Por sentencia del Tribunal Constitucional (TC), ha quedado afectada la imagen del Banco Central de Reserva por su renuencia de no ajustar la amonedación e impresión de billetes como lo establecieron nuestros próceres cuando crearon los símbolos patrios.

Por Decreto Legislativo del 24/2/1825, se crea el escudo; el gran sello del Estado; el pabellón y bandera; el estandarte y la escarapela, que lleva la firma del Libertador Simón Bolívar y el primer ministro de Hacienda del Perú, el sabio don Hipólito Unanue.

La orden del Congreso Constituyente del 25/2/1825 diseña las monedas de oro y plata, lo que debe grabarse en ellas, y aquí aparece por primera vez el lema “Firme y feliz por la unión”. Valentín Paniagua, conocedor de nuestra historia, en su discurso de asunción del mando reivindica este lema.

Estas normas han sido empleadas para legislar y el Congreso aceptó la denominación que le proporcionó el Ejecutivo y en la Ley 32251, que “unifica y armoniza la regulación de los símbolos de la patria”, se considera al decreto legislativo como ley, a la orden de 25/2/1825 como resolución legislativa. Ni el Ejecutivo ni el Legislativo tomaron en cuenta el decreto del Consejo de Gobierno del 28/5/1825 que consolida las dos normas anteriores.

Esta normatividad se dio en los inicios de la república, para la acuñación de la moneda que duró hasta 1863. El peso fue sustituido por el sol de oro, moneda creada por Ley del 14/2/1863 durante el gobierno de San Román. Esta norma en su último artículo es contundente: “Quedan derogadas las leyes anteriores relativas a monedas que no estén conformes a la presente”. Por eso en el sol de plata aparece la libertad sentada mirando al horizonte, y no de pie como las antiguas monedas, manteniéndose el lema “Firme y feliz por la unión”.

Peor ha sido lo ocurrido en el TC, cuya sentencia sobre el cumplimiento del artículo 7 del Decreto Ley 11323 del 31/3/1950, devenía en un imposible jurídico, porque la norma que invocaba había sido derogada al crearse el sol de oro. Y la resolución legislativa en la que se basa el TC no existe, su denominación real es una “orden”, norma de inferior jerarquía. Llama la atención que tanto el TC como el BCR y el mismo Congreso no tengan un ejemplar de la “Historia de la República”, de Jorge Basadre, ni una colección de las normas de Santos de Quirós.

Resulta extraño que la negativa del BCR en no incluir el lema “Firme y feliz por la unión”, un hecho históricamente cierto, vaya en contraste con la acuñación de una moneda conmemorativa por el bicentenario de Francisco Bolognesi donde se colocó la frase: “Que no crean que mi deber tuvo precio”, expresión apócrifa que Bolognesi nunca pronunció y sugerida erróneamente por una comisión del Ejército.

En el momento que dio origen al lema nacional, nuestros próceres tuvieron el propósito de recurrir a la unidad y cohesión de la república, riesgo que no ha desaparecido. Los símbolos patrios representan al Perú, nuestra identidad y la unidad de la república que se encuentran reflejados en el alma nacional y velar por su uso correcto e intangible. Por eso debemos continuar repitiendo por siempre: “Firme y feliz por la unión”.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Víctor Andrés García Belaunde es excongresista de la República

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