Stephanie Cayo (Lima, 1988) recibe el Año Nuevo con optimismo. Ha pasado los últimos meses de 2024 en la playa, uno de sus lugares favoritos, junto a quienes considera una de las compañías más valiosas de su vida: su familia, el clan Cayo.
Como parte de una familia de artistas, esta temporada ha estado llena de bailes, canciones, risas y anécdotas, algo que Stephanie consideraba necesario tras un año marcado por la introspección, la reflexión y la toma de decisiones. “Ha sido un tiempo para despedir cosas y dar la bienvenida a otras nuevas”, confiesa. Lista para escribir y protagonizar nuevas historias, la actriz dialoga con Somos, recordando pasajes de su temprana fama, el regalo que representan sus hermanos y los proyectos que la emocionan en el mundo del entretenimiento.
¿Sientes que 2024 ha sido un año de reflexión e introspección para ti?
Sí, fue un año que realmente me llevó a poner punto y aparte a muchas cosas. En general, es un proceso que siento que he venido transitando desde hace tres años, después de mi separación. Es interesante, porque en lo personal ha sido de los tiempos más complicados, pero en el campo laboral sucedieron cosas muy buenas.
Como producir tu primera película, en 2023.
Así es. “Dime lo que quieres (de verdad)”, es una idea que comencé a escribir con ilusión. Ese proyecto dio pie a descubrir esta nueva pasión que tengo de escribir. Estoy en ese proceso curioso y emocionante de desarrollarme más en ese terreno nuevo para mí.
¿Sobre qué escribes ahora?
Me gustan los géneros de ficción y de comedia. Pero ahorita me encuentro trabajando en dos series: una de comedia y otra de ciencia, medio distópica. Siento que, volviendo a la primera pregunta, el 2024 me llevó a poner ese punto y aparte que me permitió abrirme al mundo de la escritura por fin y de lleno. Dedicarme seriamente a ello. Sobre las series, espero pronto poder materializarlas y que vean la luz.
¿A qué retos se enfrenta un actor al trabajar detrás de cámara escribiendo y produciendo?
Siento que es como tener el privilegio de estar justo donde comienza la magia, en el origen de la creación. Como actor, uno también tiene la oportunidad de explorar muchas facetas, pero producir y escribir abre las puertas a un mundo igualmente interesante. Por supuesto, es un desafío, como lo es cualquier proyecto nuevo.
¿Qué te impulsa a seguir explorando en el área?
Trabajar con mis amigos en el medio y aprender más de ellos. Esa dinámica se ha vuelto fundamental para mí. Gracias a Dios tengo muchos compañeros en la industria, en países como México, Colombia y España. Colaborar con gente que admiro y cuyo talento es exponencial, me hace apasionarme más. Me da perspectiva desde lo bueno, lo difícil y lo retador que es levantar un proyecto desde su construcción.
El año que se fue también pudimos verte más conectada con tu familia y con el Perú en redes sociales, pasando más tiempo en la capital. ¿Qué te llevó a ello?
Siempre vuelvo como mínimo dos meses al Perú para enfocarme en los programas de Performing Arts (escuela que lidera junto a sus hermanos). Pero en 2024 me parece que he pasado más de tres meses aquí y ha sido genial poder tener a mi familia de cerca con más continuidad. La dinámica con ellos siempre es genial.
Enfocados en potenciar el talento de las nuevas generaciones en el mundo de las artes escénicas, los hermanos Cayo crearon la escuela Performing Arts, que cuenta con programas especializados únicos en el Perú para formar artistas y abrirles puertas con convenios y becas en España y Estados Unidos. La convocatoria para su programa intensivo ya se encuentra abierta. Puede enterarse más a través del perfil de IG @performingartsperu o vía WhatsApp al 965 319 469.
Incluso hace un tiempo develaron un vistazo de lo que sería un documental sobre tu familia. ¿En qué quedó este proyecto?
Seguimos trabajando en eso. De hecho, estamos desarrollando ahora el concepto de ‘docu follow’ con cada hermano y sus proyectos, algo que le sumará a la dinámica del ‘reality’ familiar. Esperamos pueda ver la luz pronto. Ojalá.
