
El año comienza con buenas noticias para las Personas Afectadas por Tuberculosis (PAT) en el Perú. Las transferencias monetarias condicionadas (TMC) han demostrado reducir significativamente la incidencia y mortalidad por tuberculosis (TB). En este contexto, el país ha iniciado un piloto que reemplaza las tradicionales canastas alimentarias —frecuentemente afectadas por demoras, baja calidad e incluso indicios de corrupción— por tarjetas electrónicas que permiten a los pacientes adquirir alimentos saludables en centros de abasto, con mayor autonomía y dignidad.
Un estudio reciente publicado en Nature (Jesús et al., 2025), basado en una cohorte de 100 millones de brasileños beneficiarios del programa Bolsa Familia, evidenció que las TMC reducen en 41 % la incidencia y en 31 % la mortalidad por TB, con efectos aún más marcados en poblaciones en pobreza extrema. Este hallazgo refuerza lo señalado por revisiones sistemáticas como la de Richterman et al. (2018), que mostró una asociación positiva entre montos promedio de Int$ 193 a 858 y mejores resultados clínicos. Andrade et al. (2018) también concluyó que las estrategias de protección social mejoran el éxito del tratamiento, la curación y reducen el abandono terapéutico. Las TMC brindan a los pacientes los medios para afrontar gastos catastróficos y mejorar su adherencia al tratamiento.
En Perú, el panorama sigue siendo crítico. Según el CDC del Ministerio de Salud, cada año se notifican alrededor de 27,000 nuevos casos de TB activa, de los cuales 17,000 son pulmonares. Esto ubica al país entre los más afectados de la región. Factores como la pobreza, la inseguridad alimentaria y la baja adherencia al tratamiento siguen siendo barreras estructurales que comprometen la efectividad de los programas de control. Aunque el tratamiento es gratuito y eficaz, su duración y exigencia dificultan la adherencia. Mejorarla es clave para el éxito del control de la enfermedad.
El Programa de Alimentación y Nutrición para el Paciente con Tuberculosis y su Familia (PANTBC) ha distribuido canastas alimentarias por años, pero con limitaciones logísticas, operativas y de transparencia. Frente a estos desafíos, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y el Ministerio de Salud, con asistencia técnica del Programa Mundial de Alimentos (PMA), implementan desde 2025 un piloto con tarjetas electrónicas en cinco distritos de Lima Metropolitana. Esta intervención incluye también educación nutricional y estrategias de comunicación para un uso adecuado del beneficio.
Los primeros resultados del piloto son alentadores: el 96 % del valor de la transferencia fue utilizado para adquirir los alimentos recomendados por el Minsa, y más del 40 % del gasto se destinó específicamente a carnes, frutas y verduras.
Esta nueva modalidad no solo mejora la calidad de la alimentación y el estado nutricional de los pacientes, sino que también fortalece la adherencia al tratamiento y promueve su empoderamiento. Además, reduce costos logísticos y administrativos, facilita el monitoreo y minimiza los riesgos de corrupción. Las transferencias monetarias y las tarjetas alimentarias no son solo mecanismos financieros: son herramientas poderosas para salvar vidas, restaurar la dignidad y construir un sistema de protección social más humano y efectivo.
El piloto de 2025 servirá como base para su expansión nacional en 2026. Esta transformación posiciona al Perú a la vanguardia de las estrategias integradas de salud y protección social.
Finalmente, el Perú también ha actualizado su norma técnica de TB en 2023, incorporando avances como el diagnóstico molecular, nuevos medicamentos preventivos, esquemas orales acortados y mayor participación comunitaria. Estas innovaciones, junto al fortalecimiento de la protección social, pueden marcar un punto de inflexión hacia la erradicación de la TB en el país.

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