A seis meses de conmemorar nuestro bicentenario, afrontamos la conjunción de cuatro crisis: sanitaria, económica, política y social. Y viene una mucho más compleja: la climática, que aunque parece de largo plazo, ya nos está confrontando.
También contamos con oportunidades. 60% de los peruanos quiere recuperar la confianza; 70% ve el bicentenario como una oportunidad de cambio en valores; y 75% de los jóvenes muestra interés en la política. Las marchas de noviembre son una evidencia contundente de todo ello. Gracias a la ‘generación del bicentenario’ hemos despertado y necesitamos echar mano de todos nuestros recursos y esfuerzos para no volvernos a dormir o volver al “así es el Perú, pues”.
Si queremos marcar un nuevo camino, este es el momento. Para definir hacia dónde vamos revisemos el camino recorrido: los 90 de estabilidad macroeconómica sentaron fuertes bases para el crecimiento; la década del 2000 abrió la puerta para que el Perú le venda al mundo; y, desde mediados del 2010, la diversificación productiva nos impulsó a producir bienes y servicios con mayor valor agregado.
¿Hacia dónde dar el próximo paso? Para producir el Perú del bicentenario necesitamos una producción innovadora, inclusiva y sostenible, que amplifique el impacto de la innovación en solucionar nuestros retos más urgentes, que incorpore y llegue a los más vulnerables y que lo haga en armonía con el medioambiente.
Produce Innovación: Considerando las necesidades tan profundas y básicas que tiene nuestro país, algunos se preguntarán si acaso no es un lujo invertir en innovación. En los últimos 10 años el Perú está estancado en un 0,13% del PBI invertido en innovación.
Este año, desde Produce cofinanciaremos alrededor de 2.500 proyectos de innovación y emprendimiento por más de S/100 millones, que son 2.500 oportunidades para producir bienestar.
¿Cómo optimizar estos recursos? Desde el Gobierno estamos impulsando una reforma de la gobernanza del sistema de ciencia, tecnología e innovación que resultará en un apoyo decidido para una producción innovadora, que genere un crecimiento económico mayor y contribuya a resolver los problemas más básicos y urgentes: hambre, agua, salud, educación, entre otros.
Produce Inclusión: Incluir a los más vulnerables es una tarea desafiante y ambiciosa considerando que alrededor del 80% de mypes y de pescadores artesanales se encuentran en la informalidad.
Nuestra prioridad es una reactivación económica que también los incluya, para así, en paralelo, aumentar los niveles de formalización e incrementar los de igualdad de oportunidades.
Por ello, apostamos por la formalización de 16.000 mypes que podrán crecer con acceso a nuevos mercados gracias a, por ejemplo, Compras a Myperú como parte de una estrategia permanente que generará alrededor de 50.000 empleos directos anualmente.
En el caso de la pesca, formalizaremos a 34.000 pescadores artesanales, quienes podrán recibir un mejor precio de venta: entre 30% y 50% más por kilo de producto. Asimismo, reforzaremos la infraestructura productiva con ocho desembarcaderos pesqueros artesanales, una inversión de S/244 millones en beneficio de 36.000 pescadores artesanales.
Necesitamos mover la aguja no solo de los indicadores económicos, sino también de los sociales. Si no lo hacemos, ¿para quiénes –realmente– existe el Estado?
Produce Sostenibilidad: BlackRock, la más influyente gestora de fondos de inversión a nivel mundial, remeció el mundo financiero anunciando a inicios del 2020 su retiro de inversiones que presenten un alto riesgo para la sostenibilidad y que harían de esa política parte integral de sus portafolios. Si nuestra producción no es sostenible, no será competitiva a nivel global ni a futuro.
Por eso apostamos por una red de parques eco-industriales donde primen la eficiencia energética, una producción más limpia, la reutilización de residuos y el uso responsable de recursos naturales. También estamos impulsando una acuicultura del futuro para que esta actividad que genera ingresos importantes y alimentación nutritiva, también sea sostenible ambientalmente llegando a más mercados con mejores precios.
Solo incorporando todos estos componentes en el ADN de la producción del Perú, podremos generar los cambios que el país requiere. Si nos unimos en este propósito, el Perú del bicentenario será un país en el que los indicadores de la producción económica y los valores de la ciudadanía estén alineados y se beneficien mutuamente en cadenas productivas innovadoras, inclusivas y sostenibles.
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