
Escucha la noticia

Cien años de radio en el Perú: una historia que empezó en el cerro San Cristóbal, ajena al pueblo, y que se resiste a los tiempos de streaming y podcasts
Resumen generado por Inteligencia Artificial
Accede a esta función exclusiva
Resume las noticias y mantente informado sin interrupciones.
Por entonces, todo era tan nuevo que no existían ni la televisión ni el Internet. Las noticias llegaban impresas, las canciones se escuchaban en vivo o no se escuchaban, y la voz de alguien lejano era, casi siempre, un privilegio reservado a la imaginación. Hasta que una mañana de junio de 1925, el Perú escuchó una voz lejana y en vivo saliendo de un parlante. Era la primera transmisión radial registrada en el país. Para celebrarla, el gobierno de Augusto B. Leguía colocó dos automóviles equipados con receptores en la Plaza de Armas y en la plaza San Martín, para que los transeúntes pudieran escuchar, maravillados, el invento. Incluso El Comercio abrió el hall de su sede en el Centro Histórico para que el público oyera la magia de esa música lejana, gracias a sus potentes receptores.
LEE TAMBIÉN | Fiestas desde la 1 de la tarde, clubes nocturnos y brindis en las alturas: la nueva noche limeña para los mayores de 30 años
La OAX, la primera estación de radio en el Perú, tenía su sede en una casona del jirón Washington, en el Cercado de Lima. Aquellas primeras transmisiones de prueba eran esencialmente musicales: sonaban piezas de orquesta en vivo, como el clásico “Claro de luna”, y también algunas voces populares como las del dúo criollo Montes y Manrique, quienes participaron en los ensayos generales. En esos días, la radio estaba lejos de estar “más cerca de la gente”, como rezaría décadas después uno de sus eslóganes más memorables. Al inicio, era un lujo reservado para las élites: solo quienes podían costear un receptor —aparatos grandes, caros y escasos— accedían a ese nuevo milagro del sonido. Tan prohibitivo era el nuevo medio, que El Comercio, ese mismo 15 de junio de 1925, publicó un extenso artículo-tutorial sobre cómo construir un radioreceptor en casa, con materiales accesibles para los hogares peruanos.
Newsletter exclusivo para suscriptores

Juan Carlos Fangacio presenta en exclusiva lo que traerá nuestro suplemento sabatino, cada viernes.

Detrás de la hazaña de la radiodifusión en el Perú hubo varios pioneros, entre ellos el ingeniero estadounidense Pendleton Lehde, quien llegó al país en los años veinte con camiones cargados de equipos, planos y la misión de instalar la primera antena radial. Después de meses de estudios, eligió la cima del cerro San Cristóbal para levantar la torre de transmisión, y hasta allá subía todos los días en un precario carrito jalado por una soga. Lehde y su esposa pasaron seis meses en Lima, viviendo en una casa de la avenida Colón y, según contaron en una entrevista con El Comercio en 1968, se adaptaron tan rápido a la cultura local que incluso cuando iban “al chino de la esquina” pedían su “yapa”.
La radio se vuelve popular
En sus años tempranos, la radio peruana era vista como un producto sofisticado, ajeno todavía a las grandes mayorías. Al menos, esa era la visión de la Peruvian Broadcasting Company, la primera empresa radial del país y propietaria de la señal OAX, que más adelante se convertiría en la futura Radio Nacional. Pero ese perfil elitista no duraría mucho.

