Un grupo de jóvenes realizan el sembrado del árbol de la quina en la localidad de Cascarilla, Jaén. El Instituto Nacional de Investigación de la Expedición Científica “Por la ruta del árbol de la quina”, espera que puedan sembrarse unos 30 mil árboles en todo el país antes del 28 de julio del 2021.  (Foto: Sebastián Castañeda)
Un grupo de jóvenes realizan el sembrado del árbol de la quina en la localidad de Cascarilla, Jaén. El Instituto Nacional de Investigación de la Expedición Científica “Por la ruta del árbol de la quina”, espera que puedan sembrarse unos 30 mil árboles en todo el país antes del 28 de julio del 2021. (Foto: Sebastián Castañeda)
Ricardo Hinojosa Lizárraga

No me siento capaz de abrir un evento así cuando hay aquí un trabajo de investigación sobre el árbol que ha salvado a la humanidad”, dijo el especialista argentino que había conseguido ser expositor principal en aquel congreso científico internacional organizado por el Colegio Médico del Perú. “Parece que ni a mi arbolito ni a mí nos conoce nadie”, decía el tecnólogo médico Roque Rodríguez Barrutia antes de ese día. Sin embargo, aquella noche del 2006 terminó presentándose ante otros profesionales de la salud con su arbolito “desconocido”: nada menos que la quina, planta que guarda los innumerables secretos curativos de nuestros ancestros.

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