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“La capacidad de respuesta que tiene en estos momentos Irán frente a Israel es muy limitada”
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La escalada entre Israel e Irán ha vuelto a poner en vilo al mundo. Esta vez la tensión en Medio Oriente se elevó tras el ataque con misiles lanzado en la madrugada del viernes 13 por el país hebreo contra su acérrimo enemigo, que -tal como se esperaba- ya empezó a responder.
En diálogo con El Comercio, Román Ortiz, analista español experto en seguridad internacional, considera que Irán está debilitado militarmente y que en adelante, más allá de incursiones con misiles y drones, podría optar por responder mediante acciones encubiertas o indirectas. Aunque no cree que este conflicto anticipe una guerra mundial, sí lo considera un eslabón más de una cadena de tensiones globales que podrían desencadenar más conflictos en otras regiones.
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-¿Qué se espera de la respuesta de Irán en el corto plazo y más allá?
Irán en este momento está en una situación muy difícil. Durante décadas, Teherán confió en que había construido un anillo de grupos y gobiernos hostiles a Israel cerca de sus fronteras y esperaba que en caso de una crisis de estas características pudiese utilizarlos. Parte fundamental de ese plan eran Siria y Hezbolá en Líbano, y en ambos casos hay cambios. En Siria ha habido un cambio de régimen y los nuevos gobernantes sirios son hostiles con Irán. Y Hezbolá se ha visto debilitado extraordinariamente, sobre todo en su estructura de mando, con la campaña militar israelí que empezó con el recordado ataque de los beepers y los walkie talkies que fueron manipulados con explosivos.
La otra herramienta con la que Irán esperaba responder a Israel era con el lanzamiento de misiles y de drones. Pero lo cierto es que los ataques aéreos de los últimos meses contra Irán han debilitado sustancialmente sus defensas aéreas y la capacidad de producción de vectores, fundamentalmente misiles de largo alcance y drones. Eso quiere decir que esa herramienta también está debilitada. Entonces, la capacidad de respuesta que tiene en este momento Irán frente a Israel es realmente muy limitada.
-¿Cómo podría darse esa respuesta?
Uno esperaría que a medida que pase el tiempo, y no me refiero solo a los próximos días, Irán trate de seguir respondiendo al ataque de Israel, pero esa respuesta va a ser siempre asimétrica. Yo diría que Irán va a confiar más en redes terroristas, en lo que quede de Hezbolá, porque va a tener muchas dificultades para reconstruir su capacidad para producir misiles en una escala sustantiva, por lo menos durante un tiempo. De tal manera que, en el corto plazo, de lo que hay que estar pendientes es de las redes clandestinas asociadas a grupos como Hezbolá, que a pesar de que la inteligencia israelí está haciendo todo lo que puede para neutralizarlas, pues sin duda alguna van a tratar de activar las estructuras que les quedan.

-¿Algún país podría surgir como mediador para tratar de evitar una confrontación mayor en Medio Oriente?
Es muy difícil imaginar en este momento que haya una mediación y que sea exitosa. Durante un tiempo hubo un debate dentro de la comunidad estratégica israelí sobre si Israel podía vivir con un Irán que contase con un arma nuclear. Había sectores que pensaban que de la misma manera que la disuasión nuclear había funcionado entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, se podía encontrar un equilibrio del terror de ese estilo con Irán. El ataque de Hamas del 7 de octubre del 2023 terminó con ese debate porque demostró que los fundamentalistas islámicos, incluso si sabían que iban a recibir una represalia masiva, como ha sido el caso en Gaza, estaban dispuestos a atacar a Israel para infligir daño a Israel. En otras palabras, no se podía disuadir a los radicales islámicos y eso hizo intolerable para la seguridad israelí la existencia de un Irán con armas nucleares. En consecuencia, lo que están haciendo los israelíes es tomar todas las medidas para evitar que Irán consiga ese armamento nuclear.
-El ataque israelí golpeó instalaciones nucleares de Irán y también ha eliminado a varios altos funcionarios de ese sector. ¿Qué consecuencias cree que podría tener esta disputa en cuanto a la seguridad nuclear?
No creo que el tipo de ataques que están desarrollando los israelíes representen un riesgo muy grande en términos de que se vaya a producir alguna clase de desastre nuclear. Entre otras cosas, porque una parte sustancial de las instalaciones claves del programa nuclear iraní son subterráneas; entonces, por un lado son difíciles de atacar y por otra parte, si finalmente son destruidas, el hecho de que sean subterráneas va a reducir mucho cualquier efecto colateral del ataque, más allá de la destrucción de la instalación.
