“En vivo: 12′ Gol de Lapadula para el local. Gorica 1-1 Domzale”.
Esta fue la primera aparición de Gianluca Lapadula (Turín, 1990) en medios peruanos. Más precisamente en la cuenta de Twitter De Sangre Peruana, un entusiasta medio de información actualizada de futbolistas nacidos en Perú o de origen peruano jugando en diferentes partes del mundo. Espíritu de Indiana Jones buscando tesoros. Era el 8 de marzo del 2014 a las 9:15 a.m. en el celular local desde donde salió el tuit. En Eslovenia, país de la liga donde jugaba Lapadula, ya marcaban las 3:15 de la tarde. Pese a todo lo que dicen de él, el delantero italiano de madre peruana sí sabía algo del Perú: fotos del barrio de Chorrillos donde vive su abuela y sus primos, un compañero que hablaba de Matute y entonces en el Gorica, con él -Johnny Vidales- y la marca Walon por una vieja camiseta de niño con el 9 que alguna vez usó Paolo Guerrero.
Todavía no causaba esta curiosidad de rara ave descubierta en el Pacaya Samiria.
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BENVENUTO, LAPADULA
La historia es así: en 2015, videos, data y otra información biográfica llegó a Videna sobre un delantero de raíces peruanas -su madre, doña Blanca Aída- llamado Gianluca Lapadula Vargas. Todavía no tenía el tatuaje de indio/inca en el brazo izquierdo. Se hizo el cálculo y por su fecha de nacimiento -7 de febrero de 1990 pudo ser Jotita, compañero de Manco, hijo de Jota Jota Oré-. Ricardo Gareca lo fue a buscar en 2016 hasta Italia y aquella vez dijo que no, que esperaría un llamado a la selección italiana. La vida era diferente para Lapadula de cómo es hoy: estaba por firmar un contrato millonario con el AC Milan -se estiman unos 10 millones de dólares- y en medios italianos se escuchaba el rumor sobre su convocatoria a la Azurra, la selección cuatro veces campeona del mundo (1934, 1938, 1982 y 2006). En 2016, Perú era la muy discreta selección octava de Sudamérica y cargaba -qué bien se dice en pasado ahora- 36 años sin clasificar a un Mundial.
Sinceramente, no lo culpo.
¿Qué ha pasado desde entonces hasta hoy, que los periodistas deportivos hemos cambiado los números de la Videna por los de Migraciones? Más allá del tatuaje, Lapadula llamó al Tigre Gareca para contarle que tramitaría el DNI peruano y que necesitaba ayuda urgente, anunciado así su deseo de jugar por Perú. En Videna tomaron contacto con la Cancillería y al término del trámite, Gianluca Lapadula se convirtió en tendencia nacional, polémica patria, broncas interminables por Twitter. ¿Argumentos? Sin Paolo Guerrero (lesionado) y el discreto nivel de Ruidíaz, Perú necesita un 9 que eleve su competencia. Lapadula ha hecho 60 goles desde aquel lejano 2015, todos en el fútbol italiano, y solo en la temporada 2019/2020 marcó 11 con el Lecce. En las Eliminatorias -ya se sabe- no se premia al que prepara el mejor cebiche: gana el que hace más goles. Lapadula algunos tiene.
Y como esto es fútbol, de alta competencia, una selección necesita futbolistas atletas: no soldados que quieran enlistarse para recuperar Tiwinza.
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EL ÁLBUM FAMILIAR:
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