Vivimos en una era de avances tecnológicos y acceso ilimitado a la información, lo cual debería facilitar, a cada individuo, encontrar un propósito, pero, aun así, muchos se enfrentan a una sensación de desconexión y falta de motivación.
Según Viktor Frankl, la búsqueda de sentido es esencial para nuestra existencia, y al encontrar un propósito, conferimos a nuestra vida una intención profunda. Pero ¿qué sucede cuando no logramos encontrar ese propósito? La ausencia de este puede tener consecuencias devastadoras para nuestra salud mental y, lamentablemente, favorecer la aparición de condiciones como la depresión y la ansiedad; sin embargo, cuando logramos encontrar esta aspiración, nos volvemos más resilientes y podemos encontrar la felicidad.
El propósito puede manifestarse de diferentes maneras: para algunos, puede implicar la búsqueda de metas personales significativas, mientras que para otros puede significar contribuir al bienestar de alguna comunidad. Comprender nuestro propósito implica la autoexploración constante y reflexiva, en la que le dediquemos tiempo a conocer nuestros valores, intereses, habilidades, y en cómo podemos contribuir positivamente en nosotros mismos y en quienes nos rodean.
Tener un propósito no solo fomenta nuestro bienestar, sino que, en un mundo lleno de incertidumbre, puede ser clave para mejorar nuestra calidad de vida. Descubrir un propósito no solo es alcanzable, sino esencial; es una misión que todos podemos y debemos abrazar.