La otra cuestión que es importante señalar es que la presión militar israelí contra el programa nuclear iraní se está moviendo de enfoque. Durante mucho tiempo el foco principal del esfuerzo militar israelí fue retrasar al máximo el proceso de enriquecimiento de uranio. Hay dos fases en el proceso de la producción de un arma nuclear. Por una parte, uno tiene que disponer del uranio enriquecido y luego sigue la fase en la que se usa ese uranio para construir una cabeza que pueda ser lanzada con un misil. Y los dos científicos que han muerto por los ataques israelíes estaban involucrados en esa última fase. El objetivo es retrasar al máximo el proceso para producir una bomba nuclear. El ataque israelí puede retrasar un poco el enriquecimiento de uranio, pero lo fundamental en este momento es presionar y evitar ese proceso de construcción de la cabeza nuclear. Y entre tanto tratan de crear unas condiciones para tratar de provocar un colapso del régimen.
-Estados Unidos aclaró rápidamente que no participó en los ataques. ¿Qué se puede esperar del papel del gobierno de Trump en este escenario?
Yo creo que la política norteamericana de tomar distancia de Israel coloca a Estados Unidos en una posición estratégica muy difícil. La proximidad del respaldo abierto de Estados Unidos a Israel de alguna manera le granjeaba a Washington muchas enemistades en Medio Oriente, pero al mismo tiempo le daba influencia sobre la política israelí. El movimiento de Trump de decir que esto es una acción unilateral israelí pone a Estados Unidos en una posición estratégica que combina lo peor de los dos mundos. Para los que están en contra de Israel y en contra de Estados Unidos, lo que diga Donald Trump no tiene mucha credibilidad. Y ellos siguen pensando que de una manera abierta o encubierta, Estados Unidos está apoyando a Israel. Y por otra parte, los israelíes sienten que Estados Unidos ha dejado de coordinar su política en Medio Oriente con ellos, con lo cual realmente están actuando unilateralmente y, en consecuencia, Estados Unidos tiene mucho menos influencia sobre lo que Israel está haciendo.

-¿Cuánto nos acerca realmente esta escalada a un conflicto de talla mundial? ¿Es realmente una exageración pensar en eso?
Yo creo que estamos metidos en una guerra regional, pero de ahí a hablar de una guerra mundial hay una diferencia importante. En realidad estamos viendo una guerra regional desde hace tiempo en el sentido de que Israel está enfrentando a Irán y a sus aliados a todo lo largo de la región. No creo que eso escale a una confrontación global de manera directa. Cuando se habla de una guerra mundial el término es un poco equívoco porque nos da la idea de que se trata de una única guerra extendida por todo el mundo. Pero lo que existe en realidad es la posibilidad de que haya varias guerras interconectadas, pero independientes sucediendo al mismo tiempo. Eso fue lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial.
-Y lo que pasa en este momento en el mundo…
En este momento existen varios conflictos autónomos, pero hay algunos elementos en común. El primero es que tenemos una serie de potencias que no están de acuerdo con el statu quo internacional que teníamos, fundamentalmente China y Rusia, y que están recurriendo al uso de la fuerza o a apoyar a Estados que utilizan la fuerza, para romper ese orden internacional. El segundo punto es que el orden internacional, como lo teníamos, estaba sostenido por un compromiso importante de Estados Unidos y eso ha cambiado. En la medida en que Estados Unidos se está replegando, no solo militarmente, sino también en cuanto al compromiso político, ese orden está empezando a agrietarse y algunos trozos están empezando a caer. Y eso es lo que estamos viendo con estas guerras. Lo que estamos viendo en Medio Oriente es que con Estados Unidos con menos presencia en la región, Israel actúa de manera independiente.
Tal vez la cuestión no es si este conflicto nos puede llevar a una guerra mundial, sino que este es un conflicto más que está empujando el mundo hacia una guerra global, pero no porque el conflicto se vaya a extender, sino porque pone otra esquina del mundo a arder y es parte de una secuencia de acontecimientos que puede poner a arder otras esquinas del mundo. La causa no va a ser este conflicto regional, pero las causas que están generando este conflicto regional es probable que genere otros en otras zonas del mundo.