Los Cayo destacan por su creatividad y talento en el arte. ¿Qué otras cosas sientes que te suma estar al lado de tus hermanos?
Estar con ellos es tener ideas todo el tiempo. Pero también me lleva a reflexionar sobre cómo cambian las personas, cómo crecen aún ya siendo adultos. Así que es muy lindo volver a aprender de ellos, a reconectar incluso cuando se trata de tu familia.
Muchos dicen que la familia y el trabajo deben ir separados. ¿Es fácil trabajar con ellos?
Es muy divertido. Pero no es color de rosa [ríe]. A veces por fuera se ve superbien, pero como estamos locos y muy sensibles, en ocasiones las cosas pueden salirse de control. Nuestra sensibilidad es positiva porque nos permite tener mucha expresividad y cosas que decir, pero también requiere de atención, y cuando todos la pedimos a veces la situación puede desbordarse. Igual, ninguna pelea dura mucho, porque somos muy unidos y no nos juzgamos. Llamamos las cosas por su nombre, sin resentirnos.
Este año cumples 37. La industria en ocasiones es exigente con el aspecto y la belleza. ¿Cómo lo vives tú? ¿Tienes algún tipo de temor a envejecer?
La industria ha mejorado en muchas cosas, pero lamentablemente aún en ciertos ámbitos existe esa premisa de verse siempre bien, siempre joven. No estamos acostumbrados a admirar la belleza de la mujer en su etapa madura. Es un tema con muchas capas de profundidad, pero yo creo que mi cuerpo es más que solo lo de fuera. Mi belleza también es mi intuición, mi sensibilidad. Creo que la juventud puede mantenerse desde la manera en cómo ves las cosas, en la libertad que tu cuerpo te da para vivirlas. Ya me están saliendo mis primeras canas, pero no pienso cubrirlas por el momento. Me siento muy bien hasta el momento.
¿Cómo te sientes al ver a la nueva generación de la familia introducirse en el mundo del arte y el entretenimiento?
Orgullosa, por supuesto. Pero también tengo sentimientos encontrados por todo eso que pueden vivir con tanta exposición. Yo estuve expuesta a la fama desde muy chiquita, y supe navegar de la mejor forma junto a mi familia. Pero en ese tiempo no existía la magnitud de redes sociales que tenemos hoy, y ellos están expuestos a todo eso. Hasta ahora han demostrado que pueden con todo sin perder su esencia, y estoy feliz por ello.
¿Y cómo transitas tú ante los comentarios negativos?
Creo que desde pequeña aprendí a sobrellevarlos con una sonrisa. En el colegio me hacían ‘bullying’ y tuve que ponerme fuerte y lidiar con esos momentos en los que me sentí chiquita. Hay una frase que siempre llevo conmigo, y es: “Los que hablan de ti están detrás de ti”. Así que creo que hay que seguir para adelante, dejar que hablen y opinen porque están en la libertad de hacerlo, pero no darles la libertad de que te hagan daño. Creo que cuando a alguien le va bien, es bueno y hace lo que le apasiona, no tiene tiempo para andar criticando a los demás.
¿Qué proyectos te emocionan este año?
Me emociona mucho el simple hecho de sentirme más conectada conmigo misma, con mi familia, con mi país. Espero que las series en las que estoy trabajando en la escritura empiecen a dar sus primeros pasos, así como también me entusiasma que el ‘docu follow’ de mi familia pueda ver la luz.
¿Cómo te sientes al mirar atrás y ver todo lo que avanzaste en tu carrera?
Contenta. Salí muy pequeña del Perú, a los 17, a estudiar en Nueva York con lo que había ahorrado luego de toda una niñez trabajando en comerciales y mi primera novela. Crecí entre flashes desde los 3 años y, sí, he tenido mucha suerte. Pero no le quito crédito a lo mucho que he trabajado, a lo que he sacrificado para estar aquí. Muchos me ven sonriendo siempre, pero también para estar donde estoy tuve que estar mucho tiempo lejos de mi familia, perderme momentos importantes, transitar sola con la muerte de mi padre. Así que sí: soy afortunada, pero he trabajado duro por todo lo que tengo. //