“Con nosotros en la galería está el presidente legítimo de Venezuela”. Los principales representantes de la política estadounidense -o como en ese país le llaman, el establishment, ovacionaron de pie al presidente de la Asamblea Nacional y líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó.
Sucedió este martes, durante el discurso del Estado de la Unión que pronunció el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Capitolio de Washington DC.
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Guaidó, quien en enero del 2019 se proclamó “presidente encargado” de Venezuela, fue reconocido por el mandatario estadounidense como el verdadero líder de su país y de inmediato comenzaron los aplausos y ovaciones.
Los congresistas e invitados presentes, incluida la líder del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se pusieron de pie.
“Aquí, esta noche, se encuentra un hombre muy valiente que lleva consigo las esperanzas, los sueños y las aspiraciones de todos los venezolanos. Uniéndose a nosotros entre los presentes está el verdadero y legítimo presidente de Venezuela, Juan Guaidó. Señor presidente, por favor lleve este mensaje a su gente”, afirmó Trump dirigiéndose al líder opositor de 36 años.
El mandatario agregó que “todos los estadounidenses están unidos con el pueblo venezolano en su justa lucha por la libertad”.
Guaidó fue reconocido como presidente de Venezuela no solo por Estados Unidos, también por alrededor de 50 países alrededor del mundo.
Pese a ese apoyo internacional, el opositor no ha logrado su objetivo principal que es retirar a Nicolás Maduro del poder en Caracas.
Una foto deseada, pero ¿suficiente?
Análisis de Guillermo Olmo, corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela.
La inquietud había crecido en los últimos días entre los seguidores de la oposición venezolana.
Pasaban los días desde que la gira internacional de Juan Guaidó aterrizó en Estados Unidos y no llegaba la ansiada foto con Donald Trump.
Guaidó fue recibido por Boris Johnson en Londres y Emmanuel Macron en París, y se fotografió con Angela Merkel en el Foro Económico Mundial de Davos.
Pero el encuentro con el presidente estadounidense se demoraba y muchos observadores comenzaban a preguntarse si había perdido la simpatía por el joven rival de Nicolás Maduro.
Unas dudas acrecentadas por el hecho de que las declaraciones hostiles desde Washington hacia el cuestionado gobierno venezolano han rebajado en los últimos meses su tono y frecuencia.
La aparición de Guaidó en el Congreso estadounidense en una ocasión tan señalada como el discurso del Estado de la Unión y la ovación de los congresistas disipa las dudas y reafirma de manera contundente el apoyo de la administración Trump a la oposición venezolana.
Supone un balón de oxígeno para Guaidó después del intento apoyado por el gobierno de sustituirlo al frente de la Asamblea Nacional. El líder opositor encuentra fuera lo que a menudo se le niega en su país: reconocimiento institucional y cordialidad.
Pero la pregunta clave sigue pendiente. ¿Basta ese apoyo para doblar el brazo de Maduro?
No ha sido el caso hasta ahora.