En el penal de Barbadillo, la ‘hora Cabana’ parece ser cosa del pasado. Puntual y celosamente escoltado por dos policías, el expresidente Alejandro Toledo (2001-2006) acudió este viernes a una de las últimas audiencias de su juicio por el Caso Interoceánica Sur. Se le acusa de haber recibido más de US$ 30 millones de sobornos de Odebrecht y, a sus 79 años, se enfrenta una posible pena de 20 años de prisión.
No era una audiencia cualquiera. El expresidente había sido citado para dar su declaración como acusado, uno de los últimos actos dentro de su juzgamiento antes de que se conozca su sentencia. Era su última oportunidad para responder preguntas en torno a este caso por parte de la fiscalía, la procuraduría y de los propios jueces. Previamente, estos terminaron de evaluar todas las pruebas de la acusación en su contra.
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Tal fue la ocasión que los magistrados decidieron -en tiempos en que la virtualidad parece ser la norma en el Poder Judicial- que la audiencia sea presencial, en la sala recientemente inaugurada en el complejo policial de la Dinoes, contiguo al penal de Barbadillo. Es allí donde Alejandro Toledo cumple prisión preventiva por este caso. Esa medida expirará este 22 de octubre, pero todo apunta a que su sentencia se conocerá antes de ese día.
De hecho, era la primera audiencia en esa nueva sala pensada para juicios de expresidentes, lo que permitió que los periodistas puedan cubrir presencialmente la sesión. Así, fue la primera vez que Alejandro Toledo pudo ser visto por la prensa nacional y agencias extranjeras desde su extradición al Perú en abril del 2023 y su primera aparición en un acto público en territorio peruano desde fines del 2016, antes de dejar el país en medio del estallido del Caso Odebrecht.
Este primer contacto con la prensa no pasó inadvertido. Al notar la presencia de reporteros, cámaras y micrófonos en la sala, el expresidente dibujó, por unos segundos, una sonrisa. Pero más allá de eso, la audiencia sería tensa, propia de un cara a cara entre un acusado (un expresidente acusado, nada menos) y su acusador.
Una vez en la sala, el expresidente se sentó en el banquillo de los acusados. Vestía zapatillas negras de suela blanca, pantalones azules y una camisa de rayas blancas, azules y celestes, cubierta por una casaca verde. La misma casaca que vestía el 23 de abril del 2023, el día de su extradición desde los Estados Unidos. El mismo color que marcó su vida política como líder del desaparecido partido Perú Posible.
Detrás suyo, los dos imperturbables policías. A su lado izquierdo, su abogado, Roberto Su. Al frente, los jueces del colegiado: Zaida Pérez, Inés Rojas y Richarth Quispe. Y a su derecha, a unos cinco pasos de distancia, el fiscal José Domingo Pérez, del equipo especial Lava Jato. Son las 9:05 a.m. El interrogatorio estaba por comenzar, con acusado y acusador acomondando sus sillas para poder verse las caras mientras intercambiaban preguntas y respuestas.
Respuestas, admisiones y negaciones
Al inicio, Alejandro Toledo relató con gran detalle su vida profesional, familiar y académica incidiendo en su formación en Estados Unidos. Recordó hasta el nombre de su padrino de bodas. Sobre su incursión en el Estado y la política, aseguró que tuvo “una relación muy cercana” con el expresidente Fernando Belaunde (1980-1985), quien le pidió volver al país para ser asesor en el Banco Central de Reserva (BCR) y el Ministerio de Trabajo.
Según Alejandro Toledo, el mismo Fernando Belaunde y su sucesor, Alan García (1985-1990), le ofrecieron ser ministro de Economía, pero él no accedió. Añadió que luego postuló a la presidencia en 1995, en el 2000 y en el 2001, cuando finalmente ganó y llegó a Palacio de Gobierno.
Esa parte de la declaración mostró a un Alejandro Toledo sereno y detallista, con un discurso más propio de un acto político. “Vengo de la pobreza [...] Vine a ser candidato con una agenda de que la economía crezca, el crecimiento económico no es un medio, es un fin. Recibimos la economía [hecha] un desastre”.
