La primera escena de “Santo Maldito” nos llena de preguntas. ¿Qué es Dios? ¿Por qué se le ha buscado a lo largo de la historia y de maneras tan diferentes en el mundo que habitamos? Reinaldo, el académico ateo que interpreta Felipe Camargo y que protagoniza esta nueva serie de Star+, tiene una certeza: “En este preciso instante, hay gente muriendo por causas sagradas. ¿Por qué nadie lo ve? Porque es imposible enfrentar el vacío, la nada, esa verdad insoportable: Dios no existe”.
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La historia no tardará mucho en dar un giro cuando la esposa de Reinaldo, interpretada por Ana Flávia Cavalcanti, quede en coma luego de ser impactada por una bala perdida. Pensando en desconectarla, el profesor universitario no se da cuenta que está siendo grabado por un enfermero cuando, a punto de ejecutar el plan para acabar con el sufrimiento de su mujer, logra que esta recupere la conciencia. ¿Una casualidad o un milagro? El espontáneo testigo opta por la segunda opción y da inicio a una historia en la que primará esa dualidad que plantea el título de la serie: Santo/ Maldito, lo bueno y lo malo en torno a la fe.
Abrir discusiones
Para Felipe Camargo, actor brasileño de larga trayectoria y conocido en el mundo de habla hispana por sus trabajos en las ochenteras “Años dorados” y “Mandala”, que protagonizó con Vera Fischer, esta serie llamó su atención por la originalidad de su relato y la forma en que aborda un tema muy presente en América Latina, pero en especial en su Brasil natal, donde las religiones tienen un gran poder y presencia en la sociedad.
“Cada individuo tiene una concepción diferente de Dios e incluso de la nada. Esta serie me tocó mucho por la inteligencia con la que toca un tema universal y por la complejidad del personaje de Reinaldo, que es un ateo convicto, un escritor impopular especializado en la fe, cuya vida cambia por un accidente y pasa a ser, a los ojos de un creyente, un ser especial, un enviado”, explica Camargo en diálogo vía Zoom con Saltar Intro de “El Comercio”.
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Para Camargo un título como “Santo Maldito” permite exponer diferentes escenarios en torno a las religiones y la ética de estas cuando se trata de un tema tan delicado como la fe y la necesidad de creer de las personas.
“Vivimos en esa dicotomía en el Brasil. Uno piensa en la iglesia católica a través de los años y es una iglesia que vendió salvación después de la vida, como si las personas tuvieran que sufrir, pagar sus pecados o sino ser sentenciados como ocurría en la Edad Media que se mandaba a la hoguera a quien cuestionaba. Hoy tienes charlatanes que usan la fe para hacer dinero. Van apareciendo pastores y allí te das cuenta que estas personas tienen casas, auto y como que venden todo eso que se puede conseguir con la fe”, dice el actor, que destaca los contrastes que ofrece la historia: “Existe la fe en Dios o en la nada y también el bien o el mal que una iglesia puede hacer”, afirma.
El poder de la palabra
El personaje de Reinaldo tiene también un contrapunto en la historia un pastor llamado Samuel que es interpretado por Augusto Madeira. Este ingresa en escena cuando el enfermero que ha sido testigo del ‘milagro de Reinaldo’, va a su iglesia a contarle de la hazaña y el religioso cree que este hombre “elegido por Dios” puede ayudar a traer más fieles a su culto.
Para Madeira fue importante trabajar la facilidad de palabra que caracteriza a Samuel, así como a muchos líderes religiosos. Más aún porque su personaje sufre una discapacidad física y el actor quería darle fuerza a través de la palabra. “Tuve que adaptarme a andar en silla de ruedas, para darle una fragilidad al personaje y que su fuerza estuviera en su palabra, en su poder de convencimiento. Él no podría convencer a Reinaldo de que predique en su iglesia solo con dinero, tiene que tener ese talento para poder convencer a personas como Reinaldo”, explica el actor sobre el proceso detrás de su personaje.
Para el artista que ha sido parte de ficciones como “El color del pecado”, la serie también le ha resonado en cuestionamientos previos que él se ha hecho a lo largo de su vida y viajes, como uno qu lo llevó hasta el Perú. “Cuando estuve allí una de las cosas que más me impresionó es que la iglesia católica construía catedrales encima de los templos de los incas. Nunca vi nada más cruel e impositor que eso”, relata el actor que luego destaca una de las anécdotas que más lo impresionó a su paso por el Coricancha, en el Cusco. “Supe que hubo un terremoto y la catedral se cayó y solo el templo inca quedó en pie. Es casi como una respuesta divina”, dijo.
Las interacciones entre Samuel y Reinaldo acentúan más el ritmo de la serie que busca mantener al espectador siempre con una duda: cuáles son los verdadero propósitos de cada uno de ellos.
“Para mí Samuel es también un poco santo, un poco maldito. El espectador no sabe si es un tipo con buenas intenciones o no. Existe esa dualidad todo el tiempo, tanto en mi personaje como en el de Augusto. La duda está siempre presente”, dice Camargo. Que cree que, al fina, la serie se destaca por “no quiere establecer nada, no quiere venderte nada, te vende dudas”.
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