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Juicio a un régimen
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Juicio a un régimen

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Esta semana comenzó el que la prensa internacional ha calificado como “el mayor juicio por corrupción en la historia ”, el llamado Caso , con 87 imputados –entre los que se encuentran ex altos funcionarios y varios de los empresarios más importantes del país–, 304 hechos que serán analizados y más de 440 testigos, en un proceso que algunos analistas prevén que se extienda, por lo menos, dos años. Lo que irá al banquillo de los acusados, sin embargo, no son solo los casi 90 imputados, sino también toda una estructura criminal que permitió que un régimen se enriqueciera durante más de una década con dinero que, por el monto, a veces no se contaba; se pesaba.

El caso implica directamente a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) y a su ya fallecido esposo, el también expresidente Néstor Kirchner (2003-2007). Durante años, Óscar Centeno, chofer del número dos del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, llevó un recuento minucioso de las bolsas llenas de billetes que empresarios entregaban y que él trasladaba hacia la residencia presidencial o el departamento privado de los Kirchner. El dinero –unos US$17 millones– se utilizaba básicamente para dos cosas: lograr la adjudicación de obras públicas y financiar las aventuras políticas del matrimonio. Recordemos que hace poco la propia Fernández fue condenada en otro caso de corrupción, por dirigir la adjudicación de 51 obras viales a un empresario amigo, Lázaro Báez, en Santa Cruz, la provincia que los Kirchner gobernaron en los noventa, antes de pegar el salto a la Casa Rosada.

En los años inmediatamente posteriores a su último gobierno, Cristina Fernández trató de eludir la acción de la justicia postulando a distintos cargos que le dieran inmunidad o promoviendo a sus allegados a puestos claves en el Ejecutivo. Sin embargo, poco a poco, los propios argentinos fueron dándose cuenta de la endeblez de su discurso de ‘perseguida política’ y empezaron a darle la espalda, al punto de que, en las legislativas del mes pasado, Javier Milei obtuvo un triunfo contundente, gracias, en parte, al descrédito del kirchnerismo, que ha terminado empantanado en su propia ciénaga de corrupción y clientelismo.

Finalmente, el juicio que se inició esta semana es también un triunfo del periodismo, ese que el kirchnerismo intentó desprestigiar y acallar en reiteradas ocasiones. Los Cuadernos de las Coimas, no lo olvidemos, fue un destape del diario “La Nación”, que desde que recibió los documentos trabajó durante meses, en secreto, verificando y contrastando la información contenida en cada uno de ellos. Un trabajo notable que ratifica que el periodismo sigue siendo la piedra en el zapato de los políticos con poca vergüenza y mucho que esconder.

Editorial de El Comercio.

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