Jaime Pinto

El título de esta columna alude a una frase pronunciada por Michel Camdessus, entonces director gerente del , luego de reunirse con el presidente electo en 1990. Desde luego, Camdessus se refería a la ortodoxia económica con la que Fujimori iba a encarar su gestión, desconociendo todo lo que había dicho en los meses previos de la campaña electoral que lo llevó al poder. Poco tiempo después de esa cita, Fujimori aplicaría el famoso ‘fujishock’.

Recordé esta frase hace pocos días al oír al presidente del directorio de , exponer su plan de salvataje para evitar la quiebra inminente de la empresa. Pero ¿qué dijo Stark? Fundamentalmente, que bajo la gestión del directorio que él preside Petro-Perú será tratada como una empresa privada. Veamos si esto es cierto o tan siquiera posible.

Stark dijo que habrá un “mix financiero” para salvar a la empresa, que incluye la capitalización de la deuda que mantiene con el . Todos sabemos que “capitalizar” significa perdonar, toda o en parte, la deuda que Petro-Perú mantiene con el MEF por cerca de US$1.000 millones. ¿Alguna empresa privada podría acceder a este tipo de beneficio con el Estado? Obviamente, no. Stark no quiso decir que ese “mix” incluye dinero fresco, pero quedó muy claro que sí cuando señaló que este “incluye una combinación de varios mecanismos”. Lo más probable es que nuevamente el MEF le dé dinero a través del, que ya le ha desembolsado US$1.000 millones conforme a dispositivos legales aprobados en los gobiernos de y . ¿No que era inmoral darle nuevos recursos a Petro-Perú?

Stark se refirió también a la venta de activos y negocios “no productivos”, identificando únicamente el de su sede administrativa en . Según valorizaciones independientes, este inmueble podría venderse en US$120 millones. Solo para poner en perspectiva las cifras: cada año Petro-Perú debe pagar US$160 millones solo en intereses a los acreedores externos que adquirieron sus bonos por US$3.000. ¿Qué otros negocios y activos serían materia de venta o concesión? No quedó claro. Se anunció además la contratación de una “auditoría forense” en clara demostración de que el directorio pretende identificar responsables por la demora en la construcción de la (casi ocho años) y por el hecho de que su costo inicial se triplicó.

Finalmente, el plan del directorio incluye la reducción de la planilla de la empresa en aproximadamente un tercio de sus trabajadores. Aunque Stark señaló que se había reunido con uno de los tres sindicatos de la empresa para exponerles el plan de restructuración, a menos de 12 horas de haber hecho este anuncio, tanto el Sindicato Nacional de Trabajadores Profesionales como la Coalición Nacional de Sindicatos de Petro-Perú emitieron sendos comunicados expresando su abierto rechazo a los ocho puntos propuestos en el plan. Peor aún, la coalición anunció una paralización inmediata de 48 horas en las operaciones de la empresa.

En una entrevista en Canal N, el periodistale preguntó al señor Stark si este audaz plan contaba con respaldo político, algo esencial para su éxito. Su respuesta fue un “sí” rotundo. Pero lo paradójico de esto es que el ‘road’ mediático de Stark se ha ejecutado justo cuando el, se encontraba en , acompañando a la presidenta Dina Boluarte; es decir, lejos del alcance de la prensa peruana que con todo derecho le preguntaría si el MEF respaldaba el plan elaborado por el directorio de Petro-Perú. Lo mismo ocurre con el , , que en estos momentos se encuentra de visita en .

Retomo entonces el título de este artículo: “música para mis oídos”… pero falta el apoyo político. ¿Se dará?

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Jaime Pinto es Abogado y consultor empresarial