Blake Lively y Justin Baldoni protagonizan una espiral de violencia en “Romper el círculo” (o “It Ends With Us”). El drama, aún en cartelera, es más que un simple romance con actores hermosos. Adaptada de la popular novela homónima de Colleen Hoover, la cinta aborda temas profundos como el amor, la violencia doméstica y la lucha interna de una mujer atrapada entre dos amores y un pasado traumático. Mucha atención se ha prestado a la crisis de reputación de Lively fuera de la ficción, lo cual es una lástima, porque la película tiene el potencial de conmover a cualquier víctima de violencia doméstica, y, por ende, a cualquier ser humano.
Blake Lively y Justin Baldoni, quienes además de protagonizar la película también la dirigieron y produjeron, participaron por separado en la promoción del filme, alimentando rumores de tensiones entre ambos. La especulación se exacerba por la reciente crisis de reputación que ha enfrentado la actriz, a quien muchos comparan con la “chica mala” de Hollywood por su humor negro y enemistades. Sin duda, es una controversia alimentada por el imaginario de la serie “Gossip Girl”, en la que interpreta a una joven con influencia social capaz de acabar con la reputación de las personas. La situación añade una capa de complejidad a la recepción de la película, pero lo más importante es su trasfondo, un punto de vista poco utilizado en películas sobre violencia doméstica.
(Cuidado, esta crítica contiene spoilers)
Una víctima de violencia doméstica en la adolescencia, Lily Bloom (Blake Lively), se enamora de un apuesto neurocirujano en su edad adulta, Ryle (Justin Baldoni). Ella acaba de mudarse a Boston para cumplir el sueño de abrir su propia tienda de flores. Pronto, el primer amor de su vida, Atlas (Brandon Sklenar), retoma el contacto con ella y Lily se sentirá muy confundida cuando una espiral de violencia entre ella y su nueva pareja comience.
Blake Lively y los diálogos sensuales
Blake Lively, en el papel de Lily Bloom, se convierte en el corazón palpitante de la película con una mezcla de vulnerabilidad y fortaleza femenina que eleva la narrativa. Los diálogos entre Lily y Ryle están cargados de una química palpable, donde la tensión sexual se entrelaza con una conexión emocional genuina. Además, los protagonistas son actores hermosos ante la cámara y generan una carga melodramática. Lively logra transformar lo que podría haber sido una historia de amor convencional en una relación compleja y matizada, donde las palabras no son solo intercambios verbales, sino también un reflejo de los deseos, miedos y secretos de los personajes.
El guion no siempre logra estar a la altura de la actuación de Lively. Mientras que los diálogos entre Lily y Ryle brillan por su intensidad, algunas interacciones se sienten forzadas o demasiado idealizadas, lo que a veces desvía la atención de la profundidad emocional de la película. Sin embargo, la actriz mantiene una carga mental importante en su personaje, una joven que vio cómo su padre maltrataba a su madre durante años. A pesar de estos deslices, la actuación de Lively mantiene al espectador enganchado al trauma del personaje de Lily.
La música, con muchas canciones interpretadas por cantantes femeninas, como el cover de Ethel Cain de “Everytime” (Britney Spears), destaca esa esencia melancólica de Lily durante las escenas con Brandon Sklenar, quien interpreta al mejor amigo y primer amor adolescente de la protagonista.
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El viaje de una víctima de violencia
“Romper el círculo” destaca no solo por su narrativa y cinematografía romántica, sino por su enfoque en las cicatrices invisibles que deja la violencia doméstica. Ese es un contraste interesante y una de las razones por las que la película ha sido tan polémica.
Una víctima de violencia podría dar fe de la angustia constante que se experimenta en una situación como la de Lily. Sus recuerdos siempre están presentes, pero lleva su vida de la mejor forma posible. A medida que la relación de Lily con Ryle se desarrolla, la película revela los puntos de dolor y manipulación que acechan bajo la superficie de su aparente perfección. Esa transición de la calma a la violencia es el núcleo de este drama y merece ser destacada, incluso cuando los colores son demasiado pasteles para tomar la película en serio.
Justin Baldoni ofrece una interpretación convincente de Ryle, un hombre atrapado entre el amor y su propia incapacidad para controlar su carácter explosivo, aun cuando es un cirujano exitoso. Es un ser perturbado y marca el contraste con el personaje de Atlas, en su primera aparición en escena, bastante violento. Son roles con diferentes enfoques, pero con los que la película quiere abordar el tema de la redención.
La redención se puede ver claramente en el personaje de Ryle, pues está dolido por un evento del pasado, es violento con su pareja y capaz de amar al mismo tiempo. Es aquí donde la versión del amor se relaciona con el perdón. ¿Los maltratadores pueden ser perdonados? En el final de “Romper el círculo”, el hombre violento y la mujer a la que ama rompen su relación amorosa, pero quedan atados por la responsabilidad de ser padres. La película deja claro que él acepta su error y sabe que necesita buscar ayuda profesional. El círculo de violencia doméstica se rompe cuando Lily decide terminar con él, algo que no hizo su madre con su padre cuando ella era adolescente y experimentaba terribles peleas en casa.
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Veredicto: “Romper el círculo” es una película necesaria
El viaje de Lily es doloroso y revelador, y retrata con autenticidad el ciclo de la violencia y la dificultad de escapar de él. La película no se contenta con ser solo una historia de amor, sino que profundiza en los efectos a largo plazo del abuso, mostrando cómo las víctimas a menudo se sienten atrapadas en un torbellino de culpa, esperanza y desesperación. Esa fórmula dramática es el gol de “Romper el círculo”, una película que lleva hasta las lágrimas.
La cinta es fácil de ver porque no trasciende los clichés del romance, y es muy necesaria para el público debido a su temática. Con las actuaciones destacables de Blake Lively y Justin Baldoni, lleva una narrativa que no rehúye las duras realidades de las relaciones abusivas. A través de la historia de Lily, el filme abre un diálogo sobre la importancia de romper el silencio sobre la violencia y subraya que el amor, por más poderoso que sea, no siempre es suficiente para curar las heridas.
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