El mundo da muchas vueltas, pero la política peruana da muchas más. Hace solo unos años, algunos políticos se proclamaban los adalides de la decencia. Eran el rostro amable de la honestidad. Marcaban la cancha para señalar a todo aquel que estaba en el lado opuesto a ellos como corrupto. La polarización era su divisa y el maniqueísmo la estrategia perfecta. En cada elección o consulta popular, familiares y amigos discutían por personajes a los que apenas conocían, pero que para ellos encarnaban la eterna lucha entre el bien y el mal.
Con el paso del tiempo, varios de los paladines de la honradez terminaron involucrados en procesos penales. Alejandro Toledo ha sido condenado a más de 20 años de cárcel. Ollanta Humala y Nadine Heredia están a punto de ser sentenciados por lavado de activos. Y Susana Villarán afrontará próximamente un juicio oral en el que se piden 29 años de cárcel en su contra por presunto lavado de activos, organización criminal, colusión agravada, falsedad genérica y falsa declaración en procedimiento administrativo.
La exalcaldesa de Lima, quien se promocionaba como una política honesta, solía lucir una chalina verde en sus actividades públicas. Tan verde como el color de los dólares que recibió de las empresas brasileñas Odebrecht y OAS para financiar sus campañas políticas. Según la fiscalía, Villarán abdicó de su deber de proteger los intereses estatales y optó por “vender” su función para mantenerse en el poder. La desesperada y millonaria campaña del No a la revocación, que finalmente logró su objetivo, fue financiada con dinero sucio. También su frustrado intento de reelegirse.
En una fecha próxima a determinar deberá dar la cara a la justicia, responder por los 12 hechos ilícitos que se le imputan y enfrentar los más de 2 mil elementos de prueba en su contra. La chalina de la falsa honestidad que intentó tejer quedó deshilachada ante la contundencia de documentos y testimonios que la comprometen. Algún día, cuando se le dicte sentencia, sabremos recién si la decencia le ganará la batalla a la corrupción.