Los primeros 45 minutos fueron dedicados a esa introducción, antes de comenzar a abordar los hechos por los que se acusa a Alejandro Toledo: pactar con Odebrecht el pago de US$ 35 millones y haber recibido más de US$ 30 millones de ese dinero a través de las cuentas de su amigo, el empresario israelí Josef Maiman. Todo esto a cambio de favorecer a la constructora en el proceso de licitación de los tramos 2 y 3 de la Carretera Interoceánica Sur (IIRSA Sur).
El tono cambió cuando José Domingo Pérez preguntó al expresidente cuáles son sus propiedades. Toledo refirió que él y su esposa, Eliane Karp, decidieron “comprar una casa usada” en 1997, en referencia a su vivienda en Camacho, Surco. Años después, agregó, compró un “terrenito”, “muy barato”, en el balneario de Punta Sal (Tumbes).
Al explicar cómo pagó esos inmuebles, entró en escena el nombre Josef Maiman. Dijo que lo “conoció levemente” en 1980 y que “venía de vez en cuando al Perú”. En una de esas visitas, que fue luego de haber sido presidente, refirió que el empresario se ofreció a pagar las dos últimas cuotas de su vivienda.
“Después me enteré que había autorizado pagar las dos últimas letras de mi casa, directamente al banco. No me dio el dinero a mí. Pagó y está registrado”, declaró. Cuestionado por el monto, refirió no recordarlo exactamente, pero que fue “cerca a medio millón de dólares que faltaba pagar”.
En ese momento, Toledo pasó a hablar de sus ingresos por regalías de “los 16 libros que he escrito hasta ahora”. “El último lo comencé a escribir estando en la cárcel, porque ustedes pidieron mi apresamiento, cuando estaba en Stamford”, dijo con la voz aparentemente quebrada y señalando al fiscal Pérez. Luego, mostró una copia de libro al colegiado.
Cuando el fiscal pasó a preguntarle cómo se terminó de pagar el terreno en Punta Sal, el abogado objetó la pregunta por estar vinculada al Caso Ecoteva, otro proceso que tiene Alejandro Toledo por sus compras de propiedades, el cual se desarolla en otro juicio oral. El colegiado concedió la objeción y Pérez tuvo que pasar a otro tema.
A su saluda de la audiencia, el abogado Roberto Su fue consultado por la admisión de su defendido. Según dijo, dentro del Caso Ecoteva, el expresidente “aceptó en el 2013 que el señor Maiman le prestó dinero para pagar dos hipotecas por US$ 494 mil”. “Es un hecho que no niega, pero no tiene relación con los US$ 35 millones [de Odebrecht] que habría recibido Maiman”, manifestó.
El nombre de Josef Maiman no demoró en reaparecer dentro del interrogatorio. Sobre su relación con él, dijo que lo conoció en los años ochenta, a través del futuro presidente israelí Shimon Peres, e indicó que la madre de Maiman y la mamá de su esposa tenían “un vínculo” por haber sobrevivido el holocausto.
Cuando Pérez le pidió mencionar cómo se llama la mamá de su esposa, Toledo respondió que no se acordaba. Cuando le preguntó el nombre de su esposa, el expresidente se ofendió. “¿Está usted bromeando?”, le dijo. Exhortado por el juzgado, respondió: Eliane Karp. Después, aseguró que la relación de Maiman con su familia fue “muy lejana” y que, en retrospectiva, supo que era “un señor no muy sacrosanto en negocios”.
De acuerdo con la acusación fiscal y según han declarado los testigos Jorge Barata (exjefe de Odebrecht en Perú) y Josef Maiman, el acuerdo para que Odebrecht pague a Alejandro Toledo se cerró en una reunión en un hotel de Río de Janeiro, Brasil, en noviembre del 2004. El expresidente admite haber viajado a esa ciudad en esas fechas, pero niega el supuesto encuentro.
Cuestionado por Pérez por ese viaje, solo refirió que “tuvo una relación muy estrecha” con su homólogo brasileño, Lula da Silva, antes de ir por una tangente sobre su infancia y su educación. “Yo era una estrella jugando fútbol en los Estados Unidos, no porque era bueno, sino porque los gringos eran malísimos. Digo esto porque tiene que ver mucho con la alimentación”, dijo.
