Elvira García y García

El señor Francisco J. Yáñez, subdirector de la Sección Educación de la Unión Panamericana, expone que una de las labores más importantes, que durante el año pasado le correspondió desempeñar a la indicada sección, fue la de concertar una gira educativa con un eminente profesor argentino, quien alcanzó a visitar 16 instituciones docentes de los Estados Unidos, dando una serie de conferencias, que en el sentir de autoridades universitarias ha sido el mejor exponente de la cultura y el progreso de la América Latina.

Es, indudablemente, este el medio más eficaz de hablar a la inteligencia de otros hombres, sembrando ideas y fijando recuerdos sobre lo que sucede en los lugares más alejados. El profesor que, al salir de su pueblo para hacerlo conocer allá lejos, donde se tiene una idea embrionaria de lo que en su terruño ocurre, es seguro que marcha con el espíritu ungido del más santo sentimiento de patriotismo, ávido de grabar en el espíritu de los demás todo en cuanto en su mente crece y se agiganta con el poder de la distancia, que es cuando la patria parece más hermosa.

A su vez, este profesor que así siembra los conocimientos que harán conocer de verdad lo que es su suelo natal, regresará con el espíritu más aliviado, porque trae como retorno ideas de remozamiento para el lugar de donde salió.

Es sensible que en el Perú no se tomen en serio esas enseñanzas, símbolo perfecto de la educación moderna. Es necesario que nos preocupemos de hacernos conocer tal cual somos desde el punto de vista industrial, comercial y cultural, haciendo exposición de estas tres fases de la constitución de nuestro suelo, de todo lo que allí se produce y cómo mediante el trabajo se podían convertir en campos de explotación esas inmensas sábanas de terreno.

Si alrededor del aumento de la población es como se han de resolver los grandes problemas nacionales, debemos prepararnos para recibir la visita de otros hombres de diferente raza y de costumbres diversas, y es haciendo saber cuál es nuestra modalidad característica la manera como desarrollamos nuestras industrias y el grado de adelanto que hemos alcanzado.

No faltan personas bien preparadas que podían, por vía de ensayo, iniciar esa clase de enseñanzas. Y tal vez sí convendría hacerla al principio en pequeño; es decir, establecer el intercambio de profesores y conferencistas en el mismo territorio para extendernos primero a las repúblicas sudamericanas y llegar, así, hasta los países más adelantados de nuestro continente.

El profesor que se prepare para esa labor tiene que dedicarse con todas las fuerzas de su inteligencia a atesorar todo lo que sobre el país se pueda hacer y conocer de interesante. Y esa sería, al mismo tiempo, una nueva fuente abierta al patriotismo que crecería en la misma proporción en que se hiciera todo aquello que hasta hoy permanece ignorado, no solo para los extraños, sino, lo que es más grave, también para los mismos peruanos.


Texto originalmente publicado el 17 de abril de 1923.





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Elvira García y García fue Educadora peruana