
Escucha la noticia
Dejar que se seque la violencia
Resumen generado por Inteligencia Artificial
Accede a esta función exclusiva
Resume las noticias y mantente informado sin interrupciones.
Disculpen mi ignorancia, pero hasta hace pocos días, yo no sabía quién era Charlie Kirk. Será porque no hago seguimiento al movimiento conservador estadounidense o porque evito leer cuestiones cuyos efectos lesivos me son repulsivos.
Su desafortunado asesinato hace unas semanas, sin embargo, le ha dado una prensa inimaginable y, con ello, el aprovechamiento de oportunistas como nuestro alcalde, Rafael López Aliaga, que quiere conmemorar un personaje que poco tiene que contribuir al bienestar y convivencia del mundo y menos a nuestro país. Por lo visto, López Aliaga no ha escuchado lo que opinaba de los latinoamericanos.
Charlie Kirk opinaba que éramos parte de una conspiración denominada de “la teoría del reemplazo”, que la extinción caucásica en Estados Unidos será producto de las invasiones por hordas hispanas.
Como muchos discursos populistas, detrás de la defensa de la libertad de expresión y los derechos ciudadanos de Charlie Kirk, había un discurso de odio y exclusión, es decir, de violencia, en el cual el mundo se dividía en dos bandos opuestos e irreconciliables.
Su perorata contra la inmigración, los derechos sexuales, la diversidad, entre otros temas sociales, buscaba una utopía estadounidense prístina divorciada de la realidad global y el devenir histórico, y así alimentaba la división y el odio.
Esto me trae a la memoria lo expuesto por Joan Manuel Serrat y cito: “La violencia es una flor que nosotros hemos cultivado, y la queremos arrancar a tirones; lo mejor es dejarla que se seque. Tenemos que dejar de regarla todos los días con esa mierda que produce la televisión, violencia sin sentido y sin explicación, dejar de regarla con nuestros miedos. Pareciera que en lugar de ver el crimen que se está cometiendo, observamos una película como si aquello no doliera, no sangrara, no llorara. Tenemos que poner en el jardín cultura, arte, música, tecnología y, sobre todo, amor. Eso seca sin duda”.
Es decir, el odio y violencia alentados por los extremismos son alimentados por nuestro morbo, indiferencia y flojera.

:quality(75)/author-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub/elcomercio/978afe07-4787-4796-9f1f-2b88e551693f.png)