Más adelante, cuando la procuradora del Caso Lava Jato, Silvana Carrión, le preguntó directamente si se reunió aquella vez en Brasil con Jorge Barata, Toledo respondió que no. Con eso, implícitamente, también negó el pacto de las coimas. Además, rechazó haber tenido comunicaciones telefónicas con el empresario sobre ese viaje o sobre la Interoceánica Sur.
El fiscal José Domingo Pérez también preguntó sobre una serie de reuniones de Alejandro Toledo en Palacio de Gobierno. Comenzó por una de agosto del 2004 con Jorge Barata y Marcelo Odebrecht, ex CEO de la constructora, meses antes del supuesto acuerdo ilícito.
“La Interoceánica ya estaba en marcha [...] Los responsables de las carreteras IIRSA Sur eran el ministro de Transportes y Comunicaciones [David Ortiz] y el ministro de Economía [Pedro Pablo Kuczynski]”, replicó Toledo. “Voy a sintetizar algo. Usted es abogado, yo no, pero le pido que no se aproveche”, añadió, mirando al fiscal.
Pese a ello, ante preguntas posteriores de la procuraduría, admitió que sus ministros sí le informaban sobre el avance del proyecto.
Toledo también detalló que esa reunión de agosto del 2004 fue solicitada por el entonces ministro Pedro Pablo Kuczynski, ante la designación de Jorge Barata como jefe de Odebrecht en el Perú. “Él [Kuczynski] creyó pertinente que conozca al nuevo presidente de la empresa que estaba trabajando el proyecto IIRSA Sur, por eso lo recibí [...] Solo tuvimos esa reunión protocolar”.
Vinieron más negaciones de reuniones que sí fueron registradas en Palacio de Gobierno. Para la acusación, estas y otras reuniones son evidencia de las coordinaciones para cumplir con el pacto de favorecimiento ilegal a Odebrecht. Pero según Toledo, “el hecho de que ingresen a Palacio de Gobierno no quiere decir que se reúnen con el presidente”.
Fue así que rechazó haberse reunido con Jorge Peñaranda, responsable del estudio de factibilidad de la Interoceánica Sur y otro de los acusados por el Caso Odebrecht; con Sergio Bravo Orellana, presidente del Comité de Infraestructura de ProInversión y su coacuasado en este juicio; o con René Cornejo, director ejecutivo de ProInversión.
También negó haber tenido reuniones con los representantes de las empresas socias de Odebrecht en el proyecto: José Graña (Graña y Montero), Fernando Camet (JJ Camet) y José Castillo (ICCGSA). Solo reconoció las reuniones que tuvo con empresarios en público y en el “salón grande” de Palacio de Gobierno, así como que él pidió a Lula da Silva que “sugiera” a Odebrecht que empresas peruanas “participen” en el proyecto.
“No me gusta su pregunta”, dijo Alejandro Toledo cuando el fiscal Pérez le preguntaba por los registros de las reuniones que él negaba. “Usted está haciendo una pregunta tramposa. Pregúnteme si me he reunido, no por qué y qué hemos tratado”. En algunos momentos, el abogado hizo gestos y tocó el brazo de su cliente, como para contenerlo.
El colegiado le llamó la atención al acusado por ese tipo de frases. El fiscal no se inmutó. Sin embargo, cuando el expresidente le replicaba con otra pregunta o le pedía una aclaración, sí le recordó la naturaleza del interrogatorio: “Yo pregunto, señor Alejandro Toledo. Usted responde”.
En cuanto a reuniones en Palacio con Jorge Barata, Toledo fue más enfático: “Nunca me he reunido solo con el señor Jorge Barata en Palacio de Gobierno”. “Nunca me he reunido a solas con Jorge Barata, ni en Palacio de Gobierno ni en ningún otro lugar”, insistió.
Esta afirmación choca con la declaración del exdirectivo de Odebrecht introducida al juicio. En esta, brindada en abril del 2019, el brasileño afirmó que tuvo distintas reuniones con Alejandro Toledo en Palacio de Gobierno y en su casa. Incluso dijo que el exmandatario le reclamó por los pagos fruto del presunto acuerdo por la Interoceánica.
