El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ha dicho que su país no será parte de la invasión de Rusia a Ucrania. “No presten atención a esos aullidos [...] Al día de hoy, no hay ninguna guerra”, declaró.
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El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ha dicho que su país no será parte de la invasión de Rusia a Ucrania. “No presten atención a esos aullidos [...] Al día de hoy, no hay ninguna guerra”, declaró.
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Sin embargo, sus acciones sostienen lo contrario.
Según el diario bielorruso Nasha Niva, hay registros de hombres notificados para “presentarse en oficinas de alistamiento”, en lo que apunta a ser una “movilización oculta”, disfrazada de “sesiones de entrenamiento”. En paralelo, tal como lo ha indicado el Ministerio de Defensa, hay “componentes aéreos rusos” patrullando la frontera.
Estas no son las únicas pruebas que invitan a cuestionar las declaraciones de Lukashenko. A continuación, otras que, por lo menos, dan buena cuenta de las buenas relaciones entre Minsk y Moscú.
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Sobre la complicidad entre Alexandr Lukashenko y su par ruso, el presidente Vladimir Putin, se habla desde antes de la guerra. Pero desde que empezó, Bielorrusia ha tomado ciertas decisiones preocupantes. En febrero, Lukashenko aceptó el “despliegue de miles de tropas rusas en su territorio, desde donde pueden marchar hacia Ucrania, pues comparten más de 800 kilómetros de frontera”. También aprobó, “en un polémico referéndum”, que “su país podrá recibir armas nucleares en su territorio por primera vez desde que se formó como estado, en 1990″.
Más tarde, en agosto de este año -y con la guerra entre Rusia y Ucrania de por medio-, se llevaron a cabo los Juegos del Ejército, competencia que el Kremlin organiza desde el 2015. Bielorrusia fue parte y albergó algunas de las dinámicas.
Y el lunes de 10 de este mes, Lukashenko sostuvo que Lituania, Polonia y Ucrania -todos limítrofes- estaban preparando ataques terroristas, sabotajes y un “levantamiento militar” dentro de su territorio. “Planean aumentar significativamente el apoyo a los elementos destructivos, agravar la situación en la frontera occidental hasta el punto de abrir un segundo frente en la frontera”, dijo.
En respuesta, el dictador bielorruso anunció la creación de una “agrupación militar regional” con “cerca de 9 mil soldados rusos”.
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La agencia EFE agrega que, como parte de ese plan, el Kremlin “está concentrando fuerzas y equipo militar en el aeródromo bielorruso de Zyabrivka, en la región de Gomel, cercana a la frontera con Ucrania”. El portal de Radio Svoboda compartió también imágenes satelitales que dan cuenta de los movimientos: aumentaron los camiones militares y el campamento en sí, así como “se observa la presencia de misiles antiaéreos S-300 y S-400″.
Efe agrega: “Según el Ministerio de Defensa de Bielorrusia, el número total del componente ruso del grupo será de hasta 9.000 militares, unos 170 tanques, hasta 200 vehículos blindados de combate y hasta 100 cañones y morteros con un calibre de más de 100 milímetros”.
Para Lukashenko, sin embargo, no hay nada de qué preocuparse. Se trata, cuenta el Ministerio de Defensa, de movimientos para “garantizar la paridad en el campo de la seguridad militar y el mantenimiento de la paz en Bielorrusia”.
En todo caso, el dictador que “lleva más de un cuarto de siglo al frente del país”, no se hace problemas con las críticas. Él se ha dirigido a su país de forma amenazante:
“Si quieren que todo esté tranquilo, si quieren bañarse y bañar a sus hijos con agua caliente, que la casa tenga calefacción, que haya gas, petróleo, que tengan para comer, con qué vestirse, entonces aprieten los dientes y hagan lo que les digo”.
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