“El Mundial del que nunca nos fuimos”. Así se llama el especial de El Comercio preparado hace unas semanas sobre la selección peruana de fútbol, un nuevo repaso, un repaso fotográfico de imágenes inéditas, una cápsula para viajar en el tiempo. ¿Por que esa Copa del Mundo de México 70 significa tanto para los hinchas de la Blanquirroja, sobre todo para quienes ni siquiera habían nacido? ¿Qué se ha descubierto en estas semanas en los pies de Cubillas, de Chale o Mifflin, que permanecía oculto a pesar de haber existido siempre, en la memoria? ¿Por qué la transmisión de los partidos de ese Mundial ha tenido tanto rating como un dominical político?
Y bueno, todo era cierto.
México 70 nos presentó al mundo. Fue el primer pantallazo de lo que era Perú: un equipo de frac con modales de esquina. El pasado siempre causa curiosidad. Saber de dónde venimos, quiénes fuimos, en qué fallamos. Qué de todo eso que los abuelos decían era cierto.
Y bueno, todo era cierto.
MIRA: Perú 3, Marruecos 0: el día en que Roberto Chale le enseñó al mundo cómo se jugaba en el Perú
ESCUCHA: Jugamos como Nunca – Ep. 2: Juan Manuel Vargas: Loco, ¿qué estás haciendo? | Podcast
***
¿Qué es una consagración? ¿Qué vuelve estampitas a muchachos que corrían en un arenal? El fútbol tiene la varita mágina de la Tinka: elige a un puñado de hombres y les da espacio en los diarios. Si trabajan esa suerte, les da eternidad. Antes del Mundial de Rusia, el mundo sabía de Perú por Chumpi, Chale y Cubillas. Miraba a una selección estacionada en los años 80. Fuera del embajador Pizarro, apenas conocía a Paolo -por su gol en el Mundial de Clubes-, a Jefferson -por sus años europeos- y la crítica miraba a Gareca como se hace con un pirata extravagante que viene por el oro del Perú: con extrañeza y admiración. Todo lo demás era rumor, cuando no pasado. Eran hojas sepia.
Ese Mundial y la final de la Copa América abrieron las fronteras: fuera de esos apellidos clásicos, fue la ratificación de otros hombres más cercanos al nuevo Perú, este país que ya no debe ser solo Lima o Miraflores. Ahí está, por ejemplo, Edison Flores, el enano de Collique, dos horas de camino hasta Lima Norte. Ahí está Miguel Trauco, el lateral izquierdo que dejó Tarapoto para hacer pataditas al pie de la Torre Eiffel. Ahí está, también, Luis Advíncula, el Rayo, cuya tenacidad para adecuar sus movimientos de velocista y soportar la crítica abusiva, parecen prehistoria al lado de su presente español.
Y detrás de ellos, todos los que sueñan ser como ellos.
El fútbol es combustible: usémoslo para prender la chimenea cuando toquen días de frío, que van a llegar. Cuando no haya Mundiales ni finales de Copa América, como la del año pasado ante Brasil. Y esta no es ninguna apología a la derrota, al contrario. Para ganar hay que saber llegar. Y de eso también se trata esta nota.
***
La euforia por los 70 no es solo peruana: este junio se cumplieron 50 años de la primera Copa que se transmitió a colores, allí donde vimos a Pelé sentar las bases de su reino. La fiebre ha sido mundial desde la cuenta de Twitter oficial de FIFA World Cup @FIFAWorldCup. Messi, Mbappe, Cristiano e incluso O’Rei fueron revisitados en sus looks. Un juego en photoshop que paralizó las redes.
El 15 de junio último, TyC Sports, el canal de TV deportivo más importante de Argentina publicó una imagen de Lionel Messi versión México 70. Un juego en photoshop que activó, nuevamente, ese juego al que nos prestamos los fanáticos futboleros: ¿este pudo jugar al lado de aquel? ¿aquel fue mejor que este, sin importar la época?
La foto de Messi mantuvo ocupado a más de 2000 usuarios en Twitter, que reaccionaron a la foto vintage.
***
En Somos, hinchas de la selección, nos planteamos un juego. Quisimos hacer un ejercicio nostálgico con esos futbolistas símbolos de la esperada clasificación a Rusia 2018: Pedro Gallese, Edison Flores, Christian Cueva, Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. Cinco apellidos que resumieron la campaña de la selección peruana de Ricardo Gareca que convirtió la pesadilla en milagro y luego en boletos aéreos a Rusia. Sobre este Perú habría que decir algo más: respondió con altura a ese viejo recuerdo que los abuelos refieren sobre el equipo del 70, sensibilidad en el chimpún, juego asociado, paredes como en un condominio.
El trabajo corrió por cuenta de Verónica Calderón Chui, editora gráfica de la revista, que les puso look y facha de la época: los maravillosos setenta. Este es el resultado. Puestos así, cualquiera de ellos encajaría en las fotos de ese mágico Perú que puso la primera piedra de su estilo en canchas mexicanas.