Redacción EC

Moon Jae-in, un veterano de la lucha por los derechos humanos favorable a un acercamiento con Corea del Norte, ganó este martes ampliamente las elecciones presidenciales en Corea del Sur.

Moon, gran favorito en los sondeos y candidato del Partido Democrático, de centroizquierda, obtuvo 41,4% de los votos, según una encuesta de tres cadenas de televisión.

Las elecciones se llevaron a cabo en un clima político marcado por el escándalo de corrupción que terminó con la destitución de la presidenta Park Geun-Hye y por las tensiones con Pyongyang.

El próximo ocupante de la "Casa Azul", la residencia oficial de la presidencia surcoreana, heredará además el espinoso problema norcoreano.

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— Corea del Norte y otros desafíos —

La victoria de Moon, de 64 años, podría significar un importante cambio de política respecto a Pyongyang y también al aliado y protector estadounidense.

Rompiendo con la línea dura con Pyongyang que defendía Park, Moon podría proponer un acercamiento menos conflictivo con el Norte y emanciparse de la tutela estadounidense.

"Yo percibo el fuerte deseo de la gente de cambiar el gobierno (...) Solo podemos hacerlo realidad cuando votamos", dijo Moon después de emitir su voto acompañado de su mujer, en un recinto del oeste de Seúl.


 

Moon es partidario del diálogo con Corea del Norte para aliviar la creciente tensión por el programa nuclear y de misiles de su hermético vecino. También quiere reformar poderosos conglomerados de gestión familiar, como Samsung y Hyundai, e impulsar el gasto fiscal para crear empleos.

Moon, que perdió ante Park las últimas elecciones presidenciales de 2012, ha criticado a los gobiernos conservadores por no detener el desarrollo armamentístico de Corea del Norte. Aboga por una política de dos vías: por un lado el diálogo y por otro mantener la presión y las sanciones para alentar los cambios.

En una transmisión en vivo en YouTube, Moon dijo el martes que Corea del Sur debería asumir un papel diplomático más activo para frenar la amenaza nuclear de Corea del Norte y no mirar ociosamente mientras Estados Unidos y China conversan entre ellos.

Rara vez las tensiones han sido tan fuertes en la península coreana por el temor a un ensayo nuclear del régimen comunista de Pyongyang. Tampoco ayuda el carácter imprevisible del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, que amenazó con solucionar la cuestión por la fuerza.

Por su parte China está descontenta con el despliegue de un escudo antimisiles estadounidense en Corea del Sur para contrarrestar la amenaza norcoreana.

"Yo voté por Hong ya que la seguridad (frente a Corea del Norte) es la cosa más importante", dijo a la AFP Chung Tae-Wan, un médico de 72 años, que sufragó en Seocho, un distrito acomodado en el sur de Seúl.

El nuevo presidente tendrá también mucho que hacer para combatir la desaceleración económica, las desigualdades, la subida del desempleo, en especial entre los jóvenes, y el estancamiento de los salarios.

Según una encuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) del año pasado, el 10% de los surcoreanos más ricos obtiene la mitad de los ingresos de toda la población.

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—Impresionante participación—

Pocas horas antes del cierre de las urnas, la participación era del 63,7%, frente al 59,3% de hace cinco años a la misma hora, un aumento significativo, esperado tras las masivas movilizaciones en las que millones de personas pidieron la salida de Park.

"Estaba tan decepcionada con Park y con la clase dirigente", contó a la AFP Kim Kyung-Min, una joven de 24 años que votó por anticipado pero que no quiso revelar el nombre de su candidato.

En el epicentro de la crisis está la relación de la destituida presidenta con Choi Soon-sil, una confidente que se hizo conocida como "Rasputina" por las acusaciones de haberse aprovechado de sus relaciones para sacar decenas de millones de dólares a las grandes corporaciones surcoreanas.

Este megaescándalo de corrupción, que sacudió incluso a Samsung, catalizó muchas frustraciones de la población con respecto a las desigualdades, la economía y el empleo.

La crisis obligó a todos los candidatos a prometer reformas para una mayor integridad.

Moon Jae-in lideró los sondeos electorales durante toda la campaña. Su principal rival, el conservador Hong Joon-Pyo, se quedó muy por detrás.

Fuente: Agencias

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