Sebastián Martínez es un bailarín que se volvió actor, ¡y qué bueno que lo hizo! En Colombia, lo conocen como uno de los galanes en ascenso, y en el medio internacional, su rostro nos es cada vez más familiar. Series de Netflix donde el colombiano es el galán de la historia se posicionaron en el Top 10 de las más vistas de la plataforma en América Latina entre 2022 y 2023. Usuarios europeos escriben en su perfil de redes sociales, que tiene 4 millones de seguidores, pues han visto la segunda temporada y aman a Zacarías, el personaje que Martínez interpreta en el guion del venezolano Leonardo Padrón.
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“Pálpito ha sido un sueño, una locura. También ese regalo de la vida de poder trascender fronteras y llegar a sitios insospechados, donde nunca pensamos que podríamos llegar. Es una alegría inmensa cómo se han conectado con una historia universal y especial”, dijo a Saltar Intro de El Comercio en una entrevista exclusiva.
También expresó su cariño por sus vecinos. “Amo el Perú, a los peruanos, me encanta el país. Me parece fantástico, pero no he tenido oportunidades en Perú hasta ahora”, dijo.
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El personaje de Sebastián Martínez tiene un carácter rudo, frontal y es un famoso estratega político, que suele llevar la campaña presidencial de importantes figuras colombianas. Ama con locura, pero lamentablemente eso lo lleva a un ámbito criminal del cual no podrá liberarse tan fácil.
En la primera temporada, Zacarías (Sebastián Martínez) estaba preocupado por su pareja, Camila (Ana Lucía Dominguez), pues un trasplante de corazón debió cambiarle la vida, pero la complicó. En el capítulo final, ella descubre la verdad: su esposo es el culpable de la muerte de una mujer y complice de unos traficantes de órganos.
En la segunda temporada, el villano de la historia se convierte en un antiheroe. Toma una decisión de vida o muerte, que fue la mayor sorpresa de la segunda entrega de "Pálpito".
—En Colombia, las personas te conocen como una de las estrellas colombianas nuevas, pero has tenido un despegue internacional con Netflix. Veo que mueves mucho tus redes sociales. ¿Cómo llevas la creciente fama de “Pálpito”?
Realmente, he contado con la fortuna de que me ha ido muy bien desde joven. Entonces, he estado en proyectos buenos y, con la bendición de arriba (Dios), funcionaron. Hemos sido reconocidos siempre. Pero esto ya es internacional, hace que te veas en otro lado. Igual, estoy aquí, en Colombia, por lo que no me encuentro con rumanos, franceses, sudafricanos o polacos, que se mueren con la serie. No le estoy dando mucha trascendencia al tema, simplemente estoy agradecido con lo que está pasando, vivo lo que vivo. El cariño de la gente en cualquier país del mundo va a ser una delicia.
—¿La fama es en realidad una delicia?
Es un postre agridulce.
—¿Por qué?
Tiene cosas muy buenas, te abre muchas puertas. El cariño de la gente siempre va a ser una belleza: hay cosas positivas y las personas te tratan muy bien. Pero pierdes tu privacidad, estás muy expuesto, todo el mundo quiere saber o hablar de ti. Entonces, unas por otras.
—¿Has tenido colapsos con la gente?
No, porque ando cómodo. Tengo mis redes sociales y me gusta moverme, estar ahí con la gente. No soy muy de exponerme. Soy hogareño y familiar.
—Me sorprende la sencillez.
Para mí, la fama no es prioridad. Es esa parte del ‘show business’, la farándula, aparecer en eventos, las alfombras. Estar por ahí. Nunca fue mi objetivo, sino hacer mi trabajo muy bien y cuidar de mi familia.
—Entonces no tienes aspiraciones hacia Hollywood o un país culturalmente poderoso en América Latina?
Uno siempre dice: “Ay, Hollywood, que chévere poder hacer tal cosa para que te vean”. Resulta que no. Con una serie hecha en Colombia en Netflix, te pueden ver más que en muchas películas de Hollywood. Entonces, ese regalo ya me lo están dando y lo valoro muchísimo. De aquí para adelante, simplemente seguiré haciendo personajes que me gusten y lo que la vida quiera para mí.
—En “Pálpito”, tu personaje es el corazón de la historia, porque sin él ninguna tragedia hubiera ocurrido. En la segunda temporada, nos sorprende. ¿Cómo lo tenemos que entender ahora?
No hay que entenderlo. Las personas, indudablemente, se van metiendo en sus zapatos, porque Zacarías lleva la reflexión de ‘yo lo haría, no lo haría, ¿qué haría yo?’ o hasta dónde llegaría una persona en su posición.
—¿Opinas que lo dio todo por amor?
¿Si lo dio todo por amor? Con eso, la gente se conecta. Él creía que amaba mucho a Camila y se dio cuenta de lo que hizo, por lo que terminó entregando su propia vida. Al final, sí la dio por amor.
—¿Qué opinas sobre ese tipo de amor?
Claramente, hay una obsesión de Zacarías, un tema tóxico, una falta de amor propio por parte del personaje. Siento que esa no puede ser la representación adecuada del amor por los actos que comete, hasta donde es capaz de llegar y cómo es que traspasa los límites de la ética, los actos criminales, la maldad de no medir las consecuencias. No es amor.
—Me llamó la atención una escena con Ana Lucía Domínguez en la primera temporada, cuando Camila descubre la verdad del trasplante de corazón. ¿Cómo la viviste?
Para mí, era la escena más importante de la primera temporada. En Zacarías, se dio de la manera más honesta desde el punto de vista de un hombre que trataba de explicar lo que hizo: “porque te amo y no quería perderte”. Era parte de conectarse con esa verdad del personaje y aceptarla.
—En “Rosario Tijeras” hiciste de un galán un poco más justo y de acción; en “Hasta que la plata nos separe” eres bonachón y bondadoso; en “Pálpito”, un asesino básicamente. ¿En qué te enfocas al trabajar estos matices en los personajes?
Con mi esposa, Kathy Sáenz, trabajamos todos los personajes juntos. Ella me ayudó a construir a Zacarías. Primero tratamos de entender muy bien quién es y buscamos referentes cercanos de personas que conozcamos para poder aterrizar el arquetipo de personalidad. Tomamos varios referentes y los mezclamos.
—¿Qué referentes usaron para Mendes de “Hasta que la plata nos separe”?
En ese caso, fueron unas personas campesinas que conocimos. Tomamos varias cosas de ellos, como el “ahí sí”. De hecho, estábamos con Kathy en una la plaza de un pueblo y se nos acercó una niña y nos dijo: “Acuérdese de esta cara, que voy pa’ arriba, voy pa’ arriba”. Apenas me lo dijo, lo escuché perfecto. Esa era la frase que representaba al personaje.
—¡Qué tal oído! Esa es la frase que dice todo el tiempo.
Sí. Más bien, en “Pálpito”, trabajamos en buscar la personalidad psicológica del narcisista y sociópata. No hubo un punto de referencia de una persona, sino que fue una exploración personal, así que me aventuré a ver cómo me salía. Estaba tan bien escrito por Leonardo Padrón que eran muy claras todas las líneas de Zacarías. Eran frases muy inteligentes y que resumía perfectamente al personaje. No sé si es el villano de la historia, porque es la parte negativa, pero tiene sus pasiones oscuras a flor de piel, exacerbadas, más que otras personas. Cumple un poco el rol de villano, pero, al mismo tiempo, también del héroe al ritmo del amor verdadero. Creo que es un personaje muy poético y bonito.
Trailer de “Pálpito”
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