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No me siento capaz de abrir un evento así cuando hay aquí un trabajo de investigación sobre el árbol que ha salvado a la humanidad”, dijo el especialista argentino que había conseguido ser expositor principal en aquel congreso científico internacional organizado por el Colegio Médico del Perú. “Parece que ni a mi arbolito ni a mí nos conoce nadie”, decía el tecnólogo médico Roque Rodríguez Barrutia antes de ese día. Sin embargo, aquella noche del 2006 terminó presentándose ante otros profesionales de la salud con su arbolito “desconocido”: nada menos que la quina, planta que guarda los innumerables secretos curativos de nuestros ancestros.
En julio del 2005, Rodríguez inició el Instituto Nacional de Investigación de la Expedición Científica “Por la ruta del árbol de la quina”, junto a otros profesionales trujillanos. Desde ese momento su trabajo consiste en estudiar, ubicar y buscar la preservación de la quina en distintos puntos del Perú, tras haber sido declarada en peligro de extinción por el Inrena varios años atrás. “Aunque aún no contamos con apoyo directo del Estado, ya podemos decir que el árbol de la quina está restituyéndose”, nos dice con seguridad. El 2010, Somos acompañaba a Rodríguez al Santuario de Cascarilla –otro de los nombres con los que es conocida la planta–, cerca de Jaén, para mostrar las siete especies de cinchona existentes. Era la mayor variedad en un solo lugar del Perú. Hoy ya es posible hallarla en localidades tan distantes entre sí como Ayabaca en Piura o Sandia en Puno. También está en Cañaris, Lambayeque; Amazonas, Chanchamay o, además de Jáen o Baños del Inca, en Cajamarca.
![BROTES. Investigador Roque Rodríguez Barrutia muestra algunos brotes de árbol de la quina. Se ha comprobado que el cultivo resiste, incluso, en áreas de relaves mineros. Gracias a esto, se podría reforestar zonas maltratadas por la minería ilegal.](https://elcomercio.pe/resizer/pxBtVWZpqlkAaN9w-_4HRui-dJc=/620x0/smart/filters:format(jpeg):quality(75)/arc-anglerfish-arc2-prod-elcomercio.s3.amazonaws.com/public/S5KRFBXQWJDS5D2XUG4H53SUZA.jpg)
Rodríguez nos da una primicia: acaba de encontrarse un árbol de la quina en la localidad de Ongón, en Pataz, La Libertad, cerca de la ceja de selva que colinda con San Martín. Para el especialista, es hora de que el Ministerio del Ambiente o el de Agricultura hagan un censo oficial de los árboles que ya están floreciendo en todo el país. “Hay algo que parece extraño e inexplicable –anota Rodríguez–: un árbol de la quina tira un millón de semillas cada vez que florece. Y florece dos veces al año. ¿Cómo es posible que una planta que produce dos millones de semillas al año hayapodido estar en extinción?”.
AQUEL ARBOLITO
“Todas las propiedades referidas a la quinina y los metabolitos que tiene el árbol de la quina están en la hoja, corteza, tronco o flores y pueden aprovecharse desde que tiene tres o cuatro años”, indica Rodríguez. De hecho, ya hay una propuesta emitida por la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales (SPEIT) revisada y consensuada con la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (SOPEMI), la Sociedad Peruana de Medicina Interna (SPMI) y la Sociedad Peruana de Neumología (SPN). En ella señalan que existe evidencia de estudios in vitro, no controlados, que sugieren que cloroquina e hidroxicloroquina, dos compuestos sintéticos, tienen actividad contra SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19. En Estados Unidos, la FDA ya autorizó el uso de la hidroxicloroquina en pacientes graves.
![El árbol de la quina representa nuestra riqueza natural en el escudo nacional desde 1825. A pesar de esto, algunas representaciones del escudo muestran, equivocadamente, un ficus.](https://cdna.elcomercio.pe/resources/dist/elcomercio/images/default-md.png?d=2)
Nuestro país también lo está haciendo. Ya hay equipos multidisciplinarios a nivel mundial que se adhirieron a la investigación fomentada por la OMS. El mundo espera pronto resultados oficiales. “Nuestro equipo de investigación se ha asociado con la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) para trabajar con los extractos de la quina”, nos dice Rodríguez. “Esperamos, lo más pronto posible, entregar macerados y encapsulados de la misma corteza de la planta, para demostrar que es posible un tratamiento contra el coronavirus basado en el árbol de la quina”.
![El árbol de la quina en toda su plenitud. Esta imagen pertenece a un Cinchona officinalis crecido en el Bosque de Protección de Pagaibamba, en Chota, Cajamarca.](https://elcomercio.pe/resizer/NcUlbb64ynjiVUgX4snEU0GwYLE=/620x0/smart/filters:format(jpeg):quality(75)/arc-anglerfish-arc2-prod-elcomercio.s3.amazonaws.com/public/KAH52XPV6JFL7KZC3R3ILVNI7U.jpg)
También hay un proyecto para sembrar, en corto plazo, más de 30 mil árboles en todas las regiones del Perú. El especialista asegura que ya se ha conversado con representantes de ministerios vinculados y el Gobierno regional de La Libertad. Solo falta que las autoridades aceleren el paso. Cuando uno ve los alcances médicos que pueden tener sus propiedades, olvida que la quina también es materia prima del agua tónica y del amargo de angostura que lleva nuestro pisco sour, bebida de bandera. Trujillo es cuna del grito de independencia –ocurrido en 1820– y, ahora, también del rescate del árbol ancestral. A puertas del bicentenario y en días de cuarentena obligatoria, esto parece más que una caprichosa coincidencia. //