Este informe fue publicado en enero de 2022 y republicado el 30 de diciembre tras conocerse la decisión de la Corte Suprema de anular el fallo que absolvió a Guillermo Bermejo Rojas y ordenó un nuevo juicio por filiación al terrorismo.
El primer perfil que la policía tuvo sobre Guillermo Bermejo Rojas se remonta al 2006. Los informes de inteligencia de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) no eran demasiado precisos, pero indicaban que Bermejo, de “tendencia a la ideología marxista-leninista”, y otros integrantes del colectivo Todas las Voces habían participado en eventos con distintos grupos que iban desde el Movimiento Revolucionario Fogata, de Venezuela, hasta las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Lo consideraban un personaje inquietante al que había que investigar más.
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A fines de aquel año, la policía y la fiscalía allanaron la casa de Bermejo, en Lince, y encontraron documentos relacionados con la lucha contra el tratado de libre comercio (TLC) o la defensa de la hoja de coca. En otro ambiente usado por este grupo, en San Juan de Lurigancho, se encontraron varios CD con audios y mensajes grabados por terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) que estaban presos.
También fue allanada la casa de Giancarlo Trinidad (de Todas las Voces), en San Miguel, y allí encontraron un saco de úrea. La policía sospechaba que con esta se iba a fabricar algún tipo de explosivo porque, además, fueron encontrados envoltorios de papel con pólvora. Trinidad dijo que la úrea iba a ser utilizada como abono en su jardín, pero nadie le creyó.
“De ninguna manera hemos planificado atentados”, respondió Bermejo cuando fue interrogado. No lo detuvieron, pero tampoco lo perdieron de vista.
En manos de la Policía
La segunda vez que Bermejo fue abordado por policías, la cosa no fue tan simple. Los documentos fiscales abundan en clichés y en el suyo se lee: “Al momento de la intervención, opuso tenaz resistencia, siendo reducido por el personal PNP”. Esto sucedió una noche de febrero del 2015. Guillermo Bermejo caminaba por la cuadra 3 de la avenida Petit Thouars cuando fue interceptado, esta vez sí con una orden de captura del Primer Juzgado Penal Nacional. Al ahora congresista se lo acusaba de tener vínculos con Sendero Luminoso, específicamente con la facción dirigida por Víctor Quispe Palomino, ‘José’, quien hasta hoy opera en el Vraem.
Según la fiscalía, a partir del testimonio de varios testigos y colaboradores eficaces, en el 2008 y el 2009 Bermejo se desplazó “voluntaria y conscientemente” a la localidad de Huancamayo, en una zona del Vraem que pertenece a Junín, para reunirse con ‘José’, su hermano ‘Raúl’, y otros importantes mandos terroristas como ‘Alipio’ y ‘Olga’. Allí, en los campamentos senderistas, Bermejo era conocido como el ‘Che’, y habría sido convocado para servir de enlace entre la agrupación de los Quispe Palomino con otros organismos.
También se lo acusaba de reunirse con investigados por terrorismo, o con detenidos, como Wilder Satalaya, Sergio Gonzales o Ulser Pillpa. De esto había incluso videos grabados por los policías que lo seguían.
En su declaración ante la policía, Bermejo reconoció haber ido al Vraem en varias ocasiones como “asesor” y expositor en distintos eventos. Negó haber ido a campamentos terroristas y dijo que en el 2009 él estaba recuperándose de un accidente.
Fue liberado al poco tiempo, pero su caso estaba lejos de cerrarse. Estaba asilado en Venezuela cuando, a fines del 2016, se dictó otra orden de captura en su contra. En abril del 2017, bajó del avión y fue detenido y llevado a la sede de la Dircote. Era la tercera vez que estaba frente a frente con la policía.
En agosto del 2017, la Sala Penal lo absolvió, pero poco después la Corte Suprema consideró que ese juicio estaba plagado de vicios procesales, y ordenó un nuevo proceso que terminó con su absolución. Esta historia no termina.
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La fiscalía ha pedido 20 años de cárcel y una reparación civil de S/100 mil para Bermejo. El juicio está en la etapa final.