Coralie Fargeat
☆☆
2024
Cine
Director:
Coralie Fargeat
Actores:
Demi Moore, Sarah Margaret Qualley
Género:
Suspenso, Body Horror
Duración:
Clasificación:
+18
Demi Moore en escena de "La sustancia", película ya en cartelera.
Demi Moore en escena de "La sustancia", película ya en cartelera.
Paolo Valdivia

es una película de horror corporal protagonizada por Demi Moore y Sarah Margaret Qualley, que prometía ser una crítica audaz sobre la hipersexualización de la mujer. Sin embargo, aunque la trama tiene un enfoque interesante, el resultado final deja mucho que desear. A través de una combinación de efectos especiales exagerados y una narrativa que parece perderse en su propia absurdidad, la película busca provocar incomodidad en el espectador, aunque a menudo cae en el ridículo.

En Saltar Intro ya hemos podido ver “La sustancia” y aquí te contamos si vale la pena o no.

Una trama ambiciosa con falencias

La premisa de “La sustancia” gira en torno a la relación entre dos mujeres: Elizabeth (Demi Moore), una famosa actriz que busca mantener su juventud a través de métodos poco convencionales, y Sue (Sarah Margaret Qualley), su asistente personal. La película plantea preguntas relevantes sobre la presión que enfrentan las mujeres en la industria del entretenimiento para verse jóvenes y perfectas, así como las expectativas poco realistas que la sociedad impone sobre sus cuerpos.

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En la primera mitad del filme, la trama parece sugerir una crítica seria a la obsesión con la apariencia física y el control sobre el cuerpo femenino. Hay un ambiente inquietante, con preguntas sin respuesta que mantienen la atención del espectador: ¿cómo Elizabeth obtiene los recursos para sus experimentos médicos? ¿De dónde proviene “la sustancia” que usa? ¿Cuáles son las consecuencias de este tratamiento? Sin embargo, mientras avanzamos hacia el final, la película empieza a perder el rumbo.

Actuaciones desaprovechadas

Demi Moore, con una vasta experiencia en la industria, logra una interpretación sólida, aunque no destacada, en su papel como Elizabeth. El hecho de que Moore encarne a una actriz en busca de preservar su juventud le otorga un matiz personal, y su habilidad para transmitir la fragilidad de su personaje es uno de los puntos positivos de la película. A pesar de ello, su actuación queda limitada por un guion que no le permite brillar completamente.

Escena de "La sustancia".
Escena de "La sustancia".

Sarah Margaret Qualley, por su parte, se ajusta bien a su papel de asistente atrapada en la tormenta emocional de Elizabeth, pero su actuación se siente más superficial. Es difícil identificar un momento en el que realmente se destaque, y su papel parece más diseñado para ser un complemento a los efectos especiales que como una verdadera protagonista. En general, tanto Moore como Qualley no logran sobresalir, dejando que el peso de la película recaiga en el diseño visual y los efectos.

Efectos especiales y maquillaje: el verdadero protagonista

El aspecto técnico de “La sustancia” es, sin duda, el mayor atractivo de la película. El maquillaje y los efectos especiales logran crear momentos grotescos que capturan la atención del espectador, sobre todo en la segunda mitad de la película. La película se une al género del “horror corporal” al mostrar la degradación física de los personajes, una metáfora sobre los sacrificios que las mujeres hacen para cumplir con los estándares estéticos.

En particular, las escenas en las que los cuerpos de las protagonistas parecen desmoronarse son efectivas, y reflejan el miedo que muchas mujeres sienten al envejecer en una sociedad obsesionada con la juventud. No obstante, a pesar de su habilidad técnica, estas escenas no logran salvar a la película de sus problemas narrativos.

La caída en lo absurdo

El verdadero problema de “La Sustancia” radica en su incapacidad para mantener un tono coherente. Lo que comienza como una película inquietante y crítica termina convirtiéndose en una parodia del horror corporal, especialmente con la introducción del personaje “Monstro Elisa-Sue”. Este personaje, una grotesca versión de las protagonistas, llega en el clímax de la película y parece sacado directamente de una caricatura, recordando más a un episodio de “South Park” que a una película seria.

La exageración en las escenas finales, con litros de sangre y efectos grotescos, termina desvirtuando el mensaje original de la película. Aunque algunos podrían argumentar que la exageración es intencional y busca reflejar el absurdo de la presión social sobre la imagen femenina, el tono ridículo hace que la película pierda toda la seriedad que construyó en su primera mitad.

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Una oportunidad perdida

Uno de los aspectos más frustrantes de “La sustancia” es que tenía el potencial de ser una crítica poderosa sobre el control del cuerpo femenino y la hipersexualización, pero se queda corta. La película plantea varias preguntas intrigantes en su primera mitad, pero ninguna de ellas es respondida de manera satisfactoria. En lugar de ofrecer un final inteligente o subversivo, opta por un desenlace que parece más interesado en el shock visual que en ofrecer una conclusión significativa.

Por ejemplo, no se explica de manera coherente cómo Elizabeth tiene acceso a los tratamientos que utiliza, ni quién está detrás de la misteriosa “sustancia” que le permite mantenerse joven. Tampoco se explora de manera adecuada la relación entre Elizabeth y Sue, que podría haber sido un conflicto emocionalmente interesante. En su lugar, la película se apoya en el gore como una solución rápida para cerrar la historia.

Lo grotesco como recurso

El uso del gore en “La sustancia” es otro punto polémico. Mientras que algunas películas de horror corporal, como la famosa “La mosca” de David Cronenberg, utilizan el gore de manera orgánica para explorar la transformación física y psicológica de los personajes, en “La sustancia” parece ser un recurso utilizado más por impacto que por narrativa. En los últimos minutos de la película, el exceso de sangre y efectos grotescos se siente gratuito, restando seriedad al conflicto entre las protagonistas.

Algunos espectadores, sin embargo, pueden disfrutar de este enfoque absurdo y grotesco, viendo en él una crítica a la superficialidad y la obsesión con la apariencia. Para aquellos que disfrutan del cine de horror más exagerado y grotesco, “La Sustancia” podría tener un atractivo especial. Sin embargo, para los que buscan una crítica más sutil o una narrativa coherente, la película resulta decepcionante.

Conclusión: ¿exceso o genialidad?

“La sustancia” es una película que divide opiniones. Algunos espectadores pueden apreciar su enfoque grotesco y la manera en que lleva al extremo la idea de la obsesión con la juventud y la belleza. Otros, sin embargo, sentirán que la película pierde el rumbo y se convierte en una caricatura de sí misma.

Con actuaciones que no destacan lo suficiente, una trama que deja muchas preguntas sin respuesta y un final que se apoya demasiado en el gore, “La Sustancia” es una oportunidad perdida para ofrecer una crítica más profunda y efectiva sobre la hipersexualización y la presión estética. Para los fanáticos del horror corporal, puede ofrecer algunos momentos entretenidos, pero para el espectador promedio, es probable que deje más preguntas que respuestas.


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