Sobre el final, el abogado de Alejandro Toledo también interrogó a su cliente. Allí afirmó que Josef Maiman financió un proyecto de investigación suyo en la Universidad de Stanford. “Ha contribuido no a mí, sino al instituto de la universidad. Debió ser en el 2011, 2012, no estoy seguro”.
Luego, rechazó haber ido a la reunión para la supuesta reunión con Jorge Barata en Río de Janeiro. “Absolutamente, no”. También negó haberle pedido a Josef Maiman que lo represente “en acuerdos económicos” con Odebrecht. “Contundentemente, no”.
En su intervención final, Alejandro Toledo agradeció a los jueces y señaló que “nunca en el mundo he tenido un tema judicial, ni en el Perú, pero estoy acusado de haber recibido dinero de Odebrecht a través del señor Maiman”. Añadió que su defensa ha localizado “el dinero que ha recibido el señor Maiman” y pidió que tomen en cuenta esa información.
Mientras se retiraba de la sala y ante los llamados de los periodistas, Alejandro Toledo volvió a mirar a la zona donde estaba la prensa. El expresidente amagó con alzar un brazo a modo de saludo, pero su gesto hacia las cámaras fue sepultado por la barrera que formaron los agentes que lo custodiaban. Casi de inmediato, fue llevado de vuelta a su celda.
Sentencia próxima
Culminado el interrogatorio, los jueces suspendieron el juicio hasta el próximo lunes 14 de octubre. Ese día, el fiscal José Domingo Pérez y la procuradora Silvana Carrión deberán presentar sus alegatos finales: un resumen de todo lo desarrollado en el juicio para ratificar su pedido de que el expresidente sea declarado culpable.
Al día siguiente, el martes 15 de octubre, será el turno de los alegatos finales de las defensas, que harán lo mismo, pero para pedir la absolución de los acusados. Ambas audiencias serán presenciales en la misma sala de audiencias. Luego de estas, el juzgado anunciará la fecha para en que darán a conocer su sentencia.
En diálogo con El Comercio luego de la audiencia de este viernes, la procuradora Silvana Carrión dijo que el interrogatorio a Alejandro Toledo fue “muy productivo”.
“Ha reconocido el pago de Maiman para las propiedades. También ha reconocido su intervención en el proyecto Interoceánica con la información que le daban los titulares del sector. De la información que ha dado, queda claro que ha tenido bastante involucramiento en el proyecto”.
Respecto a las reuniones negadas, la procuradora remarcó que “durante la investigación, durante todo el juicio, se ha actuado prueba más que contundente respecto a esa reunión en Río, quiénes participaron, qué temas trataron”.
“Estimo y confío en que con toda la información que ha sido incorporada al juicio, creo que hay prueba suficiente de responsabilidad en este caso”, afirmó. “El juicio ya concluyó. Tocan ahora los alegatos y luego la sentencia”.
En tanto, José Domingo Pérez dijo que se iba a reservar su balance sobre lo declarado por Alejandro Toledo para sus alegatos finales de este lunes. “De parte del Ministerio Público y el equipo especial Lava Jato, venimos cumpliendo el trabajo. Este juicio está concluyendo y esperamos que sea satisfactoriamente para los intereses que persigue la fiscalía”, declaró a la prensa.
Consultado por este Diario, el fiscal destacó que por la importancia del cargo que tuvo Alejandro Toledo, esta podría considerarse la sentencia más imporante del Caso Lava Jato hasta la fecha. “Ya han habido otras, pero si se quiere poner como importancia la condició que tiene uno de los acusados de haber sido presidente, definitivamente que sí”.
Por su parte, el abogado Roberto Su afirmó que el testigo Jorge Barata mintió en sus declaraciones y aseguró que la fiscalía, a lo largo del juicio, no ha podido probar que el dinero de Odebrecht fue recibido por su defendido.
“Es cierto que Odebrecht pagó a Maiman y Maiman recibió US$ 35 millones. Esa es una verdad absoluta. La pregunta es: ¿ese dinero fue para Toledo o para Maiman? [...] En el juicio no han podido probar [que el expresidente ha recibido dinero]”.
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