lectores de Ribeyro se encuentra el actor Manuel Gold, quien tras leer un recopilatorio de las obras teatrales del escritor peruano encontró en “Los Caracoles” una comedia crítica que debía realizarse en estos tiempos. Además de ser una de las obras que más lo cautivó del escritor.
“Está ambientada una época diferente, pero parece que habla de situaciones que cualquiera puede encontrar similitudes en momentos que vemos que ocurren en nuestros tiempos. Esa genialidad y atemporalidad es algo que habla muy bien de Ribeyro, pero que habla mal de nuestra sociedad”, enfatiza Manuel Gold en entrevista con El Comercio.
De actor a director
Para Manuel Gold, ser actor es algo imposible de separar de su historia, pues considera que, tras 22 años de trayectoria artística y 45 obras de teatro realizadas hasta la fecha, su lugar es sobre las tablas del teatro. Aunque esta vez asume un rol diferente al que tiene acostumbrado al público, cumpliendo uno de sus primeros grandes deseos como artista: ser director teatral.
“Cuando era más joven, mi idea siempre fue ser dramaturgo, no actor, pero la vida me llevó por un camino que me gusta mucho, al punto que no terminé mi carrera universitaria por dedicarme a esto”, menciona Gold, quien ahora debuta como dramaturgo con la obra que siempre quiso ver en escena, “Los Caracoles”.
Para esta obra, el elenco está conformado por Miguel Iza, Jely Reátegui, Renato Rueda, Sebastián Monteghirfo y Gisela Ponce de León, quienes darán vida a una historia que nos sitúa en el emblemático hotel El Trópico. Este se encuentra al borde de la bancarrota debido a su nueva competencia, lo que los llevará a tomar cualquier medida para aplastar a sus rivales sin importar las consecuencias. “Aunque conozco a todos ellos desde hace muchos años, no dudo en pedirles algo, y ellos tampoco. Ser director es algo que ya asumí por completo”, comenta Gold.
Con este nuevo desafío en su carrera, ha cambiado su vida profesional, que ahora gira en torno a los afiches, reuniones con los productores, escenógrafos, tramoyistas, compositores musicales, diseñadores de vestuario, iluminadores y los actores. “Aquí me llevo el trabajo a casa, pienso en todo momento en los detalles, los ensayos, los pagos y la cantidad de entradas vendidas. El estrés es mucho, pero mi emoción lo sobrepasa”, nos cuenta Gold.
Luego de un año de preparación, a unas semanas del estreno el 2 de mayo en el Nuevo Teatro Julieta, Manuel Gold no piensa en ser un gran director de teatro o seguir dirigiendo obras, sino en completar un sueño que ahora se hace realidad. “Estoy cansado, aquí se va gran parte de mis horas y tiempo libre, pero siento que cuando la vea terminada sobre el escenario, cada cosa que hice hasta ahora habrá valido la pena”, concluye.