Ann Sullivan: el centro donde las personas con habilidades diferentes reciben la mejor educación de la mano de sus familias

• De los primeros programas a la era digital: la revolución televisiva en el Perú y cómo sobrevive hoy ante la irrupción del “streaming”
• Al rescate de la caligrafía: el bello arte de escribir a mano con tinta y papel sigue vigente y busca nuevos seguidores

Comenzó hace 45 años en el garaje de la casa de la Dra. Liliana Mayo en la época en que todavía estudiaba Psicología Clínica y estaba realizando su internado. La intención de Mayo era mejorar la vida de las personas. Por cosas del destino, llegó a conocer la educación especial y su vida cambió. Con ocho niños en aquel espacio de la casa que le cedieron sus papás se sembró la primera semilla del Centro Ann Sullivan del Perú (CASP), una reconocida asociación civil sin fines de lucro que brinda servicios a personas con habilidades diferentes (personas con autismo, síndrome de Down, deficiencia cognitiva, parálisis cerebral, entre otras) y sus familias.

“El objetivo era no solamente enseñar a los alumnos con habilidades diferentes, sino a sus familias. Entonces lo que hacemos nosotros es transformar a las familias de personas con habilidades diferentes a fin de que ellos puedan cambiar a sus hijos, para que sean independientes, productivos y felices”, nos dice la Dra. Liliana Mayo. Otros países han replicado el modelo peruano de Ann Sullivan, como Panamá, Argentina y Brasil, pues este llama la atención del mundo al lograr que muchos de sus alumnos sean los que financien económicamente a sus familias. “Por ejemplo, un alumno que antes estaba con su casita de paja, ahora ya construyó su casa de madera y se va por una de cemento, y cuando sus padres están enfermos o tienen accidentes, los que se hacen cargo de las cuentas es nuestro alumno. Así que eso internacionalmente ha llamado la atención de organizaciones como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud”, recalca la fundadora.

Cambio de vidas

La Dra. Liliana Mayo nos cuenta que también quieren llegar a las zonas más remotas de nuestro país, por lo que están realizando videoconferencias o viajando a provincias para que los niños con habilidades diferentes y sus familis tengan la oportunidad de recibir una educación de calidad. “Lo que hacemos con ellos desde chiquititos es prepararlos para la vida, educándolos con el Currículum Funcional-Natural, creado por la Dra. Judith LeBlanc de la Universidad de Kansas. Se les enseña todas las tareas de una manera práctica para que puedan practicar en la casa con sus padres”.

Lograr la participación de la familia es parte importante de la educación de Ann Sullivan, donde se unen padres, hermanos, abuelos y todos los integrantes. Asimismo, cuentan con un equipo de profesionales altamente capacitados y experimentados, quienes reciben una capacitación continua de 280 horas al año, con el propósito de mantenerse al día con las mejores prácticas y perfeccionar sus habilidades. Los alumnos de Ann Sullivan presentan diferentes diagnósticos, la gran mayoría (un 70%) son niños que tienen autismo. En sus aulas ayudan a menores desde los dos años de edad. Los mayores tienen hasta 58 años; es decir, la asociación acoge a las personas en sus diferentes ciclos de vida.

Pero no se puede continuar esta labor sin ayuda, por ello cada año Ann Sullivan realiza actividades como la venta anual en Casacor y el tradicional almuerzo en la Huaca Pucllana organizado por el Comité de Apoyo, fundado por Miki Miró Quesada. El comité le pone alma, corazón y vida en la búsqueda de financiamiento de las becas del más del 50% de familias que están con un apoyo social para la educación de sus hijos. Todo el dinero recaudado se destina a financiar becas para sus estudiantes. Además, cada año se convoca a una variedad de empresas a unirse a la causa y muchas vienen colaborando con el evento anualmente. Acercarse y donar al Ann Sullivan es darse la oportunidad de cambiar vidas, un acto de desprendimiento que será valorado por buenos corazones. //