Un vuelo de apenas hora y media desde Lima nos acerca a la segunda área protegida más grande del Perú: la reserva nacional Pacaya Samiria. La aventura comienza en el aeropuerto mismo de Iquitos, con el bus que nos traslada a la localidad de Nauta, ubicada al margen izquierdo del río Marañón. Continúa cuando subimos a bordo de una chalupa, la pequeña embarcación que nos dejará en la llamada zona de amortiguamiento de la reserva. En este lugar se asienta una serie de hospedajes especiales para los visitantes.
Hay que estar preparados para llegar al paraíso. En medio de nuestro viaje, río arriba por el Marañón, una tormenta nos hace entender que la naturaleza puede desatar su furia en cualquier momento. Por eso es importante llevar ropa impermeable o un poncho de plástico para evitar mojarnos o, en el peor de los casos, contraer un cuadro de hipotermia.
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Esta reserva, cuya superficie constituye el 1,5% del territorio nacional, solo se puede recorrer a través de los ríos Pacaya (tributario del río Ucayali) y Samiria (afluente del Marañón). “En esta zona se ha reportado la presencia de más de mil especies de vertebrados, lo que representa un 27% de la diversidad de estas especies en el país y el 36% del total registrado para la Amazonía”, explica Rody Flores, el guía que nos acompaña.
Cerca de las riberas se pueden observar aves tropicales como el shansho, el águila negra y la garza cuca. Y si afinamos la vista, con algo de suerte nos podemos topar con lobos de río, venados y sajinos.
Este paraje es refugio de uno de los animales más insólitos que podemos conocer: el delfín rosado, con su peculiar pico largo y cabeza abultada. Según la mitología amazónica, esta especie tiene el poder mágico de embarazar a las mujeres que se acercan a los ríos por las noches.
JUGUEMOS EN EL BOSQUE
Luego buscamos un lugar para desembarcar. Los visitantes únicamente podemos pisar tierra firme en los centros poblados aledaños. La mayoría de ellos, como la comunidad 20 de Enero, se dedican a la extracción y venta del fruto del aguaje y a la crianza de paiche, el pez más grande de la Amazonía. Aquí, también podemos adquirir sus artesanías hechas a base de madera, coloridas telas y semillas, como el huairuro.
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Ya de vuelta en Iquitos, nos dirigimos por el río Amazonas al ecolodge Avatar Amazon & Canopy Park. Este lugar, a 40 minutos de la ciudad, cuenta con un circuito de canopy y zipline que consta de varios niveles: 5 tirolinas de diferentes alturas, 2 puentes colgantes, una malla escaladora, un péndulo y descenso en rapel.
Todo el parque es comandado por especialistas y personal calificado en deportes verticales. Antes de iniciar el circuito recibimos sus indicaciones y nos equipamos con arneses, casco de protección y guantes. Para completar el recorrido conviene tener un buen estado físico y no temer a las alturas. La experiencia es vertiginosa y dura aproximadamente una hora y media.
Y si lo nuestro son los deportes acuáticos, tenemos que hacer una parada obligada en la playa Santa Clara, en el río Nanay. Es el sitio ideal para practicar jet ski, extreme tubing y wakeboard. Aquí recomendamos pasar un full day lleno de adrenalina, en el que podemos disfrutar de un entorno natural inmejorable y las delicias amazónicas que preparan en los puestos de comida.
Bajo un sol radiante, y con el paisaje reflejado en el río como un espejo, es inevitable pensar una vez más que el Perú, más allá de sus problemas, es una maravilla. //
¿Dónde hospedarse?
En Pacaya Samiria, Pacaya Samiria Amazon Lodge. Contacto: 993500015.
En Iquitos, Casa Kukama Lodge. Contacto: 959217400.
Deportes de aventura
Circuito de canopy en Avatar Amazon Lodge (@avatar_amazon_lodge).
Y deportes acuáticos en Blue Lake Iquitos (@bluelakeiquitos).
Más información
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