A mi juicio, el impactante crecimiento de los homicidios, el atentado contra el Ministerio Público y el asesinato de un destacado periodista configuran un antes y un después en la crisis de seguridad.

Sobre lo primero, el Sinadef ya debe haber superado en búsquedas al Senamhi cuando se trata de saber cuánto y dónde estamos más desprotegidos. Al momento de escribir esta columna, el número de homicidios era ya de 113 y solo Amazonas y Pasco no los registraban.

Sobre lo otro, actuar violentamente contra quienes los investigan y denuncian, sea desde el Estado o desde la prensa, es un paso al más allá en la audacia criminal que solo países tan golpeados como Colombia y Ecuador experimentaban en Sudamérica.

Se ha hablado mucho más sobre lo de Trujillo y muy poco sobre lo de Ica, donde sicarios asesinaron a Gastón Medina, uno de los más importantes periodistas, muy crítico de las autoridades de su región y, por ello, receptor de amenazas. Lo más grave es que no se puede descartar la hipótesis de que no haya sido asesinado por resistirse a la extorsión.

De ser así, su caso tendría como precedente el cruel asesinato por parte de sicarios de la extrabajadora del “que sabía demasiado”. Un caso que sigue totalmente impune y en el que hay gente tan asustada que en un comunicado del Congreso inventaron que lo de ella fue mala suerte y que el taxista venezolano era el objetivo. Peor aún, cuando algunos congresistas avalaron rapidito esa versión.

Y si aprendemos del ejemplo de nuestros mencionados vecinos, la cosa irá para peor. Así a Augusto Álvarez Rodrich no le falta razón cuando sostiene que en la venidera campaña electoral pueden darse asesinatos recurrentes de candidatos rivales.

¿La respuesta gubernamental? La de siempre, salir del paso con un “esta vez sí vamos a hacer las cosas bien”.

No sé si será verdad que detuvieron a los responsables del atentado contra el Ministerio Público en menos de 24 horas. Lo cierto es que tenían que mostrar algo antes de que pasara un día, dado que, por gestión del operador inamovible, en el Perú, pasado ese plazo, no hay detención preliminar por ningún delito.

Una perlita adicional: dicen que van a sacar de Trujillo a más de 100 policías involucrados con el para ser reemplazados por otros tantos. ¿Descubrieron esto de golpe o poco a poco, como indicaría la más elemental lógica? ¿Por qué los mantuvieron en sus cargos? ¿Por qué los van a asignar a nuevas regiones? ¿No deberían más bien “congelarlos” y denunciarlos penalmente?

Sin aprender nada en el camino, quienes nos “protegen” siguen sacando del sombrero soluciones mágicas para una platea cada vez más rala.

Coda: Hay otras formas de hacer mucho daño. Morgan Quero, otro de “los intocables” de es un artista en esto. Hace poco, consultado sobre los muertos en las protestas violentas, dijo: “Las ratas no tienen derechos humanos”. En su “defensa”, argumentó que respondió sin escuchar la pregunta y que se refería a los violadores y los asesinos de niños. Pues bien, esta semana Quero festejó el cumpleaños del pastor evangélico José Luis Linares, denunciado por su hija de haberla violado sistemáticamente y, producto de ello, haber dado a luz a los 13 años. “Quiero que atrapen a ese monstruo”, clamó la víctima. Pero, distraído él, entendió: “Festéjenle su cumpleaños a mi papito querido”. Y actuó en consecuencia. “Para mí es un orgullo estar con ustedes acompañando en esta ocasión a nuestro querido pastor”, empezó su lisonja. ¿Puede haber algo más bajo que una presidenta que mantiene como ministro –y nada menos que de Educación– a un personaje tan execrable? Me temo que nos sorprenderán con algo peor.



*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Carlos Basombrío Iglesias es Analista político y experto en temas de seguridad

Contenido Sugerido

Contenido GEC