En una rueda de prensa brindada desde la capital de Azerbaiyán, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, comparó el papel que hoy desempeñan la Unión Europea (UE) y la OTAN durante la guerra en Ucrania con la alianza formada entre nazis y fascistas contra la Unión Soviética (URSS) durante la Segunda Guerra Mundial.
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“Ahora también la UE y la OTAN están creando una nueva coalición para la lucha, es decir, para la guerra con Rusia. Seguiremos esto muy atentamente (...) recuerda cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial y Hitler reunió bajo su estandarte a una parte significativa de los países europeos para la lucha con la URSS”, aseveró el jefe de la diplomacia rusa.
El pronunciamiento de Lavrov llega apenas un día después de que el Consejo Europeo otorgara tanto a Ucrania como a Moldavia el estatus de candidatos para unirse al bloque europeo. Dicha decisión fue calificado tanto por la UE como por el gobierno de Volodimir Zelensky como “histórico”.
El canciller ruso aseguró que no tenían problemas con la adhesión de ambas naciones a la Unión Europea pues no se trata de “un bloque político-militar”, a diferencia de la OTAN. Sin embargo, al mismo tiempo acusaba la existencia de una “infección rusofóbica en la UE”.
Cabe recordar que esta no es la primera vez que un funcionario ruso de alto nivel, incluidos el presidente Vladimir Putin y el canciller Lavrov, citan al nazismo durante la invasión lanzada contra Ucrania el 24 de febrero.
En el pasado el Kremlin ha justificado la operación militar como un intento de “desnazificar” a Ucrania y el mismo Lavrov ha respondido a las críticas sobre estos argumentos con afirmaciones como que “Hitler tenía sangre judía”, una teoría rechazada por Israel y la mayoría de académicos debido a su incapacidad de ser comprobada y frágiles sustentos. En otras palabras, algo más cercano a una teoría conspiracionista que a una verdad histórica.
ALIANZA ANTICOMUNISTA
Pero volviendo a las verdades históricas, tanto el nazismo en Alemania como el fascismo en Italia tuvieron como catalizador el creciente sentimiento contra el comunismo que se fue propagando por distintos rincones de Europa.
Era finales de la década de 1930, Benito Mussolini tenía el poder en Italia y Adolfo Hitler lideraba el denominado Tercer Reich. Ambos encabezaban discursos ultranacionalistas y expansionistas que los llevaron a formar el denominado Eje Roma-Berlín el 1 de noviembre de 1936.
Hacia finales de ese mismo mes, Alemania firmaría otro pacto, esta vez con el Imperio Japonés denominado el Pacto Anti-Comintern. Esta alianza estaba exclusivamente pensada para enfrentar a la comunista Unión Soviética y, un año más tarde, Italia también se uniría a ella.
Para 1939, pocos meses antes de que se desate la Segunda Guerra Mundial, Alemania e Italia firmarían el Pacto de Acero que consolidaba al Eje como una alianza militar y a la que Japón se sumaría el 27 de septiembre de 1940.
Hungría, Eslovaquia y Rumania se unirían ese mismo año; Bulgaria y la recién constituida Croacia se adhirieron en 1941, mientras que Finlandia se consideró un “cobeligerante” contra la URSS sin llegar a firmar el pacto.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, el Tercer Reich le propuso a los nacionalistas ucranianos que si los apoyaban contra los soviéticos les garantizaban la independencia. Un líder nacionalista, Stepán Bandera, aceptó la propuesta, por lo que una parte de los ucranianos combatió a los soviéticos junto a los nazis. Se creó también una división de la SS conformada solo por ucranianos”, explica a El Comercio el analista internacional Francesco Tucci.
La de Bandera es una imagen polémica dentro de la misma Ucrania, con un debate eterno entre si se trató de un verdadero independentista o de un operador nazi. Una encuesta de la Fundación Iniciativa Democrática realizada en abril del 2021 reveló que el 32% de los ucranianos considera su imagen como positiva, pero la misma cifra lo hace de forma negativa.
EL ENEMIGO ES EL NAZISMO
Una fecha muy importante en el calendario cívico ruso es el 9 de mayo, cuando se festeja el Día de la Victoria. En esta fecha se conmemora el triunfo soviético sobre los nazis y suele ser el día escogido para que Rusia saque a relucir su músculo militar.
Durante el 9 de mayo de este año, Putin habló sobre la guerra en Ucrania y la calificó como un enfrentamiento inevitable contra “neonazis, banderistas”.
¿Pero por qué se insiste en Rusia con el argumento de que enfrenta al nazismo en un país cuyo presidente, Zelensky, es judío? “Porque hay una herida histórica presente sobre todo en la memoria de los actuales abuelos rusos”, responde Tucci.
“Se quiere validar la guerra justificando que enfrentan a nazis. En Ucrania existen partidarios de la extrema derecha, como el regimiento Azov, donde se utilizan símbolos nazis. Es fácil hablar de la presencia de elementos pronazis en Ucrania, así como presencia en la Guardia Nacional. ¿Pero eso quiere decir que todos los ucranianos son nazis? No lo creo, porque también puedes encontrar elementos rusos que no solo utilizan símbolos soviéticos sino también nazis. El fundador del Grupo Wagner tiene tatuajes del águila y la esvástica. La extrema derecha está presente tanto en el bando ruso como en el bando ucraniano”, asegura el analista.
Y la estrategia, al menos de momento, parece funcionar. Un sondeo realizado a finales de mayo por la encuestadora independiente Levada Center reveló que el 77% de los rusos consultados apoya la ofensiva militar.
El resultado es incluso 3% superior al obtenido en abril al ser encuestados sobre el mismo tema.
Además, tal como menciona Tucci, el principal respaldo a la ofensiva se encuentra en los mayores de 55 años (83% de apoyo), aunque también ha tenido recepción entre los jóvenes con un 60% de aprobación en los encuestados de entre 18 y 24 años.
DIFERENCIA HISTÓRICA
El apoyo occidental ha sido determinante para que Ucrania logre soportar la ofensiva rusa. Desde históricas sanciones económicas hasta envío de armamento, tecnología y suministros, tanto Europa como Estados Unidos cumplen un papel determinante para Kiev.
¿Pero existe algún punto de comparación entre esta alianza y el pacto del Eje? Para Tucci la respuesta es un rotundo no.
“Para comenzar, no se pueden comparar a los países democráticos con regímenes autoritarios como el de la Italia fascista y el Tercer Reich alemán”, argumenta.
Sin embargo, el mayor sustento para considerar este paralelismo como desacertado es la motivación detrás del apoyo.
“La ideología”, señala. “En la Segunda Guerra Mundial tenías una guerra total que se basaba en una cruzada en contra del enemigo. Se veía al rival no como a un ser humano sino como a un animal, un peligro, la encarnación del mal absoluto. Esto no ocurre en esta guerra. Hasta ahora no se ha desatado una guerra total, pero sí se está fomentando un odio. Ahora no hay una guerra ideológica, Rusia se encontró con una disyuntiva porque la UE y la OTAN amenazaron su esfera de influencia, y no la quisieron perder. Tiene que ver con proyección geopolítica, la esfera de influencia y la necesidad de materias primas. Yo no veo una guerra ideológica sino un deseo de poder de Rusia y un deseo de volver a ser una potencia internacional”.
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