Urgencia de acción para una educación integral

El inicio del año escolar 2024 ha vuelto a poner de manifiesto los graves problemas que afectan el desarrollo integral de los estudiantes en las escuelas públicas del Perú.

En esencia, la infraestructura sigue siendo un desafío significativo, puesto que el 54,6% de las escuelas se encuentra en condiciones muy precarias y 139 proyectos de inversión están paralizados debido a que presentan sobrecostos por expedientes técnicos mediocres y falta de transparencia, especialmente en regiones como Cusco, Puno y Piura, según reportes de la contraloría. Además, a pesar del reconocimiento de la importancia del acompañamiento psicológico profesional en la etapa escolar, el 93% de los 395 colegios supervisados hasta ahora carece de este servicio. Por si fuera poco, más del 50% de la población considera que la calidad de la enseñanza de los docentes no ha mejorado en años, según una encuesta de Datum. Esto refleja un panorama preocupante.

La Ley General de Educación dispone buscar la formación integral en las escuelas, pero es evidente que aún no llegamos a ese equilibrio. Por un lado, se ha celebrado la inclusión de cursos de Contabilidad y Economía en el currículo nacional de educación básica regular (EBR), porque estas asignaturas son fundamentales para la comprensión del entorno social, económico y político. Por otro lado, no obstante, como se señaló líneas arriba, las deficiencias en infraestructura y carencia de un espacio de bienestar se convierten en amenazas para el desarrollo estudiantil. Además de clases académicas, es fundamental que se haga seguimiento profesional a la salud física y mental, integración, psicopedagogía y convivencia.

La gestión ineficiente y los pocos esfuerzos en promover el establecimiento de un área de bienestar en las escuelas dan lugar a la inefectividad de la articulación integral en la educación. Es imperativo que se tomen medidas concretas a través de la legislación, la administración pública y la participación activa de directores y padres de familia para garantizar un ambiente propicio para el desarrollo de los estudiantes a nivel cognitivo, físico, emocional y social.