La crispación ha aumentado en Chile a menos de una semana del histórico plebiscito para decidir si se aprueba o no una nueva Constitución que reemplazará a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet. Y ha sido una riña entre diputados la cereza del pastel de una serie de enfrentamientos y actos de violencia que han empañado la recta final de la campaña.
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El martes, fuertes discusiones al interior del Congreso, con sede en Valparaíso, llegaron a los golpes cuando el diputado ultraderechista Gonzalo de la Carrera propinó un puñetazo en el ojo derecho al vicepresidente de la Cámara de Diputados, Alexis Sepúlveda, del Partido Radical (centro izquierda).
Según los reportes, De la Carrera, del partido del excandidato presidencial José Antonio Kast y reconocido opositor al proyecto de nueva Constitución, agredió verbalmente a la ministra del Interior, Izkia Siches, en el hemiciclo de la Cámara. Fue entonces que Sepúlveda lo increpó por ello y De la Carrera lo golpeó.
Varios partidos solicitaron este miércoles a la comisión de Ética de la Cámara de Diputados, “la más alta sanción” para el diputado de la Carrera, quien tras el suceso fue expulsado de la bancada del Partido Republicano.
Al referirse sobre el tema, el presidente de Chile, Gabriel Boric, enfatizó que “en el proceso constituyente en el que estamos embarcados, quiero decirles que necesitamos todos estar más a la altura”, consigna el diario “La Tercera”.
El escándalo en el Congreso llegó después de un fin de semana de tensión. El domingo, partidarios y detractores de la propuesta de nueva Carta Magna se enfrentaron en el centro de Santiago tras coincidir dos marchas opuestas, una de ciclistas favorables a aprobar el texto y otra organizada por gente del campo, que a caballo y en carruajes expresaba su rechazo a la propuesta.
Según los reportes, ambos grupos se enfrentaron a gritos, se lanzaron piedras e incluso un grupo de “huasos”, campesinos que visten el traje tradicional del campo chileno, dieron latigazos a los ciclistas y atropellaron a algunos de ellos.
Un día antes una supuesta performance artística en Valparaíso a favor de la propuesta constitucional incluyó el uso de la bandera chilena en un acto de elevado contenido sexual. El hecho no solo generó rechazo en todos los partidos políticos y en la sociedad, sino que la Fiscalía chilena abrió una investigación por “ultraje a la bandera” en la actuación.
“Es necesario que volvamos a escuchar a quien piensa distinto, que hagamos el esfuerzo, pese a la pasión que se desata en las campañas”, dijo Boric luego de esos hechos.
Actos aislados
Si bien estos actos han causado revuelo y críticas, los expertos destacan que el ambiente en Chile está lejos de estar marcado por la violencia generalizada y prima, más bien, la tranquilidad.
“Siempre que hay una elección el ambiente se polariza un poco, eso es inevitable en todo proceso electoral, más aún cuando las elecciones son un poco más ajustadas. Es predecible y un poco preocupante porque obviamente nadie quiere que el país esté polarizado, pero ya el domingo sabremos cuál opción es la que gana y tenemos que seguir avanzando como país”, dice a El Comercio el internacionalista chileno Patricio Navia.
Para Jeanne Simon, analista de la Red de Politólogas, es claro que los actos de violencia son hechos aislados. “En el país no hay un clima conflictivo. Me parece que lo que pasó en la marcha en Santiago fue algo muy puntual que se podía haber evitado con más planificación para que ambas manifestaciones no coincidieran. Pero en general se observa más violencia en las redes sociales o en los medios de comunicación con los debates, pero en el día a día no se ve esa violencia”, comenta.
En la misma línea se pronuncia el analista Francisco Covarrubias que destaca que las convocatorias del apruebo y del rechazo no han movilizado a una gran cantidad de personas. “No obstante, se espera que haya una masiva votación porque además se trata del regreso del voto obligatorio en Chile”, afirma.
“Entre la oposición y el oficialismo no están a los golpes, ni mucho menos. Más bien han existido conversaciones para ver cómo después de la contienda se puede seguir adelante. Hay un clima de colaboración y conversación, no tan explícito pero que existe. Los otros actos son anecdóticos”, agrega.
“Estos actos no tienen impacto en el plebiscito, solo empañan la campaña”, dice Navia.
Incertidumbre
En donde radica cierta preocupación es por lo que vaya a ocurrir al día siguiente del plebiscito, sobre todo por la incertidumbre que se creará en cualquier caso.
“Las dudas están en qué significa si gana el apruebo y cómo será posible generar los cambios que se han prometido desde el oficialismo. Y si se da el escenario más probable, que es que triunfe el rechazo, pues se abre un nuevo capítulo que no está para nada definido. Hay que establecer primero cuál sería el mecanismo para escribir nuevamente la Constitución, quién compondría la nueva Convención, etc.”, dice Covarrubias.
Sobre la posibilidad de caos en las calles, considera que “Chile vivió un trauma tan grande después del estallido social, sobre todo en un país que no estaba acostumbrado a las crisis y a las protestas masivas, que es muy difícil que volvamos allá”.
Explica que todo parece indicar que los chilenos están buscando el centro, pues las dos campañas hablan de reformar la Constitución de diversos modos. “Entonces probablemente el triunfo del domingo sea más bien del centro y no de los extremos y, por lo tanto, cualquier actividad violenta que exista en las calles recibiría la mayor condena de la población, a diferencia de lo que ocurrió con el estallido social”, señala.
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