Casi medio siglo después de que el aborto se despenalizara en Estados Unidos una nueva ley intenta ponerle freno.
Este miércoles entró en vigor en Texas una estricta legislación que impide la interrupción del embarazo a partir de las seis semanas de gestación, el periodo en el que grupos “provida” creen que se puede detectar los latidos del corazón fetal, aunque las autoridades médicas aseguran que es un criterio “engañoso”.
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La ley entró en vigor luego de que la Corte Suprema de EE.UU., de mayoría conservadora, no respondiera a una apelación de emergencia presentada por organizaciones civiles y proveedores de servicios de aborto.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), que estuvo entre los que pidieron que la Corte bloqueara la legislación, confirmó que el tribunal “no había respondido” a la solicitud”.
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“Se acaba de cortar el acceso a casi todos los abortos para millones de personas”, indicó.
La Corte Suprema todavía tiene el poder de revocar la prohibición en una etapa posterior.
La nueva ley
Desde la decisión de la Corte Suprema de 1973 conocida como Roe vs Wade, las mujeres estadounidenses han tenido derecho al aborto hasta que el feto sea viable, es decir, capaz de sobrevivir fuera del útero. Por lo general, esto ocurre entre las semanas 22 y 24 de embarazo.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, promulgó en mayo la denominada “Ley de los latidos del corazón”, que le da a cualquier individuo el derecho de demandar a los médicos que practiquen un aborto después de las seis semanas, un periodo en el que muchas mujeres no saben que están embarazadas.
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos ha dicho que el término “latido del corazón” es engañoso y que lo que se detecta en esta etapa es “una porción del tejido fetal que se convertirá en el corazón a medida que se desarrolle el embrión”.
La legislación hace solo una excepción en el caso de emergencia médica, que requiere prueba escrita de un médico, pero no para embarazos resultantes de violación o incesto.
A partir de ahora, las mujeres de Texas que deseen abortar después de seis semanas deberán viajar a través de las fronteras estatales, un promedio de 400 km, según lo estimado por el Instituto Guttmacher a favor del aborto.
“Es increíble que los políticos de Texas se hayan salido con la suya con esta ley devastadora y cruel que dañará a tantos”, dijo al diario The Guardian Amanda Williams, directora de una organización proaborto.
¿En qué se diferencia de otras restricciones?
Aunque esta no es la primera restricción al aborto en EE.UU. sí es la más severa.
La mayoría de las legislaciones que se han propuesto anteriormente se han basado en sanciones penales o alguna forma de castigo reglamentario y muchas han sido paralizadas por la Justicia.
En cambio, la ley de Texas autoriza “un derecho de acción civil privado”, que permite a las personas demandar para hacer cumplir la ley incluso si ellos mismos no han sido perjudicados y sin sanción penal por presentar casos que puedan ser falsos.
Un estadounidense común, de Texas o de cualquier otro lugar, ahora puede reclamar hasta US$10.000 en daños en un tribunal civil contra los proveedores de abortos y los médicos, y posiblemente cualquier persona involucrada en el proceso.
Eso significa que el personal de la clínica, miembros de una familia o cualquiera que apoye el procedimiento podrían, en teoría, ser demandados.
Kim Schwartz, de la organización Texas Right to Life, que apoya la medida, le dijo a la BBC que la mayoría de las leyes antiaborto están “retenidas en el sistema judicial durante años” y esto “frustra la voluntad de la gente”.
Pero la ACLU y otros críticos han sugerido que la ley de Texas defenderá “un plan de caza de recompensas” de costosas “demandas judiciales” diseñadas para acosar a las mujeres que buscan un aborto.
¿Cuál es la posición de los estadounidenses?
El aborto ha sido durante mucho tiempo uno de los temas sociales más polémicos en el país.
Sin embargo, las encuestas del Pew Research Center indican que casi 6 de cada 10 estadounidenses creen que el aborto debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos.
Este número se ha mantenido relativamente estable durante las últimas dos décadas, pero enmascara una división partidista: solo el 35% de los republicanos apoyan esa posición.
En la conservadora Texas, una encuesta de abril encontró que casi la mitad de los votantes del estado apoyan una prohibición de los abortos a partir de las seis semanas.
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