La historia de ‘Lolo’ Fernández –antes de ser ídolo, leyenda y héroe de culto– es similar a la de cientos de jóvenes nacidos fuera de Lima que sueñan con convertirse en futbolistas profesionales. Era 1929 cuando su padre, Tomás Fernández, lo subió a un bus que lo trajo de su natal Cañete para que culmine el colegio en la Residencia de Estudiantes. El joven Teodoro, de entonces 15 años, fue recibido por su hermano mayor, Arturo, quien lo llevó a probarse en la Federación Universitaria de Fútbol. Allí descubrió un espacio para crecer y entender que el deporte, más que un juego, es disciplina, constancia y sacrificio.
Casi un siglo después, son esos valores los que la institución crema trata de inculcarles a los chicos que llegan para acogerse en su casa-hogar, ubicada en el histórico estadio de Breña. El proyecto nació hace 22 años, pero debido a la pandemia tuvo que cerrar sus puertas. Este 2022, con la reactivación del fútbol de menores, volvió a funcionar y hoy son quince los jóvenes futbolistas, provenientes de distintas regiones del país, que viven en este lugar con el objetivo de formarse como deportistas de alto nivel.
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Uno de ellos es Jerry Navarro (20), natural del barrio de Belén, en Iquitos. Alto y fornido como una torre, fue descubierto por el equipo de scouting del club merengue, mientras jugaba un partido en la cancha del colegio Mariscal Óscar R. Benavides, de su ciudad. Lo invitaron a pasar una prueba en Lima, en la que se presentaron más de 300 chicos de su categoría que aspiraban al puesto de lateral derecho. Solo él y un compañero fueron elegidos. “Al principio no tenía dónde quedarme, no tengo familia en Lima. Al conocer mi situación, me invitaron a formar parte de la casa-hogar”, relata Jerry, quien ya forma parte del equipo de reservas, el paso previo antes de debutar en primera.
Jerry comparte habitación con otras dos jóvenes promesas, a quienes considera su familia: Josué Torres (18) y Ángelo Flores (18). Josué viene de Chiclayo, juega de mediocentro, admira al español Sergio Busquets, pero su máximo ídolo es José Luis el ‘Puma’ Carranza. “Estoy trabajando duro para firmar mi primer contrato profesional y así poder apoyar económicamente a mis padres”, comenta. Ángelo, por su parte, también nació en Iquitos, es back central y, aunque está saliendo de una lesión, se mantiene enfocado en su objetivo: llegar al primer equipo de la ‘U’ y ser convocado a la selección. “Para ser jugador de Universitario hay que ser gente de bien, como diría ‘Lolo’. Por eso, lo que busco es seguir creciendo como futbolista y como persona”, concluye.
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COMO EN CASA
Los días en la casa-hogar del Lolo Fernández comienzan poco antes de las seis de la mañana. A esa hora los chicos despiertan, se alistan y toman desayuno en el comedor para ir a entrenar a la Villa Deportiva del Club Universitario de Deportes (VIDU), en Lurín. Antes del mediodía, retornan en bus a Breña, almuerzan, toman siesta y hacia el final de la tarde hacen trabajos físicos en el gimnasio. Luego se relajan viendo una serie en Netflix, leyendo un libro o yendo al cine a ver una película de estreno. A las diez de la noche se apagan las luces.
“En la unidad de menores, buscamos jugadores con determinadas características que se adecúen al perfil que queremos. Por ejemplo, un defensor o arquero no debe medir menos de un metro ochenta”, cuenta Mirko Gonzales, jefe de scouting de Universitario. “El proceso de captación tiene varios niveles. Antes de que lleguen a la casa-hogar, además de ser chicos talentosos y de un nivel socioeconómico que no les permite acceder a una vivienda en Lima, tienen que ser buenos estudiantes”, añade.
Gonzales cuenta que los chicos de la casa-hogar tienen a disposición las áreas de nutrición, psicología y desarrollo del talento. Los menores que están en etapa escolar cuentan con tutores académicos que les brindan soporte para el seguimiento de sus estudios. Para sacar adelante este proyecto, la actual administración del club ha buscado aliados estratégicos que contribuyan al desarrollo integral de los jóvenes futbolistas: el Banco de Alimentos, Perú Champs (becas de estudio) y Crema Runners (implementos de hogar).
De igual forma, varios grupos de hinchas merengues se han sumado a realizar donaciones para contribuir con la mejora de las instalaciones y mobiliario. Saben que, para salir de la crisis financiera y volver a ganar títulos, todos deben remar hacia el mismo sentido. //
Entre abril y mayo, el Banco de Alimentos Perú entregó 630 kg de alimentos a la casa-hogar Lolo Fernández, según las necesidades nutricionales que requieren para su crecimiento como deportistas. “Con este convenio, continuaremos contribuyendo a nuestro propósito de luchar contra el hambre”, dice Daniela Osores, gerente general.