En el DRAE 2001, este verbo de la lengua general se consigna con el sentido de “echar mocos”. En tanto que el también académico Diccionario de americanismos (2010) lo registra en la mayor parte de nuestro continente, el Perú incluido, con esta definición: “Sollozar, llorar con movimientos convulsivos y respirando de manera entrecortada”. En Trilce (1922), escribe Vallejo: “Yo le recuerdo. Y hoy diciembre torna / qué cambiado, el aliento a infortunio, / helado, moqueando humillación”.