El primer ministro británico, Boris Johnson, y su titular de Economía, Rishi Sunak, afrontan este martes llamamientos de dimisión tras confirmarse que han sido multados por la Policía por asistir a fiestas ilegales en Downing Street durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus.
Carrie Johnson, la esposa del jefe del Gobierno y madre de sus dos hijos menores, también recibirá una sanción, entre una cincuentena de penalizaciones que ya ha emitido Scotland Yard.
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La oposición política en bloque ha pedido el cese inmediato de Johnson y Sunak por haber engañado al electorado y al Parlamento, si bien el líder conservador está en una posición relativamente segura al contar con el apoyo de sus diputados, que aprueban su gestión durante la invasión rusa de Ucrania.
Johnson, que se ha convertido en el primer jefe de Gobierno en activo del Reino Unido en ser sancionado por romper la ley, expresó esta tarde disculpas por haberse saltado las normas, pero alejó la posibilidad de renunciar al cargo.
“Quiero poder continuar con el mandato que tengo y abordar los problemas que afronta el país, asegurarme de que cumplimos con lo que espera la gente. Esa es mi prioridad”, afirmó.
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Las multas que tanto el primer ministro como su esposa ya han abonado ascienden a 50 libras cada uno (60 euros), según medios británicos.
VIOLACIÓN DE LAS RESTRICCIONES ANTICOVID
El primer ministro y el llamado Canciller del Exchequer “han recibido hoy notificaciones de que la Policía Metropolitana (Met) tiene intención de imponerles una multa” por quebrantar la normativa de los confinamientos, informó hoy un portavoz gubernamental.
La Met precisó después que Johnson será sancionado por asistir el 19 de junio de 2020 en la Oficina del Gabinete a una fiesta por su 56 cumpleaños, presuntamente organizada por su esposa, quien este martes se disculpó “sin reservas” por ese evento y admitió que ha pagado la sanción.
Scotland Yard indicó que ha remitido un total de más de 50 multas en relación con doce actos organizados en 2020 y 2021 tanto en Downing Street, donde se ubican la residencia y despacho oficiales del primer ministro, como en otros edificios gubernamentales, incluidos al menos tres a los que supuestamente asistió el jefe del Ejecutivo.
Lobby Akinnola, portavoz del grupo de familiares de fallecidos por la covid-19, lamentó que los gobernantes tomaron a los ciudadanos “por tontos” al saltarse las reglas que ellos mismos impusieron al resto.
“Es insostenible que permanezcan en el cargo”, afirmó, para añadir que su “deshonestidad” ha socavado su “credibilidad” de cara a liderar el país ante otra posible ola de la pandemia.
LA OPOSICIÓN EXIGE CONSECUENCIAS
El líder del Partido Laborista -primero en la oposición-, Keir Starmer, dijo que tanto Johnson como Sunak, acosado en los últimos días por la situación fiscal de la fortuna de su esposa, “deben dimitir” por haber violado la ley y “mentido repetidamente a los británicos” al negarlo.
Su colega del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, pidió que se convoque a la Cámara de los Comunes, actualmente en el receso de Semana Santa, para votar una moción de censura contra Johnson, cuya cabeza también reclaman la ministra principal escocesa, la independentista Nicola Sturgeon, y el alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan.
Pero el líder “tory”, que el pasado sábado estuvo en Kiev para solidarizarse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, está en una posición mucho más fuerte que cuando estalló el escándalo de las fiestas a finales del año pasado.
A diferencia de entonces, ahora apenas es cuestionado por los parlamentarios conservadores, los únicos que podrían forzar su salida del Gobierno si, como parece probable, él decidiera aferrase al cargo.
Así, el líder de los “tories” en Escocia, Douglas Ross, antes uno de sus mayores críticos, declaró hoy que “no sería correcto” destituir al jefe del Ejecutivo en plena guerra en Ucrania.
Otro diputado anteriormente díscolo, Roger Gale, opinó a su vez que “ahora no es el momento de derrocar al primer ministro”, lo que sucedería si éste perdiera una moción de confianza dentro del Partido Conservador instigada por al menos un 15 % de su grupo parlamentario (54 escaños).
“Mi posición sigue siendo que el hecho de que el primer ministro engañara a la Cámara de los Comunes es algo muy serio, pero estamos en medio de una crisis internacional y no estoy dispuesto a darle a (el presidente ruso) Vladímir Putin el consuelo de pensar que vamos a echar al primer ministro del Reino Unido”, manifestó.
Además de la investigación policial, en enero la funcionaria Sue Gray publicó un informe parcial sobre las infames fiestas -entre ellas una celebrada la víspera del funeral del príncipe Felipe el 17 de abril de 2021-, en el que criticaba la “falta de liderazgo” en el Ejecutivo y un “excesivo consumo de alcohol”.
La presión sobre Johnson podría aumentar cuando Gray difunda todos sus hallazgos o si se concluye que el primer ministro efectivamente engañó al Parlamento.
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