Como señala Emilio Bustamante —docente e investigador que ha estudiado en profundidad la historia de la radiodifusión en el Perú— en su artículo “Los primeros veinte años de la radio en el Perú”, el fenómeno más importante de la década de 1930 “fue el acceso de la cultura popular al medio y su conversión en masivo”. Durante el gobierno de Óscar R. Benavides, la radio comenzó a orientarse hacia lo popular. A fines de esa década, muchas emisoras ya contaban con auditorios donde las personas podían ir a escuchar en vivo a artistas peruanos e internacionales. Los noticieros y los programas concurso, orientados al entretenimiento y dirigidos especialmente al ama de casa, le cambiarían la cara al medio, acercándolo —ahora sí— a la gente.
La radio desarrolló su propio ‘star system’. Muchas de las figuras que luego brillaron en la televisión de los años cincuenta venían de la radiofonía, como el carismático animador Augusto Ferrando, por citar solo un caso. Para Freddy Morales, decano de los DJ en el Perú y voz vigente a sus 77 años en radio Mágica, los grandes años de la radiodifusión tienen nombre y apellido. “Yo crecí escuchando a locutores como Pablo de Madalengoitia, Humberto Martínez Morosini, Elías Roca, Pepe Ludmir. Todos ellos tenían estilo, presencia, una forma de hablar que te atrapaba”, recuerda.

Morales, que empezó en el medio a los 14 años, rememora con nitidez aquella época en que la radio era el centro de todo: las familias se reunían frente al aparato para escuchar las noticias o los radioteatros que paralizaban al país. Alrededor de esas voces había un halo de misterio: el público ansiaba saber cómo eran los protagonistas, pero muchas estaciones preferían mantener sus rostros en secreto, para no romper el hechizo.
En los años sesenta surgió un estilo de conducción más informal y coloquial, lejos de la rigidez de los locutores de la vieja guardia. Morales fue parte de esa transformación al traer al país el estilo de voz de “tipo americano” a radio Atalaya, una de las primeras emisoras enfocadas en el emergente segmento de adolescentes y jóvenes. “Me acuerdo que nos entrenaron con DJ americanos, como el famoso Cousin Brucie. Aunque no hablábamos inglés, nos ponían sus grabaciones y las de otros, y nos hacían escuchar el ritmo para captarlo”, recuerda. “Ellos no decían ‘Amables radioescuchas...’. De frente entraban a saludar: ‘¡Hola, qué tal! ¡Vamos con los éxitos!’. Es el estilo que ha perdurado hasta ahora”, observa.

A cien años de su llegada al Perú, la radio enfrenta nuevos desafíos. En la era del streaming, cada vez más personas —especialmente los jóvenes— prefieren escuchar podcasts o listas personalizadas en plataformas digitales. Ante ello, muchas emisoras han optado por una apuesta multiplataforma, adaptando sus contenidos a nuevos canales. Aun así, la radio resiste. En el Perú, el 86% de los hogares todavía cuenta con un receptor, y el 71% de la población la escucha de lunes a viernes durante un promedio de dos horas y media, según cifras del Concortv.
“A la radio le han querido hacer su certificado de defunción no sé cuántas veces… y no muere”, dice Freddy Morales. Para él, la radio no ha sido desplazada, solo ha cambiado de forma. Ya no hay llamadas en vivo como antes, sino audios de WhatsApp; ya no se limita al territorio nacional, ahora llegan mensajes desde Moscú, Londres, Roma o Nueva York. “Gracias al Internet, te escuchan de todos lados. Ese era mi sueño de chico: que nos escucharan en el mundo”, comenta. Y sobre los podcasts, el veterano lo tiene superclaro: es la misma lógica de la radio, solo que llevada a otro medio. “Observa los estudios que usan, los escritorios, los micrófonos... es la misma estructura radial”. En pleno 2025 la radio no ha salido todavía del cuadrilátero. Aguanta, se adapta, y sigue dando pelea. //

La radio en cifras
♦♦ Según un estudio de Concortv de este año, en el Perú hay actualmente 6.450 estaciones de radio. Esto es 23 más que el año pasado. La región del Perú con más señales es Cusco, que tiene 563 estaciones de radio. Lima cuenta con 410.
♦♦ El 69% de estaciones del país tienen una finalidad comercial, mientras que el 29% dedican su programación a contenidos educativos. Un 1% son las llamadas “radios comunitarias”.
♦♦ El público adulto es el principal consumidor de radio en el país, con un rango de edades que oscilan entre los 45 y 65 años.
♦♦ Las empresas o entidades con mayor número de estaciones son la Asociación Cultural Bethel (234 estaciones), CRP Radios (136 estaciones), Grupo RPP (113 estaciones) y el IRTP (94 estaciones).










