Desde antes de invadir Ucrania, y hasta la fecha, Rusia repite el mismo argumento. Para validar la guerra, los de Vladimir Putin sostienen que buscan defender a los territorios prorrusos de Donetsk y Lugansk de los neonazis ucranianos.
“Y sí, en Ucrania hay nazis. Pero son una minoría bastante reducida, como también la hay en Polonia y en la misma Rusia”, dice el historiador y analista Norberto Barreto.
Pero, en el caso ucraniano, ninguno de ellos tiene vínculos con el Gobierno.
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La tesis rusa ha sido desmentida por Occidente casi al unísono, pero el Kremlin está empecinado en repetirla para convencer a sus ciudadanos de que la guerra es justa y necesaria.
Y hasta hace poco, los señalamientos de Moscú parecían haber sido zanjados. No tenía sentido acusar a los liderados por Volodymyr Zelensky de ser infiltrados nazis porque el mismo presidente ucraniano es de ascendencia judía.
A fines de abril, Kiev devolvió el golpe en términos similares.
Los descubrimientos del paso de los rusos por Mariúpol daban indicios de crímenes de guerra. En esa línea, su alcalde, Vadym Boychenko, sostuvo que existe una gran fosa común, “20 veces más grande” que la hallada en Bucha, donde también se configuró una masacre a manos de los invasores.
“El mayor crimen de guerra del siglo XXI se ha cometido en Mariúpol. Este es el nuevo Babi Yar. Hitler luego mató a judíos, gitanos romaníes y eslavos. Y ahora Putin está destruyendo a los ucranianos”, sostuvo Boychenko.
La molestia alcanzó nuevas dimensiones cuando las tropas rusas bombardearon el memorial ubicado en Babi Yar.
“¿De qué sirve decir ‘nunca más’ durante 80 años, si el mundo permanece en silencio cuando cae una bomba en el mismo sitio de Babi Yar? Hubo al menos 5 muertos. La historia se repite...”, tuiteó Zelensky.
Ahora la situación vuelve a escalar.
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Serguei Lavrov, ministro ruso de Exteriores y hombre de entera confianza de Putin, dio una entrevista a la televisión italiana y repitió lo mismo.
“Queremos garantizar la seguridad de la población del este [el Donbás], amenazada por la militarización y la nazificación de este país, y que de Ucrania no lleguen amenazas a la Federación Rusa”.
Luego, agregó:
“¿Y qué si Zelensky es judío? El hecho no niega los elementos nazis en Ucrania. Creo que Hitler también tenía sangre judía”.
Para rematar con la frase: “Algunos de los peores antisemitas son judíos”.
Israel no tardó en responder en boca de su ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid. “Los comentarios del ministro Lavrov son escandalosos, imperdonables y un horrible error histórico”.
La agencia AFP también registró las palabras de Steffen Hebestreit, portavoz del Gobierno de Alemania, quien “tachó la declaración como ‘absurda’ y dijo que la ‘propaganda rusa difundida por Lavrov no merece ser comentada’”.
Esto invita a pensar: ¿qué busca el Kremlin al hacer constante referencia al nazismo?
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Las excusas del Kremlin
Barreto toma la palabra y recuerda que “el Gobierno de Putin, que incluye el aparato represivo y propagandístico”, justifica la guerra contra Ucrania tomando dos elementos.
El primero es la amenaza. “Han vendido que ellos solo reaccionan ante un inminente avance de Occidente, lo que afecta la seguridad e integridad de su país y de los rusos que viven en el Donbás”.
“La segunda excusa es el neonazismo en Ucrania. Pero se trata de un país de 45 millones de habitantes, con un presidente judío y en el que se celebran elecciones. Y en esas elecciones, los resultados alcanzados por los partidos de extrema derecha, esos que podrían ser considerados neonazis, fueron mucho más reducidos que el 40% que obtuvo Marine Le Pen en Francia”.
Es evidente que se trata de una justificación que no tiene asidero en la realidad. “Eso no es todo: estos grupos de extrema derecha en Europa ven en Putin a un héroe”.
Barreto anota que, entre algunos sectores de izquierda de Latinoamérica y Estados Unidos, Vladimir Putin es visto como una alternativa ideológica al capitalismo. “Lo que es absurdo, porque él regenta un gobierno de oligarcas, neoliberal hasta la médula, y con unas fuertes tendencias fascistas”.
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La historia y el márketing
En esas circunstancias, cobra mayor relevancia la excusa del nazismo: se trata una justificación que resuena en la historia rusa.
“Ellos fueron invadidos por los nazis, quienes mataron a 25 millones de soviéticos en lo que llaman la Gran Guerra Patria. Vender la guerra como un enfrentamiento contra los nazis o contra los nuevos nazis, tiene agarre y asidero. Es decir, en Rusia hay quienes van a comprar el argumento”.
Pero ese mismo argumento no se sostiene. La evidencia es suficiente.
“Si se bombardea, ejecuta y se destruye Ucrania porque hay neonazis, entonces también habría que hacer lo mismo en Polonia, Grecia, Bulgaria y la propia Alemania”.
“Putin justifica lo injustificable con un argumento fácilmente mercadeable y que se combina con el de un Occidente democrático y neoliberal que amenaza la soberanía rusa”.
Barreto concluye: “De ahí la importancia de que Putin tenga algo tangible para presentar ante los rusos el 9 de mayo, que es el día que celebran la victoria contra los nazis”.