La estrepitosa caída ante Arabia Saudita derrumbó a Argentina en las apuestas. En todas las casas de Europa, la Albiceleste estaba segunda pagando 6,50 euros. Ahora está séptima y devuelve 10. Brasil era el favorito pagando 6,50, pero tras el triunfo sobre Serbia su dividendo es de 3,30. Y España, que no figuraba para nada, tras su 7 a 0 se coloca cuarta detrás de Brasil, Francia e Inglaterra.
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Japón, por su parte, no sólo dio la nota venciendo a Alemania, además le dio vuelta el marcador. No recordamos partidos en los que fueran ganando los alemanes y los rivales tuviesen el temple para mandarlos a la lona. Habla no sólo de buen juego, también de temperamento y personalidad. La misma que mostraron los muchachos de Arabia Saudita para voltearle el partido a los Messi Boys.
Las que no despegan son las selecciones africanas. Perdieron Senegal, Marruecos, Camerún y Ghana. Apenas empató Túnez. Un punto de quince. Hace treinta años se viene proclamando el surgimiento del fútbol de África, que siempre queda en lo mismo. No por mala materia prima, porque luego van a Europa y tienen éxito, o los nacionalizan las selecciones multiculturales (Francia, Suiza, etcétera) y les va bien. Suiza le ganó a Camerún 1 a 0 con gol de Embolo, delantero nacido en Camerún, criado en Francia y Suiza por motivos de inmigración. Como él, hay cientos con historias similares. De modo que el estancamiento permanente de África es por motivos organizacionales, no futbolísticos. Y conste que tienen el mejor biotipo físico en un momento en que la incidencia de ese rubro es muy gravitante.
Un rumor desilusionante que llega del campamento argentino: Messi, que volvió a entrenarse diferenciado de sus compañeros, no está bien físicamente. Ya llegó mal a Catar y se le agravó un dolor en el aductor. “Está físicamente en cuatro puntos”, aunque va a jugar igual, dicen en su entorno. Una pena, pensábamos que podía hacer un buen Mundial.
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